Recuerdos de vidas pasadas

"Vidas encajonadas”. Re ensamblajes conceptuales y obras plásticas de Claudio Rama

La fotografía, ese invento de nos permitió recordar nuestros pasados soñados y nos trajo la sensación de pervivencia.  Ella nos trae al presente el pasado, aunque ya no esté entre nosotros y nuestra memoria se evapore con las noches y los años tratando de recordar. Nos ilumina esos recuerdos y personas que la distancia y el tiempo oscurecen y nos obliga a esforzarnos sobre esos tiempos pasados y nos ayuda a guardar esos momentos efímeros. En tiempo presente nos trasporta a un pasado olvidado que nos hace creer que es presente. A esos recuerdos regresan imágenes  de algún general imponente de la familia, a aquel viaje en barco donde fuimos felices en esta o aquella pareja, del nacimiento de alguien querido o de nosotros mismos,  momentos sublimes cuando fuimos fugaces jugadores de fútbol, o nos retrotrae a algún viaje en auto en familia. Todas apenas son algunas de las infinitas historias de vidas pasadas que no queremos olvidar de nuestra frágil memoria. 

Por suerte están presentes gracias a estas fotos que aunque envejecen y se pierden entre cajones y armarios, son nuestras lupas a nosotros mismos. Son ventanas que iluminan nuestras historias y la defensa ante la edad las oscurecen y que difuminan esas experiencias y momentos. Esas imágenes nos recuerdan también con tristeza todas las ausencias y las  muertes, pero que reviven en el papel entre nuestras manos. No podemos volver al pasado, pero esos tiempos reaparecen y están también aquí. Incluso aunque no queramos, aunque llegue la noche y no los recordemos, están bajo los ojos alimentando lágrimas y sonrisas. Estos portarretratos nos acompañan siempre y son los fantasmas presentes al costado de nuestra vida. Nos hace recordar que esos recuerdos son parte nuestra, y que tratar de encajonarlos es fútil. Ellos están allí y gritan por su recuerdo, por ser parte de nosotros aunque no lo quisiéramos. Siempre nos acompañan al costado en nuestro camino,  como sombras de nuestra existencia pasada y de las imágenes de otros también ausentes, en este camino de andar en la calle corta y efímera en la cual pedaleamos hacia ningún lado.

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