Soberanía versus dominio Imperial

Contradicción en un momento de transición geopolítica.

La contradicción central en estos momentos de la realidad mundial se presenta entre la defensa de la soberanía de las naciones y el mantenimiento del chantaje del dominio imperial. En este sentido la soberanía representa la voluntad por la autodeterminación e independencia de los pueblos; por el contrario el imperialismo encarna la fuerza hegemónica por someter a naciones y continentes.  Si triunfa el imperio y sus intereses, no habrá paz, pues no habrá convivencia pacífica de los pueblos, no habrá tranquilidad, Todavía tenemos un imperio norteamericano con una capacidad destructiva a nivel militar, no obstante denote una franca debilidad que lo está llevando sistemáticamente a una crisis económica, financiera, social y cultural. Asimismo aún no ha perdido su capacidad de influencia, injerencia, presión y chantaje para continuar subyugando. Tomando en cuenta que estamos frente a un complejo Estado imperial conformado por una clase política y sus corporaciones, que definitivamente no aceptan el mundo multipolar y van a hacer todo lo posible por evitar su consolidación.

Estados Unidos y su oposición a la multipolaridad

Vivimos un momento de mucha turbulencia en la geopolítica mundial, donde está en trance el nacimiento del mundo multipolar, que no termina de emerger con todo lo que ello representa, para la nueva configuración de la arquitectura del orden mundial. De tal manera que podemos tipificar la coyuntura actual, como un mundo en transición de la unipolaridad al mundo multipolar y multicéntrico, entendiendo que son procesos que tienen un comportamiento cíclico irregular; los cuales se puede conocer cuando inician, pero no se tiene certeza cuando toma su perfil preponderante. Sin duda alguna, es el inicio de un momento histórico donde la vieja hegemonía norteamericana está en declive, está siendo desplazada por un nuevo bloque de poder, que emerge en lo económico, cultural, tecnológico y militar, teniendo a la cabeza a potencias como China, Rusia, India, Irán y los BRICS en su conjunto.

La pregunta de los expertos de la geopolítica mundial es ¿De qué manera se realizará la transición a la multipolaridad? Por una parte si se configurará producto de la diplomacia de aceptación colectiva de una nueva de convivencia de viejos y nuevos poderes, en el marco del derecho internacional, se hará un reajuste de un nuevo orden mundial con instituciones reformadas o reestructuradas como el caso Naciones Unidas.  Pero al contrario si será el resultado de una disputa violenta, desde el enfoque amigo-enemigo; es decir un conflicto geopolítico a nivel global, donde las viejas hegemonías neocoloniales, replanteen la doctrinas de la guerra como mecanismo de resolución de controversias mundiales y la profundización de control de territorios y de sus recursos naturales, para crear condiciones favorables para el dominio hegemónico y con ello la expansión de modelos políticos neofascistas de adormecimiento a los pueblos convertidos en simple masas apolíticas con poca capacidad de la defensa de la soberanía nacionales.

Como forma de frenar la transición de lo unipolar a lo multipolar, la actual administración de Donald Trump se ha planteado la tesis doctrinaria de “América Primero”, enmarcada en el viejo pensamiento imperial del “Destino manifiesto”, es decir que por designios de los tiempos y el destino de mundo siempre los Estados Unidos han sido llamados a dominar e imponerse frente al concierto mundial. En este caso lo que priva es una mirada y una postura ideológica supremacista, es negarse a la aceptación por todos los medios de que se inició desde hace un buen tiempo, el declive de imperial, frente a nuevas realidades de nuevas fuerzas mundiales. La negación desde Washington es en sí mismo un epicentro conflictivo que pone en peligro la paz y la convivencia pacífica de los pueblos, ya que desde el mismo momento que Estados Unidos como potencia se niega a aceptar nuevas realidades, hará todo lo que pueda hacer de forma lícita o ilícita, legal o ilegal para mantener el dominio, sin importarle las consecuencias para la paz y la soberanía, es por ello que se ha puesto en acción un renovado empuje del chantaje imperial, para doblegar a los pueblos.

Diplomacia del chantaje en América Latina para sostener la unipolaridad

En esta marco de transición el imperio norteamericano liderado por Trump, ha puesto en marcha una estrategia de la “diplomacia del chantaje” para presionar a todo aquel país que se atreva a cuestionar su comportamiento como hegemón prepotente, altanero, que no respeta ni la forma, ni el contenido del derecho internacional, poniendo en marcha en primer lugar la guerra de los aranceles como una forma de manipular los flujos comerciales y presionar para favorecer la reindustrialización de los Estados Unidos y las grandes corporaciones.

