Acaso el germen fundacional de esta fuerza política fue su inquebrantable voluntad de luchar en la adversidad, de no rendirse jamás, de buscar salidas colectivas, construyendo siempre en base a la unidad sin exclusiones y combatiendo la desigualdad y la injusticia.
En el pensamiento de Rodney Arismendi, Juan Pablo Terra y Zelmar Michelini puede resumirse la síntesis de esa idea superior que el General Seregni supo encarnar con generosidad, amplitud y valentía, cada vez que debió impulsar una acción de las fuerzas populares o resistir un avasallamiento de los círculos de poder dominantes. Y siempre se actuó con firmeza de principios, radicalidad en las convicciones y movilizando en forma pacífica.
El Frente procesó su autocrítica en forma pública, para encontrar y analizar las razones que le impidieron mantener el Gobierno en las elecciones de 2019 y eso ha sido laudado con una visión unitaria, responsable y sobre todo superadora para transitar una etapa muy compleja, con retrocesos notorios en materia económica y social, tal como hemos analizado anteriormente.
El Gobierno de coalición, que le mintió al Pueblo prometiendo cosas que sabía no iba a cumplir, tiene los días contados, pero es necesaria una actitud decidida del Frente Amplio para desenmascarar todas esas falsas verdades que se instalaron para torcer la voluntad popular.
Aquí también debemos volver a las raíces, recurriendo al pensamiento del General del Pueblo, que guió a esta fuerza política en los años más oscuros de la historia del país.
Seregni reivindicó siempre la movilización del Pueblo. En ese discurso inspirador de maravillosas gestas, de marzo del 71, señaló: “El Frente Amplio nace del pueblo y se nutre con el pueblo, del pueblo que no perdió las esperanzas en el destino del Uruguay. Por eso estamos aquí, porque al pueblo oriental no lo doblega el despotismo, porque somos empecinados, y nos reunimos en la calle, porque la calle es nuestra.”
Ese fragmento dicho en una coyuntura particular en la que las instituciones democráticas estaban siendo amenazadas y la sociedad se rebelaba ante la prepotencia y el autoritarismo, bien podría aplicarse a lo que fue la lucha en la calle en plena pandemia y con restricciones que limitaron la movilización, para conseguir las firmas y convocar a un Referéndum para derogar 135 artículos de Ley de Urgente Consideración.
Fuimos a los barrios a buscar las firmas, dimos la batalla en la adversidad, nos rebelamos frente a la injusticia y logramos, inspirados en el pensamiento del General del Pueblo, lo que parecía imposible. Todo el Frente Amplio lo consiguió, pero especialmente la militancia que asumió protagónicamente el desafío de ir casa a casa, barrio a barrio, pueblo a pueblo, para conseguir el objetivo. Y aunque finalmente no se pudieron derogar los 135 artículos, ello permitió reorganizar a la izquierda para reagrupar fuerzas y prepararse para reconquistar el Gobierno en 2024.
Por eso, Seregni es de todas y todos. Porque siempre defendió frente a cualquier otra alternativa, la movilización ciudadana, buscando aliados y articulando con los distintos sectores de la sociedad. Para Seregni, la resignación nunca fue una opción, y tampoco se adscribía a posturas políticamente correctas “para salir del paso”.
Aquella construcción política nos permitió llegar hasta aquí, con Tabaré, el Pepe y una vez más Tabaré, siendo protagonistas de los 15 años más prósperos en la historia del Uruguay.
Pero los procesos no son lineales, cada etapa tiene sus particularidades y la coyuntura incide positiva o negativamente. En tal sentido, es imprescindible diferenciar la estrategia política de la estrategia electoral, asumiendo que en el crisol de fuerzas que componen el Frente Amplio, tenemos roles diferentes a jugar en cada una de esas dimensiones. Por eso, es importante fortalecer los vínculos internos y generar confianzas, pero sobre todo, honrar ese proceso de autocrítica, evitando repetir los errores del pasado».
