¿Puede la Inteligencia Artificial convivir con el humano?

IA continúa su avance, transformando numerosos sectores y generando debates éticos y legales significativos.

La tecnología crece y crece sin detenerse, día a día tenemos nuevos avances y van dejando huella significativa en diversos aspectos de la sociedad: la medicina, las comunicaciones, la economía, el arte, el comercio y entre otros sectores han presentado ventajas destacadas que han moldeado el presente y señalan las opciones para el futuro. 

Por ejemplo, el uso de herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa ha experimentado un crecimiento acelerado en los primeros seis meses de 2023. Ejemplos notables incluyen el ChatGPT, que en solo dos meses atrajo a más de 100 millones de usuarios. 

La aplicación de esta tecnología se ha extendido desde la personalización en el comercio minorista, como el asistente virtual, hasta la mejora de la comunicación médico-paciente y la eficiencia en entornos laborales. La nueva versión de ChatGPT, lanzada recientemente y cien veces más potente, promete impulsar aún más esta tendencia.

Pero tanto avances podría ser peligroso, el rápido crecimiento de la inteligencia artificial ha cautivado la atención del mundo, causando expectativas y alarma, planteando importantes interrogantes acerca del posible impacto en la economía mundial. 

El efecto neto es difícil de pronosticar, porque las repercusiones en las economías serán complejas. Lo que causa cierta incertidumbre en que sí tendremos que idear un conjunto de políticas que permitan explotar de forma segura el vasto potencial de la IA en beneficio de la humanidad.

En un nuevo análisis, el personal técnico del Fondo Monetario Internacional examina el posible impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral. Muchos estudios han advertido de la probabilidad de que la IA reemplace empleos. Pero en muchos casos, la IA tenderá a complementar el trabajo de los seres humanos. 

Los hallazgos son notables: casi un 40% del empleo mundial está expuesto a la Inteligencia Artificial. Históricamente, la automatización y la tecnología de la información han tendido a afectar las tareas rutinarias, pero una de las características que diferencia a la IA es su incidencia en trabajos de alta cualificación.

En las economías avanzadas, alrededor de un 60% de los empleos pueden verse afectados por la IA. Aproximadamente la mitad de los empleos que están expuestos podrían beneficiarse de la integración de la IA, que mejoraría la productividad. 

En la otra mitad, las aplicaciones de IA pueden ejecutar tareas que en la actualidad son realizadas por seres humanos, lo cual podría reducir la demanda de mano de obra, con una consiguiente merma de los salarios y la contratación. En los casos más extremos, algunos empleos pueden desaparecer.

Ante este panorama de cambios rápidos y tendencias emergentes, la aceleración de la transformación digital en los negocios sigue siendo una constante. La necesidad de una infraestructura tecnológica robusta y sostenible se vuelve crucial para abordar las demandas actuales y futuras.

La Unión Europea, pionera en la regulación de la tecnología, promulgó la primera ley específica sobre IA en el mundo. Este hito legislativo abordó cuestiones clave como los usos prohibidos de la IA, estableciendo límites claros y multas para su incumplimiento. 

Uno de los aspectos más controvertidos fue el uso de sistemas de identificación biométrica, destacando las tensiones entre la seguridad y la privacidad de los ciudadanos. La ley también incide en los modelos generativos de IA, como ChatGPT, introduciendo reglas específicas para garantizar la transparencia y la gestión de riesgos.

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