En los últimos días, el Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar) y el Colectivo de Trabajadoras y Trabajadores Sociales de Maldonado emitieron dos comunicados expresando su profundo dolor y repudio tras el suicidio de Milagros Chamorro, una estudiante de 30 años que llevaba más de una década lidiando con las secuelas de una violación grupal sufrida en su adolescencia.
Chamorro había denunciado el abuso años después del hecho y estaba en proceso de intentar reabrir la causa judicial.
Milagros, quien fue abusada sexualmente a los 15 años por un grupo de jóvenes en Punta del Este, enfrentó años de depresión y trauma. Según relató en una entrevista en 2022, no pudo expresar lo ocurrido en su adolescencia y fue mucho después que encontró la fuerza para denunciar, a pesar de que la causa ya había prescripto para la justicia penal. En sus palabras, sentía la necesidad de que «esto sea visibilizado por la sociedad» y expresaba su indignación ante una sociedad que en su momento fue, y continúa siendo, poco receptiva ante los casos de violencia de género.
En el comunicado del Departamento de Trabajo Social de la Udelar, se expresa una «profunda indignación» ante la violencia que Milagros sufrió y la falta de respuestas adecuadas de las instituciones públicas y privadas a las que acudió en busca de ayuda. La institución reitera la urgencia de dotar de recursos a los organismos que abordan casos de violencia de género, y de contar con personal capacitado para el apoyo y acompañamiento de víctimas.
Por su parte, el Colectivo de Trabajadoras y Trabajadores Sociales de Maldonado también manifiesta su dolor por la pérdida de Chamorro, una colega y estudiante comprometida con la causa. Ambos colectivos hicieron un llamado a la justicia y anunciaron su adhesión a una convocatoria para el 8 de noviembre en la sede de CURE Maldonado, organizada por compañeros de la maestría en Políticas Públicas que Milagros cursaba, como forma de recordar y exigir justicia en su nombre.
Ambas organizaciones coincidieron en que la vergüenza debe estar «del lado de los agresores y nunca de las víctimas», condenando las violencias patriarcales y reafirmando su compromiso en la lucha por erradicar la violencia basada en género y promover un acceso pleno a la justicia para las víctimas.
