De acuerdo con la directora de HRW para las Amércias, Juanita Goebertus, «la crisis de Derechos Humanos en Nicaragua requiere de una respuesta firme y sostenida de los gobiernos democráticos de América Latina y Europa».
En esta línea, Goebertus ha instado a los líderes de ambos bloques a «establecer un Grupo de Amigos del Pueblo Nicaragüense para coordinar una respuesta internacional efectiva hacia Nicaragua y promover (…) una transición democrática en el país».
De este modo, HRW suscribe las palabras de en torno a 160 víctimas de la represión del régimen de Daniel Ortega, que han redactado una misiva en la que apelan a que la cumbre UE-CELAC aborde la situación en el país centroamericano.
La iniciativa está respaldada por nicaragüenses en el exilio y antiguos presos políticos, como los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli; periodistas como Carlos Fernando Chamorro; o políticos como Félix Maradiaga, Medardo Mairena o Juan Sebastián Chamorro.
En los últimos años el régimen de Ortega ha intensificado la persecución de las voces disidentes en el país, muchos de los cuales han sido detenidos y procesados arbitrariamente, expulsados y privados de su nacionalidad y sus bienes.
«Los gobiernos latinoamericanos y europeos deben unirse para establecer una estrategia conjunta ante la crisis de Nicaragua (…) El pueblo de Nicaragua no tiene más tiempo que perder», ha zanjado Goebertus.