Polémica en Catar por restricciones en el consumo de alcohol y por ciertas vestimentas

FIFA había anunciado que el alcohol iba a venderse en bares y aledaños de los estadios pero ahora dio marcha atrás y generó molestias en los aficionados.

La restricción de venta de alcohol en el entorno de los estadios del Mundial de Catar se suma a las restricciones ya anunciadas por los organizadores, que colocan el evento bajo la lupa de los observadores.

Contra todo pronóstico, la FIFA había anunciado que el alcohol, un producto muy cercenado en el país, iba a venderse en bares abiertos en los aledaños de los estadios tres horas antes del inicio de los partidos y una hora después de su final.

Pero ahora la FIFA dio marcha atrás y aseguró que, de acuerdo con los organizadores, no se podría vender alcohol en esas franjas. Su consumo queda restringido a las “fan zones” y a aquellos restaurantes que estén autorizados a la venta, así como a ciertas áreas designadas.

Fue el epílogo a un pulso entre la marca de cerveza que patrocina el evento y las autoridades locales, que aseguraban que la mayor parte de los aficionados que viajarían al país del golfo provendrían de Oriente Medio y el sureste asiático, donde la venta de alcohol tiene menos arraigo que en otras regiones del mundo.

La organización también recomendó expresamente a los hinchas que no llevaran bebidas alcohólicas en sus maletas. Varias asociaciones de aficionados europeas han mostrado ya su preocupación por esta decisión, que se suma a otras sorprendentes en el mundo del fútbol.

Entre ellas, la de sacarse la camiseta en las gradas de un estadio, algo que no estará permitido durante el Mundial de Qatar. Otro de los elementos que generó controversia es la limitación del contacto físico en público, algo que las autoridades qataríes no han explicado con claridad.

En sus páginas de internet, instan a los fans a respetar las normas locales, aunque no especifica los actos que estarán prohibidos. El presidente del Comité Organizador, Nasser al-Khater, generó polémica hace unos meses al asegurar en la CNN que estaban prohibidas “las muestras públicas de afecto”. Lo dijo en respuesta a una pregunta sobre la homosexualidad, pero aseguró que esa medida se aplica también a los heterosexuales.

“En Catar viven heterosexuales y homosexuales. Todo el mundo es bienvenido al país, pero la manifestación pública de afecto está mal vista. Eso se aplica a todos […]. Más allá de eso, todo el mundo es libre de vivir su vida”, indicó.

Catar tampoco quiere, según reza la página de internet de los organizadores del Mundial, una vestimenta que considere indecorosa. La recomendación pasa por llevar cubiertos hombros y rodillas, algo que se exigirá dentro de edificios gubernamentales.

En un Mundial con temperaturas por encima de los 30 grados, los organizadores dejaron claro que los trajes de baño quedan circunscritos a las piscinas de los hoteles y a las playas.

El país ha mostrado también un celo particular con la toma de imágenes de los edificios gubernamentales, que están tajantemente prohibidas, mientras que grabar en ciertas áreas requiere un permiso especial.

Un límite que vale para los aficionados y también para los periodistas, es que deben pedir autorizaciones específicas para sus rodajes. La secuencia de un reportero danés que se ve interceptado por trabajadores locales cuando grababa su crónica sobre el Mundial ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales, en una muestra de la tensión del ambiente, pese a las disculpas que ya han pedido los organizadores.

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