Este ha sido un paso a nivel económico y financiero para convertir a los aranceles en un mecanismo de presión política, para someter a los países, para que respondan a sus designios imperiales, como es el caso de las economías de América Latina y el Caribe que se tornan muy frágiles frente al chantaje arancelario. Trump ha transformado el sistema arancelario en un mecanismo de dominación, que pone de relieve la fragilidad de las economías de la región, y su dependencia de los vaivenes de la economía mundial, en este caso producto de la manipulación del comercio internacional desde la acción intencionada de afectar a los países soberanos y de intentar favorecer aquellos que se mantienen súbditos de su política imperial.

Intentos fallidos para frenar el avance de la multipolaridad

El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio por todo los medios tratan de chantajear y frenar la capacidad de inversión y de intercambio comercial que mantiene China con la mayoría de países de ALC, donde China es el segundo socio comercial de la región, con grandes proyectos de inversión en infraestructura, proyectos en las áreas de energía, minería, puertos y aeropuertos como parte de la expansión de la Franja y la Ruta de la seda. De tal manera que la presencia de las Empresas Chinas, son cada día más preponderantes en el intercambio tecnológico para la modernización de la economía. La creciente influencia de Pekín desafía al unipolarismo al proponer un modelo de desarrollo alternativo que prioriza la cooperación internacional y el respeto a la soberanía de los Estados, promoviendo un equilibrio en las relaciones globales, esto quiere decir que el chantaje norteamericano, no es suficiente, ya que choca con una realidad pragmática.

A nivel latinoamericano todos los países necesitan de la inversión de empresas asiáticas para fortalecer y modernizar su aparato industrial, Chinas se ha convertido en el gran mercado de productos primarios de la región que es su principal fortaleza.  Por lo tanto, por mucho que desde los Estados Unidos se intenten presionar y chantajear, ha quedado evidenciado que Washington no cuenta con la capacidad Económica y financiera para sustituir la presencia de la inversión China, ya sea a través del Banco mundial, el Fondo Monetario o el Banco del Tesoro norteamericano. Aquellos países que se crean el cuento imperial, de desconectarse con la inversión China, por las presiones geopolíticas de Estados Unidos, lamentablemente agudizaran su fragilidad económica, ya no funciona el chantaje desde la Casa Blanca o no es suficiente; como también está fallando la inversión con un financiamiento condicionado por lo ideológico, a la imposición del modelo neoliberal. De esta manera se plantea con claridad la contradicción imperialismo- soberanía; es decir la inversión que pueda llegar de fondos y empresas norteamericanas en la actual coyuntura, va a representar de forma inexorable perdida de la soberanía de los países.

Venezuela: epicentro de la guerra hibrida, para frenar la multipolaridad

La situación de guerra hibrida que vive Venezuela en la actual coyuntura, representa una continuidad por intentar frenar el avance de la Revolución Bolivariana, y con ello fracturar el avance de la mutipolaridad en la región. Es por ello que Caracas juega un rol preponderante con el sistema de relaciones que se ha construido con los nuevos polos del poder emergente, pese a que Washington ha intentado por todas las vías fracturar la política internacional soberana, como parte esencial de la doctrina Bolivariana de paz.

Estas son algunas de las razones por las cuales Venezuela ha sido víctima de una sostenida política de agresión que se ha venido articulando desde el mismo momento del inicio del gobierno Bolivariano, con el Comandante Chávez, que ha tenido episodios de intensidad con la activación de la violencia política, intentos de golpes de Estado, apoyo a grupos terroristas, la aplicación de más de mil medidas coercitivas unilaterales, como forma instrumental de guerra económica para destruir la base material de prosperidad de la población, que provoco la salida de Venezuela de millones de venezolanos, acompañada con una manipulación de la subjetividad para quebrar el sentido de identidad y de pertenencia, e incentivar su rechazo al gobierno bolivariano. Es por ello que es posible afirmar, que a lo largo de 26 años, Venezuela ha sido objeto de todas las modalidades de agresión contempladas en el formato de la guerra no convencional.

