Un año de la operación especial en Ucrania: causas reales, particularidades y resultados preliminares

El 24 de febrero se cumple un año de la operación militar especial rusa en Ucrania. En relación con esto, es oportuno hacer un análisis general de lo que ha pasado y lo que va a suceder en adelante. Quisiera destacar que no imponemos nuestro punto de vista a nadie, solo ofrecemos una opinión alternativa para que los respetados lectores puedan hacer sus propias conclusiones.

Es importante entender que las raíces de los acontecimientos actuales vienen desde nueve años atrás. En 2014 en Kiev se produjo un golpe de Estado armado con el apoyo activo de Estados Unidos y la UE. El pueblo ruso de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk se negó a reconocer el nuevo régimen ucraniano ilegítimo, defendiendo su derecho de hablar su lengua materna y honrar a sus héroes, que salvaron al mundo del fascismo hace 80 años. Sin embargo, el régimen de Kiev optó por resolver este problema por la fuerza, recurriendo al ejército regular y a batallones punitivos neonazis para sofocar las protestas.

En 2015, con la mediación activa de Rusia se firmaron los Acuerdos pacíficos de Minsk. No obstante, Kiev saboteó durante todo esto tiempo el cumplimiento de sus compromisos y utilizó estos acuerdos para afianzar su potencial bélico con la ayuda de directa de los países occidentales. Como fue admitido públicamente por la excanciller alemana Angela Merkel y el expresidente francés François Hollande, los Acuerdos de Minsk fueron utilizados para dar tiempo a Kiev a reforzar las sus fuerzas armadas y no para detener los combates y llegar al arreglo pacífico.

Durante más de ocho años, los nacionalistas ucranianos bombardeaban la población civil de Donbas. Como resultado de estos ataques militares, hasta el febrero de 2022 fueron matados alrededor de 15 mil habitantes de esta región. Tal política destructiva de Kiev contó con el apoyo total de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, que militarizaban al territorio ucraniano, fomentaban la rusofobia agresiva y hacían la vista gorda ante la abierta glorificación del nazismo en Ucrania donde los grupos armados usan símbolos fascistas, organizando marchas de antorchas y dando a las calles y plazas de las ciudades nombres de criminales nazis. El territorio de Ucrania se convirtió en un campo de entrenamiento para maniobras y ejercicios militares de la OTAN con orientación antirrusa. En este contexto, a finales de 2021, la parte rusa preparó y envió a sus socios occidentales propuestas sobre la estabilidad geoestratégica y garantías jurídicas de seguridad para nuestro país, entre ellas que la OTAN no se expandiera hacia el Este, incluso al territorio de Ucrania. Sin embargo, nuestras propuestas fueron cínicamente rechazadas.

A comienzos de 2022 aumentaron bombardeos y ataques militares ucranianos contra la población de Donetsk. El 21 de febrero de 2022 por la solicitud de las autoridades de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk Rusia reconoció su independencia. Tomando en cuenta la amenaza creciente para estas regiones, así como el acercamiento de la infraestructura militar de la OTAN hacia nuestras fronteras y los planes militaristas ucranianos, incluso sus ambiciones de obtener las armas nucleares, no nos quedó otra opción que iniciar el 24 de febrero la operación militar especial para desmilitarizar y desnazificar el régimen criminal de Kiev, proteger a los habitantes rusos de estas regiones, así como eliminar las amenazas existenciales a la seguridad de nuestro país. Según los datos de la inteligencia, el Ejército Ruso adelantó unos días a los nacionalistas ucranianos que planeaban ataque a gran escala contra las Repúblicas de Donetsk y Lugansk.

