Las denuncias en fiscalía a la AUF duermen la siesta: un escándalo financiero y sin novedades en la justicia

Desde su presidente amenazado de muerte hasta las garantías usadas en dos lugares a la vez.

Los exdirectores del Banco República (BROU), Pablo Sitjar y Leandro Francolino, presentaron una denuncia ante la Fiscalía de Delitos Económicos, encabezada por el fiscal Gilberto Rodríguez, en la que se mencionan posibles actos ilícitos relacionados con presuntos balances falsificados por parte de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).

En la denuncia se destaca un episodio particular: la AUF habría presentado una garantía duplicada tanto ante el BROU, para acceder a una línea de crédito, como ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), con el fin de obtener un anticipo de 10 millones de dólares, que se descontaria  de futuros ingresos.

Los directores del BROU, actuando en su rol de funcionarios públicos, hicieron la denuncia basados en el artículo 177 del Código Penal, al identificar situaciones que podrían configurar delitos financieros.

En su denuncia, Sitjar y Francolino también solicitaron al fiscal Rodríguez el levantamiento del secreto bancario y pidieron que se requiera al BROU toda la documentación relacionada con préstamos, garantías y fideicomisos firmados con la AUF.

La historia comenzó el 30 de agosto de 2024 y se convirtió en una fecha emblemática en la historia reciente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), cuando una denuncia penal de considerable magnitud sacudió los fundamentos del deporte nacional. Un grupo de  clubes de fútbol, que representan una parte significativa de la estructura del fútbol uruguayo, decidieron presentar una acusación formal por presuntos desvíos de fondos y fraudes financieros que involucran a algunos de los altos dirigentes de la AUF. Entre ellos se encuentran Ignacio Alonso, el actual presidente, así como Eduardo Ache y Gastón Tealdi, figuras prominentes en la organización.

La denuncia, formalizada por el abogado y catedrático en Derecho Penal, Gonzalo Fernández, sostiene que estos tres directivos habrían malversado la asombrosa suma de 30 millones de dólares provenientes de los fondos de la AUF, los cuales habían sido recibidos de la CONMEBOL. Este caso ha capturado la atención no solo de la opinión pública, sino también de las autoridades judiciales, y ha llevado al fiscal de delitos económicos, Gilberto Rodríguez, a asumir la investigación de este escándalo que amenaza con socavar gravemente la imagen de la organización que rige el fútbol en Uruguay.

Las repercusiones de esta denuncia no se hicieron esperar en el ámbito financiero. A principios de septiembre, el Banco República (BROU), uno de los patrocinadores y acreedores más importantes de la AUF, tomó la decisión de congelar un crédito crucial para la Asociación tras enterarse de la denuncia penal. Esta medida no solo impactó adversamente en la solvencia financiera de la AUF, sino que también resultó en una rebaja significativa de su categoría crediticia, lo que se atribuye a la falta de garantías y a la presunta mala gestión de sus finanzas.

La situación se complicó aún más cuando el BROU, en un informe interno, destacó una alarmante caída patrimonial del 93% en el último año, cifra que fue corroborada por una auditoría realizada por la consultora británica Grant Thornton. Ante estos resultados preocupantes, la comisión fiscal de la AUF instó a la cúpula dirigencial liderada por Alonso a elaborar un plan de contingencia con el fin de evitar un colapso financiero inminente. Sin embargo, los esfuerzos destinados a corregir la crisis parecen haber sido insuficientes, dejando la situación en un estado de grave incertidumbre.

Este panorama es cada vez más incierto para la AUF. En un contexto donde el fútbol despierta pasiones desbordadas, el enfrentamiento interno entre los directivos se vuelve cada vez más palpable. Mientras algunos sectores defienden a Alonso y lo consideran un líder comprometido con el desarrollo del deporte en el país, otros lo critican severamente, acusándolo de ser el principal responsable de la crisis que atraviesa la Asociación.

El problema se complica aún más al observar que, a pesar de la seriedad de los hechos, la AUF parece estar atrapada en un torbellino de intereses políticos y económicos. Fuentes cercanas a la investigación sugieren que el caso podría estar siendo utilizado como un instrumento en la lucha por los derechos de televisión, uno de los activos más valiosos del fútbol uruguayo. En este sentido, la denuncia penal podría ser solo la punta del iceberg de una serie de maniobras destinadas a tomar el control de los recursos de la AUF.

Desde un enfoque financiero, la situación se torna aún más crítica. Los bancos, cuya función es proteger los intereses económicos, se ven obligados a tomar decisiones drásticas ante la falta de transparencia en los balances de la AUF. Este caso no representa únicamente un problema futbolístico; se trata de un asunto que tiene serias repercusiones en el ámbito financiero. Tal como lo expresaron fuentes del sector bancario, una situación similar en cualquier otra institución habría resultado en consecuencias mucho más severas, incluyendo el cierre de cuentas y el aumento de las tasas de interés debido al riesgo de impago.

¿Hacia un colapso inminente?

El escenario actual de la AUF es sombrío y desalentador. Con una drástica caída de su patrimonio y una serie de denuncias que podrían tener repercusiones judiciales, el futuro del fútbol uruguayo bajo la gestión de Ignacio Alonso está en un delicado equilibrio. Aunque existen facciones internas que defienden su gestión y argumentan que se trata de un ataque orquestado para perjudicar, la situación sigue siendo insostenible y preocupante.

«Esto va rumbo a una colisión inevitable. No es sostenible», asegura un informante cercano a la investigación. La AUF se encuentra al borde de un colapso financiero, y la falta de una estrategia clara y efectiva para superar esta crisis sólo agrava su vulnerabilidad y precariedad.

Mientras tanto, la presión sobre los dirigentes de la AUF aumenta, y la falta de soluciones a la vista pone en tela de juicio su capacidad para gestionar una institución que desempeña un papel central en la identidad nacional. Lo que en un momento parecía ser una gestión exitosa se ha transformado en un escándalo de proporciones sin precedentes que podría tener consecuencias trascendentales para el fútbol uruguayo y su estructura organizativa.

Este conflicto no es simplemente una disputa sobre dinero; es una lucha por el control de una de las instituciones más influyentes y poderosas del país. El futuro del fútbol uruguayo está más que nunca en manos de aquellos que hoy enfrentan severas acusaciones de corrupción y mala gestión. La necesidad de una reforma profunda, transparente y efectiva se vuelve más urgente que nunca, mientras la comunidad futbolística y los aficionados esperan respuestas y acciones concretas que restauren la credibilidad en la AUF y aseguren un futuro más prometedor para el deporte en Uruguay.

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3 Comentarios

  1. Llamen a la fiscal que tiene el caso Carreras que te lo resuelve en 24 horas. Si leyó 700 páginas por día esto lo resuelve en un santiamén.

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