En la actualidad se ha puesto en acción una nueva fase de intensificación de ataque a Venezuela, con una estrategia envolvente para atacar a la soberanía del país, se ha alineado una estrategia de cambio de régimen, apelando a viejos y nuevos métodos de guerra y agresión con una mayor intensidad, que tiene su expresión en el despliegue militar norteamericano en el Mar Caribe como parte de la diplomacia de las cañoneras, destacando además la amenaza de invasión militar, de ataques terrestres, la intromisión de agentes de la CIA y de terroristas en el territorio nacional. Por otra parte la acción comunicacional a través de los ataques mediáticos para erosionar la legitimidad de las instituciones venezolanas y dentro de ello la figura del presidente, con una campaña despiadada a nivel mundial, con la estrategia de la “guerra relato” a través de medios de comunicación y redes sociales como un intento de destruir la base ética de la Revolución Bolivariana.        El objetivo que ha sido trazado desde los tanques de pensamiento imperiales es evidente: acabar con la revolución bolivariana, como una vía directa de frenar el avance de un mundo multicéntrico y multipolar y con ello destruir el sistema de relaciones soberanas en el ámbito económico, político y energético que se ha venido tejiendo desde Venezuela.

La emergencia del mundo multipolar para preservar la paz y soberanía.

Las circunstancias actuales exigen que definitivamente las potencias del mundo multipolar emerjan con mayor fuerza para la creación de un nuevo orden internacional. No son suficiente los acuerdos económicos de organizaciones como la ASEAN, Cooperación de Shanghái, los BRICS ampliados, hace falta un mayor liderazgo para preservar la paz mundial y su influencia al interno de Naciones Unidas y su capacidad de influir en la dinámica mundial.

Es decir, la realidad exige que el mundo multipolar termine de emerger y de tomar un liderazgo importante, porque es uno de los pocos caminos que quedan para preservar la paz frente a un viejo hegemón, que no respeta absolutamente nada y que está dispuesto a llevarse por delante la soberanía, el derecho internacional y lo más importante la paz, siempre creando circunstancias para el inicio y desarrollo de guerras. El mundo multipolar entra en tensión, es lo que se denomina la “ética de la emergencia”, como recurso para evitar una circunstancia lamentable de una guerra en América Latina, de una destrucción de países como Venezuela.

La negación del mundo multipolar por parte de la dictadura imperial conduce a la definición estratégica de controlar América Latina y el Caribe, como un continente necesario de dominar y preservar su hegemonía, para ello la actual administración norteamericana, ha puesto en acción una renovada estrategia de guerra hibrida para profundizar su control sobre países que les son fieles, intentando aplastar la soberanía de las naciones que no siguen sus designios, desarticular el funcionamiento social y político, presionando para desmantelar la política de cooperación e integración regional, incentivando el desencuentro y la enemistad entre los países de la región.

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Pedro Sassone

Ministro Consejero y Jefe de la Sección Consular de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Uruguay