Es necesario destacar que en el marco de la operación especial las Fuerzas Armadas de Rusia están utilizando equipos de alta precisión para incapacitar la infraestructura militar del régimen de Kiev y los objetos relacionados con el complejo militar ucraniano (incluyendo los de carácter energético), tratando de evitar las víctimas entre la población civil. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de las múltiples atrocidades de los nacionalistas ucranianos que siguen bombardeando constantemente las áreas residenciales, hospitales y escuelas de Donbass, utilizan prohibidas municiones químicas y de racimo, torturan y matan cruelmente a los prisioneros militares rusos. Además, el régimen de Kiev realiza diferentes provocaciones peligrosas, como por ejemplo bombardeos a las centrales nucleares de Chernóbil y Zaporozhie, ataques terroristas contra infraestructura civil rusa (la explosión del puente de Crimea) y la gente civil (el asesinato cobarde en alrededores de Moscú de la joven periodista rusa Daria Dugina), así como organiza escenificaciones (como en la ciudad de Bucha) para difamar al ejército ruso.

Como una consecuencia de la política represiva aplicada por el régimen de Kiev contra habitantes de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y en las regiones de Khersón y Zaporozhie, en el periodo desde el 23 al 27 de septiembre de 2022 en estas cuatro regiones se celebraron referendos durante los cuales la mayoría abrumadora (más de 90% de los habitantes) votó libremente a favor de la adhesión a la Federación de Rusia. Estas consultas populares se realizaron respetando plenamente las normas y principios del derecho internacional y ahora estas regiones representan una parte integral de nuestro país. Allí poco a poco se normaliza la vida pacífica y ya se realizan activamente los trabajos de reconstrucción de los edificios y carreteras destruidas por los bombardeos de nacionalistas ucranianos.

Es importante destacar el papel destructivo de los países de la OTAN que en realidad se han convertido en la parte del conflicto militar en Ucrania, lo que de hecho ya están declarando abiertamente sus líderes. Su objetivo principal no es salvar las vidas ucranianas, sino derrotar cueste lo que cueste a Rusia tratando de conservar su hegemonía global. A pesar de que las negociaciones de paz realizadas en Turquía en abril de 2022 tenían la perspectiva real de alcanzar los acuerdos mutuamente aceptables entre Rusia y Ucrania, estos contactos políticos fueron interrumpidos por la orden de Washington y Londres que optaron por la escalada del conflicto, luchando contra Rusia hasta el último soldado ucraniano. Aún más, los países occidentales siguen suministrando en grandes cantidades armas sofisticadas y ofensivas a Ucrania, así como compartiendo con Kiev datos de inteligencia y participando en la planificación y ejecución de operaciones militares, reclutando a los mercenarios por todo el mundo, incluso en América Latina, y enviándolos junto con sus instructores militares para combatir en Ucrania. No hace mucho tiempo fue anunciado oficialmente que los Estados Unidos y sus aliados suministrarán al régimen de Kiev los tanques alemanes y estadounidenses Leopard y Abrams, misiles de mediano alcance y otro material bélico moderno. Todo esto solo aumenta la escalada del conflicto y lleva a mayores pérdidas de vidas humanas.

No menos preocupante es la información, que se descubrió después del inicio de la operación militar rusa, sobre existencia en Ucrania de una red de biolaboratorios norteamericanos que desarrollaban patógenos mortales. Lo mismo Washington ha realizado en otros países de la ex-Unión soviética, creando sus laboratorios biológicos militares justo a lo largo de las fronteras de Rusia. La existencia de tales instalaciones en Ucrania fue confirmada por la subsecretaria de Estado de EEUU Victoria Nuland y representa una grave violación de los acuerdos internacionales sobre prohibición de desarrollo y uso de armas biológicas.

