El local había sido allanado dos veces ese día, con la zona bajo estricta vigilancia. A pesar de las órdenes de la dirección del Partido Comunista de abandonar el lugar, al caer la tarde varios militantes acudieron para acompañar y evitar ser secuestrados por las fuerzas policiales que patrullaban la zona.
El perímetro fue rodeado por vehículos militares y policiales, con hombres armados de civil y efectivos en las azoteas de calles cercanas. La situación se tornó en una balacera, y aunque se ordenó la salida, los militantes que se rindieron fueron fusilados.
Durante este operativo, el capitán del Regimiento de Caballería Nº 9, Wilfredo Busconi, resultó gravemente herido por armamento militar. Aunque falleció en 1974 a causa de la herida, con el retorno de la democracia, exámenes forenses determinaron que fue asesinado por las fuerzas represivas.
Con el restablecimiento de la democracia, el local partidario fue devuelto al Partido Comunista por el Ministerio del Interior, y desde entonces la “seccional 20” ha seguido funcionando hasta la actualidad.
Nada justifica esa masacre. Fue uan matanza porque sí.