El Vaticano vivió este jueves una nueva jornada de expectativa sin definición. Poco antes del mediodía, una espesa columna de humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, indicando que la segunda votación del cónclave tampoco alcanzó el consenso necesario para elegir al 267º papa.
Los 133 cardenales electores no lograron aún los dos tercios de los votos requeridos (al menos 89 sufragios) para proclamar al sucesor de Francisco I, fallecido el pasado 21 de abril. La señal, esperada por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, generó una mezcla de aplausos, murmullos y resignación.
La jornada continuará con nuevas votaciones en la tarde de este jueves, en un proceso que podría prolongarse varios días, como ha ocurrido en anteriores cónclaves. La expectativa crece a medida que avanza la deliberación más secreta y simbólica de la Iglesia católica.