3.4 millones de almas, seguimos siendo un semillero inagotable de talento futbolístico que contra cualquier previsión derivada de la ley de los grandes números, continúa produciendo talentos individuales y una enorme capacidad colectiva para posicionar a nuestro país en la cúspide del fútbol mundial.
Pero ya que estamos con estadísticas caprichosas y que marchan a contrapelo del sentido común, veamos algunas curiosidades inquietantes.
En nuestro país en el 2022 nacieron en total 32.000 bebés contra 39.000 personas que fallecieron.
Nacen muchos menos nuevos ciudadanos de los que se retiran definitivamente.
Eso se llama crecimiento demográfico negativo.
El poder judicial publicó un informe sobre las sentencias emitidas con el nuevo Código del Proceso Penal CPP vigente desde noviembre de 2017 y allí se consigna que para el 2019 se registraron casi 12.000 procesos penales concluidos, contra 6.500 del año anterior, hecho que representa un incremento del 91.1%.
La delincuencia se expande y ello se refleja en un notable incremento de la población tras las rejas. Y está muy bien que la justicia actúe y que se condene al delincuente para defender la seguridad ciudadana.
Pero es sabido que el 75% de los presos tiene menos de 35 años y el 60% son reincidentes y el 80% son adictos. Y que si se consideran los procesados entre 18 y 30 años para todo el país, el número asciende a 6.200 individuos para 2019….
También se ha demostrado de manera contundente la prácticamente nula capacidad de rehabilitación que ofrece hoy el sistema carcelario para los delincuentes detenidos, ante lo cual ello significa que el milagro futbolístico tiene una multiplicidad de barreras, a las cuales contra toda lógica, Uruguay sigue siendo capaz de superar.
De una parte, la bajísima natalidad que registra el país, y de otro lado, el desperdicio espantoso que significa la ausencia de políticas sólidas para encarar una acción contundente de rehabilitación de los delincuentes, especialmente de los jóvenes, que abandonados a condiciones absolutamente indignas, están condenados no solo a cumplir la pena que se les ha dictado, sino también a reincidir en ese circuito terrible de adicciones, delincuencia y comportamientos violentos.
Queridos compatriotas: Disfrutemos sin ningún falso pudor del triunfo de la celeste. Hagámoslo con enorme orgullo. Pero en medio de tanta alegría reflexionemos que como sociedad estamos olvidando una porción tal vez muy importante de nuestro potencial equipo, al que por falta de una estrategia consistente, le negamos toda posibilidad de sudar la camiseta.