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¿Qué pasa con el trabajo NO Remunerado de las mujeres uruguayas?

En base a datos recabados de diferentes organismos públicos y privados, organizaciones tanto nacionales como internacionales queremos interiorizarnos con el trabajo no remunerado en nuestro país.

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), junto con el Instituto Nacional de Estadística (INE) con apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y ONU Mujeres Uruguay presentan los primeros resultados de la Encuesta de uso del tiempo y trabajo no remunerado en el año 2022.

Estos estudios sobre el uso del tiempo aportan información sobre la forma en que las personas distribuyen su tiempo en función de las actividades que realizan. Asimismo, aportan evidencias sobre el reparto desigual del trabajo total entre mujeres y varones.

Estas encuestas permiten, además, diferenciar y dimensionar la dedicación horaria de las personas hacia las actividades que integran el trabajo remunerado y el no remunerado.

A partir de los resultados que arroja la Encuesta de uso del tiempo relevada durante noviembre-diciembre 2021 y marzo-mayo 2022 a 7316 personas pertenecientes a 2986 hogares, se evidencia que las mujeres tienen una carga de trabajo no remunerado que casi duplica las horas dedicadas por los varones siendo 34,4 horas y 20,6 horas respectivamente.

El costo de ese trabajo no remunerado equivale a 14.361 millones de dólares, lo que representa el 23,8% del Producto Interno Bruto (PIB) del Uruguay. Las mujeres aportan el 16,0% del PIB y los hombres el 7,8%. Ello significa que lo generado únicamente por las mujeres representa más que toda la Industria Manufacturera (12,2%) y un porcentaje similar a lo que aportan “Comercio, alojamiento, suministro de comidas y bebidas” (15,6%) y “Salud, Educación, Esparcimiento, Otros servicios” (15,2%).

Podemos ver que en la región las estimaciones se ubican en un  27,6% en México y en ese rango se incluye la valoración de países como: Chile (25,6%), Colombia (16%), Costa Rica (25,3%), Ecuador (19,1%), El Salvador (21,3%), Guatemala (19%) y Perú (20,4%).

Asímismo, el 61.4% de las carga total de trabajo de las mujeres es trabajo no

remunerado, mientras que entrelos varones éste ocupa el 35.9% de su tiempo de trabajo. Si bien los varones trabajan remuneradamente más horas que las mujeres, al incorporar las horas de trabajo no remunerado, las mujeres tienen una carga global de trabajo semanal mayor.

Por otro lado, a partir de los resultados de esta encuesta, queda en evidencia cómo las mujeres participan en los trabajos de cuidado y en gran parte de las tareas domésticas en mayor medida que los varones. La tasa de participación de los varones en las tareas domésticas es de 75.6% mientras que la de las mujeres asciende a 87.3%.

Dentro de las tareas domésticas, las mujeres participan más en las tareas asociadas a lo que históricamente nos era encomendado por el solo hecho de ser mujeres, como son la alimentación (70.4% y 29.6% respectivamente), la limpieza y el cuidado de la ropa (81.2% y 18.8% respectivamente) y los varones participan en mayor medida en tareas más puntuales y asociadas a las tareas de” varones” como mantenimiento y reparaciones (83.1% para los varones y 16.9% para las mujeres) y la cría de animales y cultivos para el consumo (55.4% para los varones y 44.6% para las mujeres). El involucramiento equitativo en el trabajo doméstico y de cuidados sigue siendo una deuda en las relaciones de género.

En cuanto a los cuidados de personas dependientes dentro del hogar la tasa de participación de los varones es de 32.4% mientras que la tasa de participación de las mujeres es de 45.7%.

En particular, en el cuidado infantil (niños y niñas de 0 a 12 años) las mujeres dedican 17.8 horas semanales a dicha actividad mientras que los varones dedican 13.0 horas. La desigualdad en la distribución y la sobrecarga que genera en las mujeres es donde reside uno de los problemas estructurales de las desigualdades de género que se evidencian, entre otros, en la desigual participación en el mercado laboral y en otros ámbitos de la vida social como el político, el sindical o el gremial.

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