Un año movido le espera al combinado nacional, donde deberá medirse ante equipos de alto calibre continental, poniendo a prueba el nivel actual del seleccionado, que es inminente, que no pasa por su mejor momento histórico.
AmeriCup: Luego de superar el grupo B de las clasificatorias que compartió con Brasil, Paraguay y Panamá, con un saldo de 3 triunfos y 3 derrotas, la celeste confirmó su participación en el certamen que se disputará del 22 al 31 de agosto del 2025 en la ciudad de Managua, Nicaragua.
El sorteo determinó que Uruguay se ubicará en el grupo A, junto con Bahamas, Estados Unidos y Brasil. Una llave que fue denominada como “la zona de la muerte”, debido a la paridad y dificultad de los encuentros, en donde la selección de nuestro país parte como la más débil, pero con la esperanza de dar el batacazo, o al menos dejar una buena imagen.
Los recientes antecedentes charrúas en este torneo no son para nada alentadores, ya que la última participación data del año 2022, donde el conjunto dirigido en ese entonces por el argentino Rubén Magnano, quedó afuera en la primera ronda, cayendo en los tres partidos, incluyendo una derrota con Colombia.
Uruguay no se alza con un título continental desde el año 1997, dónde obtuvo el Campeonato Sudamericano en Maracaibo.
Las eliminatorias: El otro objetivo que tendrá el combinado oriental de cara al futuro cercano.
El equipo de Gerardo Jauri compartirá el grupo D y deberá enfrentar a Argentina, Panamá y otro rival a definir, ya que aún se encuentran disputándose los pre-clasificatorios.
De este modo, comienza un nuevo sueño mundialista, en una fase donde los mejores tres clasificados obtendrán el boleto a la siguiente.
Si bien el formato brinda 7 cupos para la Copa del Mundo a disputarse en Doha, Qatar en 2027, lo cierto es que a día de hoy, la ilusión de participar parece bastante utópica, si tenemos en cuenta que la última participación uruguaya data del año 1986, en Madrid.
Aunque las próximas paradas pintan durísimas, serán los primeros torneos oficiales para un cuerpo técnico que deberá sortear estas pruebas de fuego, al menos, dejando a la vista algún cambio tanto en las convocatorias como en el juego.
El factor clave pasará por las citaciones en la zona interior, en busca de lograr disimular el vacío que dejó Esteban Batista, e intentar cubrir la zona con talentos emergentes y de importante tamaño como Mateo Bianchi, de Defensor Sporting o Nicolás Martínez de Malvín, dos piezas que deberán comenzar a ser fijas por habilidades y por biotipo, si bien no se desarrollen exclusivamente como pívots.
Se avecina un necesario recambio generacional, y Gerardo Jauri deberá dar en la tecla en cuanto a la conformación el plantel, saber cuadrar a las nuevas y brillantes apariciones como Agustín Ubal, Santiago Vescovi (ambos en el baloncesto español), y explotar las capacidades de grandes jugadores como Bruno Fitipaldo, Luciano Parodi, Joaquín Rodríguez o Emiliano Serres, quienes cargan con varios partidos en el lomo y ya cuentan con una ardua experiencia.