En la madrugada del pasado 7 de octubre, el grupo islamista Hamás, clasificado como organización terrorista por la UE, Estados Unidos y otros Estados, lanzó un ataque a gran escala contra Israel. Varios miles de cohetes son lanzados desde la Franja de Gaza contra asentamientos israelíes. Al mismo tiempo, cientos de terroristas fuertemente armados invaden el territorio israelí por tierra, en parapente desde el aire y por mar para cometer atrocidades indiscriminadas. Según cifras israelíes, unas 1.400 personas murieron y más de 240 fueron tomadas como rehenes y llevadas a la Franja de Gaza.
Este hecho desencadenó una serie de acontecimientos que ha agravado la vida de cada uno de los habitantes tanto para Israel como Palestina, esta guerra que en principio era mediática y hasta “silenciosa” pasó a las armas y a los contragolpes de un lado y otro.
Poco después del ataque de Hamás, el ejército israelí lanza su operación «Espadas de Hierro» y dispara contra objetivos en la Franja de Gaza. Según Hamás, más de 10.500 personas han muerto en los ataques aéreos hasta el momento (último reporte el 8 de noviembre de 2023).
Acto seguido Israel comienza a acordonar la Franja de Gaza. El gobierno corta el suministro de electricidad y alimentos e interrumpe el abastecimiento de agua a los 2,4 millones de habitantes de la Franja de Gaza. En ese momento, las fuerzas armadas también retoman el control de la zona fronteriza israelí.
Poco después del atentado terrorista de Hamás, estallaron también combates en la frontera norte de Israel con el Líbano. Varios periodistas resultaron heridos y hubo reporteros muertos en los combates con la milicia chií Hezbolá, que continúan hasta hoy. Los miembros de la misión de observación de la ONU, FINUL, también se ven atrapados entre los frentes.
El 17 de octubre se produjo una explosión en el recinto del hospital cristiano Al-Ahli de la ciudad de Gaza. Un misil “mal dirigido” afirmó Israel, acabó con la vida de más de 300 personas, tras este suceso, miles de personas en el mundo árabe salen a la calle.
El 24 de octubre, el secretario general de la ONU, António Guterres, denuncia «las claras violaciones del derecho internacional humanitario» en la Franja de Gaza. Tres días después, la Asamblea General de la ONU pide un «alto el fuego humanitario inmediato» en una resolución no vinculante. El Consejo de Seguridad de la ONU aún no ha logrado acordar una resolución.
Como respuesta al día siguiente, tanques israelíes entraron en la Franja de Gaza durante varias horas, para luego comenzar ataques terrestres por parte del ejército y avanzar cada día más en la densamente poblada franja costera.
A un mes después del primer ataque, el ejército israelí dice que ha dividido la Franja de Gaza en dos mitades. Ahora hay una Gaza septentrional y otra meridional, y la ciudad de Gaza está completamente rodeada. Poco después, estallaron los combates en la ciudad. Mientras tanto, continúan los bombardeos aéreos continuos en el norte de la región costera.
La Franja de Gaza es la más afectada en la guerra, se convirtió en el campo de batalla en el conflicto y esta concentración de ataque en la zona deja muy vulnerables a las personas sobretodo a los niños, Al menos 160 niños de la Franja de Gaza mueren diariamente por los bombardeos israelíes y esas cifras suponen 0,5 por ciento de la población de la ciudad, denunció el portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Christian Lindmeier.
El 8 de noviembre, el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, confirma que Israel no quiere volver a ocupar la Franja de Gaza. Sin embargo, dice que una vez aplastado el movimiento islamista Hamás, Israel asumiría «la responsabilidad general de la seguridad» «durante un periodo de tiempo indefinido».
