La ministra de Transporte y Obras Públicas, Lucía Etcheverry, ha tomado la decisión de revertir el ascenso de Ricardo Suárez al cargo de jefe de la Administración Nacional de Puertos (ANP). Este ascenso había sido decidido por las nuevas autoridades de la ANP, pero ha generado controversia debido a la relación familiar de Suárez con Alejandra Koch Vice Presidenta de la ANP y que también estuvo en el periodo anterior representando al Frente Amplio (FA).
El ascenso de Suárez al cargo de jefe había sido resuelto el jueves 3 de abril con los votos afirmativos del recién asumido presidente de la ANP Pablo Genta y de la propia Koch, esposa de Suárez, integrante del directorio en condición de directora vocal y vicepresidenta designada.
Antes de la resolución, Suárez se desempeñaba como subjefe de la División Seguridad Laboral y Medio Ambiente. La resolución de Genta y Koch lo ascendió a jefe de la misma dependencia, ahora rebautizada División Planificación Estratégica Portuaria. El ascenso se decretó “con el pago de la correspondiente diferencia salarial y la compensación del 60 % por concepto de permanencia a la orden”.
La reciente controversia en la Administración Nacional de Puertos (ANP), relacionada con el ascenso de Ricardo Suárez, pone de manifiesto serias preocupaciones sobre la gestión de recursos humanos y los criterios de selección dentro de la entidad. La decisión de promover a un individuo con vínculos familiares directos a una integrante del directorio puede ser vista como un claro ejemplo de nepotismo, lo que socava la confianza en la administración pública.
La falta de transparencia en los procesos de ascenso y la percepción de favoritismo pueden llevar a descontento entre los empleados y a la erosión de la moral dentro de la institución. Además, esta situación plantea interrogantes sobre la capacidad de la ANP para manejar adecuadamente su estructura organizativa y garantizar que los ascensos se basen en el mérito y la competencia, en lugar de conexiones personales.
Es fundamental que las autoridades revisen sus políticas de gestión de personal y establezcan mecanismos claros y equitativos para los ascensos. Esto no solo garantiza una mejor administración y eficiencia en el funcionamiento de la ANP, sino que también contribuiría a restaurar la confianza pública en las instituciones del país. La promoción de un entorno laboral justo y meritocrático es esencial para el desarrollo de una administración pública sólida y efectiva.
Bien por Lucía. Asi Lucía, los
trepadores , afuera…