Una brecha de siete horas en el teléfono de Trump se descubre que ocurrió el día de la toma del Capitolio

No se descarta que hubiera utilizado teléfonos de asesores o desechables, lo que está prohibido por ley.

El panel de la Cámara de Representantes que investiga la insurrección del 6 de enero identificó faltantes en la documentación telefónica que el expresidente realizó ese día. Son más de siete horas las que no fueron encontradas y sospechan que el mandatario pudiera haber utilizado teléfonos de asesores o desechables, lo que está prohibido por ley. 

The Washington Post’ y la cadena ‘CBS’ revelaron documentos que indican que hay un hueco de siete horas y 37 minutos en los registros telefónicos, tanto para las llamadas recibidas y realizadas, de Donald Trump el 6 de enero de 2021, día en el que sucedió la toma del Capitolio. El Comité legislativo a cargo de la investigación está detrás de la pista de los faltantes que van desde las 11:17 hasta las 18:54. En ese lapso no hay ninguna anotación de la Casa Blanca respecto a las actividades del exmandatario.

Durante esas horas, cientos de personas –la mayoría seguidores de Trump- ingresaron a la fuerza en el Congreso cuando se celebraba la sesión conjunta para confirmar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de 2020. Los actos terminaron con más de 700 individuos arrestados e imágenes para no olvidar. En este contexto, las investigaciones de la Comisión se dirigen por dos caminos. Por un lado, buscan averiguar los métodos por los que Trump se comunicó ese día, si lo hizo por canales paralelos como teléfonos de sus ayudantes –método que utilizó a lo largo de su mandato, según un exasistente- o dispositivos desechables, y si quebrantó deliberadamente la Ley de Registros. Por el otro, si efectivamente recibieron los registros enteros de la Casa Blanca. Sin embargo, la anómala situación no implica que el panel desconozca lo que hizo el exmandatario durante esas horas. Luego de hablar con 800 testigos, han intentado reconstruir el recorrido que Trump realizó durante la jornada. Este año, el Comité de la Cámara Baja que hace la pesquisa del ataque obtuvo 11 páginas de registros de la Casa Blanca junto al diario oficial del presidente y las llamadas de la central de la mansión presidencial. Allí muestran que Trump dialogó por teléfono con ocho personas en la mañana y 11 por la tarde. En agosto, la junta emitió una orden a más de una treintena de empresas de telecomunicaciones y redes sociales para que guarden los historiales de cientos de usuarios, incluyendo al propio Trump, su familia y congresistas republicanos aliados.

También siguen recibiendo registros de los Archivos Nacionales y variadas fuentes, lo que puede contribuir a reproducir la rutina del presidente ese día. A principio de año recogieron 15 cajas con documentación en la casa de vacaciones en Florida del exjefe de Estado.

Hay certezas de que a las 8:00 a.m. se dirigió a una numerosa cantidad de simpatizantes en el Ellipse, donde reiteró las denuncias de irregularidades en las urnas. Luego retornó a la Casa Blanca.

Entre las llamadas que están constatadas hay conversaciones con su exasesor Steve Bannon, que había vaticinado en un podcast que “todo el infierno se va a desatar mañana”, en referencia al 6 de enero. En una comunicación, incluso, Bannon insta a Trump a intensificar la presión sobre el vicepresidente Mike Pence para que bloquee la ratificación del triunfo de Biden.

También está confirmado que charló con varios miembros republicanos de la Cámara y el Senado para que estuviesen listos para cuestionar la veracidad del conteo oficial de votos; también una discusión con el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

Ley de Registros Presidenciales

El vacío que apareció en el historial de llamadas del expresidente Donald Trump durante el 6 de enero, vulnerando la legislación que aboga por proteger los registros de los mandatarios, volvió a abrir el debate sobre su relativa efectividad y nula capacidad de control. La finalidad de la ley es preservar los contenidos que salen de los canales de comunicación de los presidentes, como los correos electrónicos, los mensajes de textos y las llamadas, indistintamente de los dispositivos, para que sea considerada propiedad del Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, la falla principal es la ausencia de un procedimiento consistente que persiga su cumplimiento y está en manos de la buena voluntad de los ocupantes de la Oficina Oval y su personal para conservar los registros.

Trump fue advertido respecto a esta legislación cuando se dio a conocer que se había llevado cajas de material clasificado a su casa en Florida. La ley de Registros Presidenciales se promulgó en 1978, ante la necesidad surgida luego del escándalo de Watergate, cuando el entonces presidente Richard Nixon había considerado destruir una colección de cintas secretas que indicaban el encubrimiento del robo fallido del Comité Nacional Demócrata.

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