La tragedia universitaria. El desequilibrio entre la educación y el trabajo

Foto: Udelar

El mayor y más complejo problema educativo es el desequilibrio entre los programas y pedagogías de enseñanza y las necesidades y demandas de trabajo de la sociedad.  Este desfasaje es estructural en todos los procesos educativos por el carácter intemporal ya que se enseña con conocimientos del pasado, tecnologías ya en desuso  y con docentes incluso formados previamente, a estudiantes actuales que tienen otras realidades, y para  un  ejercicio laboral futuro que se desconoce o que se tiene alta incertidumbre de sus reales características.

Este desequilibrio sin embargo se está ampliando haciendo la brecha entre educación y trabajo mayor por la acelerada expansión de los conocimientos y de cambio de los mercados de trabajo con los cambios tecnológicos y por den de las competencias laborales requeridas. Estos desequilibrios además se hacen mayores  cuando se carece de procesos de evaluación externa, cuando los docentes y los programas no están obligados a actualizarse, cuando las instituciones carecen de enfoques por competencias o cuando la autonomía ha devenido en autarquía y rechazo al mercado.  Incluso aún cuando existiendo controles, hay una enorme lentitud en la realización de nuevas ofertas educativas. Entre que aparece una demanda de formación, se formula el programa, se autoriza, se comienza a dictar y que finalmente egresa el primer estudiante de esos programas, median tantos años que hacen que muchas veces estos programas ya sean obsoletos y requieran actualizarse, Además ello se agrava cuando las instituciones tienen una tendencia estructural a la endogamia, a formar  solo en conocimientos y a que los docentes no se actualicen, todo lo cual contribuye a un mayor desequilibrio entre educación y trabajo y baja pertinencia de la educación.

En el Uruguay, el peso de la burocracia y estilos parsimoniosos, la falta de estándares básicos comunes, los modelos de enseñanza presenciales y el poco uso de tecnologías de enseñanza a distancia, y la inexistencia de un sistema de aseguramiento de la calidad y/o exámenes y controles de los ejercicios laborales por los Colegios profesionales hace aún más fuerte los desequilibrios entre la enseñanza y las demandas laborales, y por ende que impactan en la pertinencia de la educación. La UNESCO señala que una de las dimensiones de la calidad de la enseñanza es su pertinencia, su ajuste y articulación a las demandas y necesidades de las personas, la sociedad y las empresas. Es también esta falta de pertinencia el eje central de la deserción y la equidad. Esta falta de pertinencia educativa es más amplia y tiene mayores complejidades. Hoy es claro que la educación presencial no cubre las demandas nacionales que requieren una enseñanza flexible y virtual.  En el interior hay una histórica problemática educativa asociada a la falta de ofertas terciarias que determinan que sólo quienes tengan recursos económicos puedan estudiar y tengan además que emigran. Además en el interior, al igual que en la capital muchas actividades económicas estén limitadas en su crecimiento potencial, a la carencia de mano de obra capacitada y competente. Estos desequilibrios desde el lado de la educación favorecen el abandono y expresan falta de calidad, y desde el lado del mercado de trabajo inciden en baja productividad, salarios bajos y limitaciones para acometer inversiones en áreas complejas y tecnológicas avanzadas.

En estos años se ha avanzado algunos pasos muy pequeños como el enfoque por competencias en los programas, pero falta capacitar y preparar docentes,  construir infraestructura de laboratorios y establecer sistemas de evaluación para una enseñanza y aprendizaje por competencias. Se ha avanzado en  inversiones en escuelas y liceos de tiempo completo en barrios carenciados, pero no se ha establecido un sólido sistema sólido de articulación con las demandas y falta un sistema nacional de prácticas con lo cual muchos de los que egresan y no desertan carecen de las competencias prácticas necesarias y tienen una formación más teóricas. También se han establecido mecanismos para el reconocimiento universitario de la formación docente, pero el sistema no se ha puesto en efectivo funcionamiento y se mantienen bloqueos, ni tampoco ha habilitado el reconocimiento universitario de la formación docente de posgrado.

La articulación educación-trabajo sin duda es finalmente el gran tema del país y la madre de las reformas educativas que hay que poner en el centro de la agenda política. Mientras la educación vaya por un lado y el mercado laboral vaya por otro, el país estará limitado para poder superar la trampa del ingreso medio y la gente  seguirá emigrando y la educación tendrá los riesgos de estarse mirando a su propio ombligo, mientras miles de estudiantes deserten al constatar que esos aprendizajes poco les sirven para resolver sus necesidades de trabajo.  Hay que pensar en un gran sistema de prácticas y de articulación entre la educación y el trabajo.   

Eco. Claudio Rama

Dr. ED; Dr. DER; Post. Dr

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