1 Comentario

  1. El señor Ministro Consejero hace en su nota un análisis detallado dentro de un contexto histórico y presente.
    Teniendo en cuenta sus apreciaciones dentro del contexto creemos que sería necesario comenzar a implementar una conducta opuesta a las prácticas que aparecen como «normales» en procesos de resolución de problemas urgentes que afectan diferentes regiones del mundo.
    Algunos actos fundamentales deben realizarse en primera instancia, y el primero y más importante es el mover la sede de las Naciones Unidas fuera del territorio donde ahora se encuentra hacia un país neutral y respetuoso de las leyes del derecho internacional emanado de la institución misma.
    Lo segundo sería redefinir algunas terminologías, que si bien tradicionales, no corresponden a la realidad geográfico-política y envuelve a otros que se sienten envueltos o acusados de crímenes que no han cometido, sino de los cuales son víctimas.
    Por supuesto que, sin ánimo alguno de ofender al Sr Ministro Consejero de la República Bolivariana de Venezuela, nos permitimos acotar que el imperio infame no es «norteamericano» sino estadounidense, ya que Canadá y México no están envueltos en las políticas del gobierno de EEUU; Norteamérica es un continente, no un país.
    De la misma manera el gentilicio debe ser estadounidense y no «norteamericano» o «americano»; los mexicanos, los canadienses, los groenlandeses y casi hasta los cubanos pueden considerarse norteamericanos, lo cual es una simple referencia geográfica y no política. Americanos somos todos los que vivimos en la costa oeste del Océano Atlántico, repetimos, es una definición geográfica y no política.
    Cuando pasamos al dominio de la lengua inglesa, pues vemos que Estados Unidos, que todo lo tiene menos respeto, pues es el único país que no tiene un gentilicio propio, simplemente se adueña de la determinación geográfica y autonombra a sus ciudadanos como «americans», lo cual es para muchos un insulto…
    En verdad un ciudadano de Estados Unidos es tan americano como el Sr Ministro Consejero, como yo mismo y cada ciudadano de estos continentes de la costa atlántica del oesre.
    Su verdadero gentilicio en inglés debería ser «unistaters», el cual deriva en forma gramatical y lógica del nombre que han dado a su país, y el cual debería hacerse de uso público y común a todos los efectos de nominación y legalidad (por nuestra parte y modestamente, pero con firmeza venimos usando el término en forma continuada cuando nos expresamos en inglés –generando sorpresa, comentarios, burla y polémica, pero no argumento válido en su contra).
    Retomando otro aspecto de la temática al principio de estas líneas, en cuanto a los procesos para resolución de problemas graves en el ámbito internacional, creemos que ya es hora de resolver nuestros «conflictos entre hermanos» dentro de la familia y sin tener que llamar «al tío que vive en otra ciudad» para que venga a «resolver» el asunto.
    En el mundo real esto se traduce lisa y llanamente en algunas preguntas (cuya respuesta sospechamos de antemano).
    ¿Qué tiene que ir a hace un mandataridel otro lado del planeta, que vive otra realidad, en medio de un conflicto entre la RD del Congo y Ruanda?
    ¿Qué hace en medio de India y Pakistan?
    ¿Entre Thailandia y Cambodia?
    ¿Armenia y Azerbajián?
    ¿Egipto y Etiopía?
    ¿Serbia y Kosovo?
    Y, oh Dios, ¿Palestina e lsrael?
    Y la cereza en medio de la torta, ¿frente a la costa de Venezuela…?
    Pues, la eespuesta es casi común. Este «tío que vive en otra ciudad» no es un pacifista benévolo, el «daddy» del secretario de la OTAN, es sólo un vendedor a comisión (por no llamarlo mercenario), que con sus artes artísticas de showman –demostradas al pie de su avión danzando en Malasia– pues llega y el medio de «resolver» los conflictos es haciendo contratos en nombre de empresas multinacionales privadas, contratos de «asociación para explotación» de recursos naturakes (y creemos que la palabra «asociación» está de más). Las minas de minerales en la RD del Congo, y oh maestro el hombre! también minerales en Ukrania sin resolver nada, pues todo bajo control, armamentos, espacios estratégicos para instalaciones militares, petróleo, todo lo que la parte «débil» del conflicto necesita compar o vender, pues ahí está, lo que no lo da la parte fuerte se lo da él, a fimar los papeles, y a mostrar a las cámaras la enorme firma de trazo grueso que ocupa media página del acuerdo.
    Pero ¿qué hace frente a la costa venezolana? Aparte de jugar al tiro al blanco con pequeñas embarcaciones y matar a todos sin sentir pena ni obtener gloria.
    La ridiculez de sus argumentos sólo causa furor desmedido, no sólo por el hecho fatal en sí de asesinar gente con impunidad y sin control, sino por decir que esas lanchas iban con drogas a los Estados Unidos. ¿Quién puede creer eso? Es un descarado insulto a la inteligencia de la gente. Esas pequeñas embarcaciones tendrían que recorrer más de 2.200 Km para llegar al supuesto destino, ¿cuántos días para llegar, en una mar cambiante, y cuánto combustible deberían cargar? Más que ridículo, sólo un idiota puede inventar algo así y esperar que quienes no son idiotas lo crean. Es más que obvio que sus intereses son otros y más que siniestros.
    Su problema es interno, de sus fronteras, tendría que desplegar su flotilla infernal frente a sus costas y sumarla al aparato de control fronterizo que ya tiene y que parece ser tan efectivo(?) contra los inmigrantes, y dejarse de gastar ese dinero de sus pagadores de impuestos que tanto defiende, mobilizando el portaaviones más grande del mundo y sus soldaditos para ir «a pelear» contra lanchas civiles y no armadas, violando con ello un libro de leyes y regulaciones internacionales, y encima atemorizando los ciudadanos inocentes de varios países del mar caribeño.
    La conclusión es una y clara, ya es tiempo de no «invitar» a nadie que represente EEUU a reuniones y mediaciones de ninguna índole pues el resultado será con un solo ganador que no envuelve a las partes litigantes o negociantes.
    «Ellos» sí necesitan del mundo para sobrevivir, pero el mundo no los necesita a ellos, al contrario, florecería en paz si sus acciones no existieran.
    Creemos que el resto del planeta debe pensar con lógica, encarcelar a los corruptos que reciben el sucio billete verde sin fondos ni respaldo y madurar hacia una etapa de convivencia tolerante, respetuosa y dispuesta a trabajar en conjunto para el bienestar común de la humanidad.

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