Se suele considerar que la agricultura es la principal responsable de la pérdida de bosques, pero un nuevo estudio publicado en la revista “One Earth” demuestra que no es la única culpable.
De la pérdida de bosques asociada a la economía mundial en 2014, más del 60% estaba relacionada con el consumo final de productos no agrícolas, como minerales, metales y bienes relacionados con la madera, y los autores sostienen que hay que tener en cuenta los mercados comerciales internacionales a la hora de diseñar estrategias de conservación.
«El cambio regional del uso de la tierra ya no está impulsado simplemente por la demanda local; también está influido indirectamente por los mercados internacionales y el creciente consumo de productos derivados de la tierra», afirman los autores, dirigidos por Bin Chen, becario posdoctoral de la Universidad de Fudan, en China.
«Los países con objetivos de conservación forestal pueden importar productos terrestres acabados a través de cadenas de suministro mundiales, desplazando la presión sobre el uso de la tierra y los impactos ecoambientales relacionados fuera de las fronteras de su propio territorio», añade.
Los investigadores utilizaron datos de información geográfica de múltiples fuentes y modelos económicos para evaluar las causas directas e indirectas de la pérdida de paisajes forestales intactos. Los bosques intactos albergan especies más diversas, son más resistentes a perturbaciones naturales como los incendios y, en África y Sudamérica, pueden almacenar más del triple de carbono por hectárea que los bosques alterados o gestionados.
Los estudios anteriores se habían centrado en la deforestación -la eliminación completa de la cubierta arbórea-, pero el estudio de los bosques intactos permitió a los autores poner de relieve el insidioso papel que desempeñan la degradación y la fragmentación.
«Incluso la eliminación de pequeñas extensiones de bosque puede afectar a la estructura y composición general del bosque -afirman los autores-. Teniendo en cuenta el excepcional valor de conservación de los paisajes forestales intactos en términos de estabilización de las reservas de carbono terrestre y de albergar biodiversidad, el desplazamiento de la pérdida de paisajes forestales intactos también puede reflejar potenciales fuerzas impulsoras indirectas detrás de las emisiones de carbono y la pérdida de biodiversidad».
Recuerdan que «está muy extendida la idea de que la producción de carne de vacuno impulsa la deforestación en el Amazonas, pero es difícil que los consumidores se den cuenta de que la producción de equipos altamente procesados puede implicar madera y metales producidos a expensas del bosque intacto y que los servicios prestados por los sectores terciarios pueden estar sustentados por la electricidad generada a partir del petróleo y el gas asociados a esta pérdida».
«La naturaleza más dispersa de los impulsores de la pérdida de bosque intacto y sus vínculos indirectos con los consumidores finales individuales exigen un mayor compromiso gubernamental e intervenciones en la cadena de suministro», reclaman.