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“Muchas familias han perdido a sus hijas o están desaparecidas por la trata de mujeres que se da en las consumidoras”

Madres del Cerro es una fundación constituída hace más de 11 años, por un grupo de madres de hijos e hijas en situación de adicción, con el fin de acompañar, ayudar y hacer llegar a la sociedad todo lo respecto al consumo de drogas, adicciones y tratamientos de rehabilitación. La enfermera Gabriela Jost, quien preside, nos informó que “hemos abrazado ya más de 30.000 familias de todo el país”, donde pueden ver respecto a la distinción de géneros que “la población femenina es la que menos accede a los tratamientos de rehabilitación”.

“Las mujeres son las que tienen más dificultad de aceptar estos procesos” expresó lamentando que tampoco ayuda “la poca cobertura que hay para ellas en todo este tema”. Ante la situación de consumo “la mujer es muy vulnerable y pierde muchísimo, desde su autonomía a su familia, incluso ante todo lo que tienen que hacer para conseguir una aproxima dosis”.

Jost reconoció que durante todo este tiempo, aunque no en todos los casos es así, “la madre es la que está presente siempre y que acompañan a sus hijos en estos procesos”, volviendo a sonar una vez más, el hecho de la importancia de independencia económica de la mujer, ya que “la mayoría somos madres trabajadoras y referentes de un hogar” y ante la ausencia del padre manifestó que “no sé si es por abandono o porque ponen ese límite firme y no lo corren”. En estos últimos años cree que “las costumbres fueron cambiando y hoy por hoy los padres acompañan estos procesos que venimos pidiendo de corresponsabilidad, presencia y respeto”.

Entonces se nos presenta a la mujer desde dos perspectivas, en el rol de madre de un hijo o hija adicto y la mujer que consume, ambos temas que requieren de un acompañamiento y políticas “muy importantes”; hacia la madre “en el proceso de qué hacer y cómo llevarlo” y a la mujer que se ve vulnerable, sobre todo “al trabajo sexual”, en el grupo “muchas familias han perdido a sus hijas o están desaparecidas por la trata de mujeres en las consumidoras y después de tantos años bajo esa historia nadie da una visión a todo este problema”.

Concluyendo que la lucha está en que el “Estado reconozca esta problemática como algo social y aplique políticas, desde la educación, la salud, la prevención, el acompañamiento y en todos los ámbitos”. Así como también “quitar el tabú” que rodea estas situaciones y “planteamos como madres que empecemos a mirar y ser más empáticos, que las madres no tengan vergüenza en hablar, porque cuando el camino se hace en conjunto, es más fácil transitarlo”.

Jost asegura que “muchas veces la adicción comienza con una etapa de frustración o inferioridad, temas que empiezan en la infancia, entonces creo que desde un principio lo que tenemos que hacer es hablar mucho y escuchar mucho a nuestros hijos e hijas”. También considera que “en lo que hay que hacer mucho hincapié es en los valores, la disciplina, el respeto, trabajar en los celos, la autovaloración y erradicar las respuestas o situaciones de violencia, porque aprendemos desde el hecho”.

Desde la Fundación Madres del cerro “queremos hacer llegar el mensaje para que esa mamá o aquella mujer que hoy esté pasando por esta problemática, que sepa que no está sola, que nosotros estamos acá presentes y abrazamos a todas; es un camino muy duro, difícil y doloroso, pero siempre caminar acompañada es más gratificante que caminar sola”.

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