Las «historias de usuarios» de la Biblioteca Nacional

La Biblioteca Nacional (BUN) es sin duda uno de los lugares con mayores tesoros del país. Y allí llegan a diario personas de todo el mundo que buscan encontrar secretos ocultos entre los miles de libros, diarios y revistas que se albergan. En su ciclo «Historias de usuarios de la BNU» se destacó la presencia reciente de Abelardo Linares poeta, librero y editor españo..

Nació en Sevilla en 1952 y concurrió por primera vez a la Biblioteca Nacional en 1982 y desde esa vez ha estado decena de veces en países de América del Sur donde, para él, hay una industria cultural potente.

En esta oportunidad en su visita a Uruguay y la Biblioteca nacional, vino con su hija Christina con motivos de la búsqueda de una obra de un autor español publicado en un diario uruguayo, con el fin de editarlo en España.

Desde el punto de vista de Linares, “en Uruguay hay una prensa muy potente”. Ha encontrado más de cuarenta escritores españoles que colaboraban con la prensa uruguaya, a principio de los años 40, después de la Guerra Civil Española. Como difusor de literatura uruguaya en España, ha reeditado con Editorial Renacimiento “El hombre que se comió un autobús” de Alfredo Mario Ferreiro, “Cuentos completos” de Eduardo Acevedo Díaz, “Ariel” de Rodó y “El rosario de Eros” de Delmira Agustini. Le interesaría también republicar a Julio Herrera y Reissig, Horacio Quiroga y Felisberto Hernández. Dentro de sus paseos favoritos en Montevideo se encuentra la Feria de Tristán Narvaja donde años atrás compró muchos libros de los años 30 y 40 que forman parte de su colección. El bibliófilo adquirió en 1995 la librería entera de Eliseo Torres en Nueva York. Más de un millón de libros fueron trasladados en cientos de contenedores a la sevillana Librería Renacimiento de Linares.

Abelardo tuvo que trabajar durante un año vendiendo la cantidad suficiente de libros para pagar el precio que la viuda de Torres había fijado. Fueron algo más de 200.000 ejemplares y logró hacerlo en 11 meses, uno antes de que expirara el plazo acordado. Durante todo ese tiempo vivió al norte de Manhattan, cerca del Bronx, donde estaba la librería.

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