En general, contra Rusia se ha desencadenado una guerra híbrida, cuya parte importante es la descarada campaña de desinformación y rusofobia, con el fin de manipular la opinión pública mundial en contra de nuestro país. El Occidente Colectivo aplicó contra Rusia múltiples sanciones económicas ilegítimas, lo que aumentó las tendencias negativas en la economía mundial, llevó a la ruptura de las conexiones comerciales tradicionales a nivel global, provocó la crisis energética y alimenticia. Ahora se prepara décimo paquete de restricciones antirusas. Estos pasos agresivos unilaterales del Occidente causaron el año pasado un aumento sin precedentes de los precios de hidrocarburos y alimentación en el mercado internacional, afectando en primer lugar a los países en desarrollo. A pesar de esto la economía rusa soportó esta tremenda presión, no sucedió el colapso económico pronosticado. Al contrario, se fortaleció autoproducción, la importación paralela, diversificación de nuestros lazos con países amigos.

Otro ejemplo de hipocresía norteamericana fueron los ataques contra gasoductos de Nord Stream, que fue importante elemento de la infraestructura energética en Europa. La investigación independiente del periodista estadounidense Seymour Hersh confirmó que las explosiones fueron realizadas por los buzos militares norteamericanos con participación de Noruega. De hecho, los mismos funcionarios estadounidenses ya admiten que están detrás de las explosiones ocurridas en los Nord Stream, hasta hablan de eso con gusto. ¿No es una manifestación del terrorismo internacional?

En estas condiciones hostiles, Rusia sigue cumpliendo todos sus compromisos comerciales a nivel global, trabajando activamente para ayudar a los países en desarrollo. Esto confirman los esfuerzos diplomáticos de Rusia, junto con Turquía y el Secretario de la ONU, emprendidos para organizar el tránsito del grano ucraniano por el Mar Negro para distribuirlo entre las naciones más necesitadas.

Es evidente que la política occidental de aislamiento internacional de Moscú ha fracasado y Rusia sigue manteniendo el diálogo constructivo con la mayoría de los países del mundo, lo que confirmen las recientes visitas del Canciller de Rusia Sergey Lavrov por los países de África y Oriente Medio, así como el rechazo de muchos estados, incluso de América Latina, de unirse a las medidas económicas restrictivas del Occidente contra Rusia.

La Parte Rusa nunca ha rechazado el proceso de negociación con Ucrania. Al revés, el mismo Señor Zelenski suscribió el decreto presidencial que le prohíbe entrar en negociaciones con Moscú. Estamos dispuestos a dialogar con Ucrania sin condiciones previas y basándose sobre las realidades existentes. En todo caso, nuestra prioridad sigue siendo la misma: garantizar la seguridad, soberanía e identificación nacional de nuestro país y su gente.

En relación con algunas opiniones de que la operación militar especial rusa se desarrolla lentamente quisiera subrayar que los jefes de las Fuerzas Armadas de Rusia consideran necesario conservar las vidas de los combatientes rusos y evitar numerosas pérdidas civiles. Es la tarea principal en el marco de la operación.

Las acciones de los países del Occidente Сolectivo demuestran el carácter global de la confrontación en Ucrania para la cual se han preparado cuidadosamente durante mucho tiempo. Está claro que Ucrania no es más que una herramienta en manos de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, cuyo objetivo a largo plazo es derrotar a Rusia en el campo de batalla, desbaratar la arquitectura de seguridad en el antiguo espacio soviético y en Eurasia en su conjunto, así como preservar el sistema mundial en el que Washington y sus satélites puedan utilizar la fuerza militar y la influencia económica para obligar a cualquier país a obedecer a su voluntad. Sin embargo, es evidente que los acontecimientos en Ucrania y alrededor de este país representan el comienzo del fin del dominio ideológico y político-militar del Occidente. En este contexto se han acelerado los procesos de transformaciones globales, traspaso del sistema unipolar al mundo policéntrico, más justo y democrático con formación de varios polos de influencia en Asia, África y América Latina, lo que corresponde a los intereses de la mayoría de las naciones. Son algunos de los resultados más importantes después de un año del comienzo de la operación especial militar rusa en Ucrania.

Andrey Budaev

Embajador de Rusia en Uruguay

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