Nanogrow Biotech, una startup que ha logrado dar el salto desde la investigación académica hasta el desarrollo de productos con potencial global. Fundada por los uruguayos Nicolás Galmarini, economista con espíritu emprendedor y Lucía Vanrell, bioquímica especializada en biotecnología, esta empresa ha logrado combinar ciencia de frontera con visión empresarial para abrirse camino en un sector tan competitivo como lo es el de la salud dermatológica.
Lo que hace única a Nanogrow Biotech no es solo su origen latinoamericano, sino su tecnología basada en nanoanticuerpos. Estos diminutos pero poderosos fragmentos de anticuerpos provienen de un grupo de animales muy particulares: las alpacas. ¿Por qué las alpacas? Porque su sistema inmunológico produce una variante de anticuerpos extremadamente pequeña y estable, lo que permite desarrollar tratamientos tópicos y eficaces para enfermedades de la piel difíciles de tratar con métodos convencionales.
La propuesta de Nanogrow apunta directamente a mejorar la calidad de vida de personas y animales que padecen afecciones como psoriasis, dermatitis atópica, melanoma u otras inflamaciones cutáneas crónicas. En lugar de recurrir a inmunosupresores generales, su tecnología permite atacar con precisión las proteínas específicas que causan inflamación, reduciendo así efectos secundarios y aumentando la eficacia terapéutica.
Desde sus primeras etapas, Nanogrow contó con el apoyo de instituciones clave del ecosistema emprendedor uruguayo, como la Universidad ORT y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Estos respaldos fueron fundamentales para convertir ideas de laboratorio en prototipos viables y modelos de negocio escalables.
El salto al plano internacional no tardó en llegar. En 2023, la empresa fue seleccionada entre los 100 mejores emprendimientos del mundo por la Global Entrepreneurship Network, lo que les permitió presentar su pitch en Arabia Saudita frente a inversores de todo el planeta. Este reconocimiento no solo sirvió para validar su modelo de negocio, sino también para atraer nuevas inversiones. En 2024, Nanogrow cerró una ronda de financiamiento por 1,2 millones de dólares, con capitales provenientes tanto de Uruguay como del extranjero.
Hoy, con sede operativa también en España, la startup colabora con instituciones científicas de renombre como el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, lo que le permite acelerar sus ensayos clínicos y preparar el camino hacia la comercialización de sus productos.
Los próximos pasos de Nanogrow incluyen la finalización de las fases regulatorias para sus terapias y la expansión de su equipo técnico. Su objetivo es claro: democratizar el acceso a tratamientos dermatológicos efectivos, con tecnología accesible y basada en ciencia de vanguardia.
Buscan consolidar alianzas con farmacéuticas y laboratorios veterinarios para llevar sus productos al mercado europeo y latinoamericano. Si bien el camino aún es desafiante, el enfoque claro, el respaldo científico y la ambición de sus fundadores colocan a Nanogrow en una posición privilegiada para convertirse en un actor relevante dentro del sector biotech.
Definitivamente, esta startup uruguaya no solo representa una promesa para la medicina del futuro, sino también un ejemplo inspirador de cómo la ciencia latinoamericana puede generar impacto global.