Zoológico de Beijing: Reserva natural que fusiona la ciencia, el turismo y la fauna mundial en China

Por año el lugar recibe a más de 9 millones de visitantes para disfrutar de más de 5.000 animales.

En pleno distrito central de Xicheng, en la capital china, se encuentra uno de los espacios naturales más emblemáticos y visitados del país: el Zoológico de Beijing. Fundado en 1906 durante la dinastía Qing y reorganizado en 1955 bajo su nombre actual, se lo considera uno de los zoológicos más antiguos de Asia y también uno de los más grandes del mundo. Hoy alberga más de 5.000 animales pertenecientes a más de 430 especies, consolidándose como un verdadero centro de conservación, investigación y educación científica.

Las atracciones principales son, sin lugar a dudas, los osos pandas gigantes, símbolo nacional de China y residentes de un espacio exclusivo conocido como “Panda Hall”. A este atractivo se suma el Acuario de Beijing, considerado el acuario interior más grande de Asia, así como los jardines y pabellones históricos de la dinastía Qing que aún se preservan dentro del predio. Por estas características, el zoológico está catalogado como sitio histórico y cultural bajo protección estatal.

El precio de entrada general ronda los 19 yuanes (unos 2,7 dólares) e incluye el acceso a la sala de pandas. Para ingresar al Acuario se requiere un boleto adicional de 160 yuanes (aproximadamente 22 dólares). La visita al zoológico no solo permite observar fauna en peligro de extinción, sino también recorrer una base nacional de popularización científica y educativa, enriquecida con 198 especies de plantas y más de diez reliquias culturales y edificaciones históricas.

Casa de los Pandas

Cada año, el zoológico recibe a más de 9 millones de visitantes, y la mayoría de los recorridos comienzan por el área de los pandas gigantes, considerados el corazón del parque. Desde las 7:30 de la mañana, cuando se abren las puertas, se forman largas filas para observar a ejemplares como Meng Lan, Meng Da, Meng Er y Bai Tian, quienes se han convertido en verdaderas celebridades locales. Sus juegos, movimientos y rutinas atraen miradas y cámaras, transformando cada momento en un espectáculo.

Debido a la alta demanda, es necesario comprar las entradas con anticipación. Lo más recomendable es reservar a través de plataformas como Trip.com o mediante la cuenta oficial del zoológico en WeChat. El mejor horario para ver a los pandas es temprano por la mañana, cuando la temperatura es más fresca y los animales se encuentran más activos, ofreciendo a los visitantes la experiencia más auténtica y cercana a la vida de esta especie icónica.

Más allá de su atractivo turístico, los pandas gigantes son considerados embajadores de China y protagonistas de un esfuerzo global por la conservación de la biodiversidad. Observarlos en el Zoológico de Beijing no solo es un privilegio para los visitantes, sino también un recordatorio de la importancia de proteger a una especie que, tras haber estado al borde de la extinción, se ha convertido en un símbolo de esperanza y de la relación entre el hombre y la naturaleza.

Diversidad animal y natural

Además de los pandas, el Zoológico de Beijing cuenta con tigres de Siberia, leones africanos, elefantes asiáticos, rinocerontes, jirafas, canguros y aves raras de China. Todos se encuentran en espacios organizados y divididos de manera cuidadosa, lo que convierte al parque en una “vitrina viva” de la fauna mundial, gracias a que cuenta con especies de cada continente del planeta.

El Acuario, por su parte, es el lugar perfecto para sumergirse en el mundo marino. Allí es posible observar tiburones, rayas, medusas, corales y una gran variedad de peces de agua dulce y salada. También ofrece espectáculos de delfines y leones marinos que atraen a grandes y chicos por igual. Un detalle de valor es la presencia del esturión chino, una especie exclusiva y protegida que pocos acuarios del mundo exhiben.

Ciencia, naturaleza y turismo

El Zoológico de Beijing se presenta como un espacio que combina ciencia, naturaleza y turismo en pleno corazón de la capital china. Su rol va mucho más allá del entretenimiento: es un centro de investigación y conservación de primer nivel, un pulmón verde urbano y un atractivo turístico de escala mundial.

En materia científica, funciona como un laboratorio vivo dedicado a la reproducción de especies en peligro, la protección de la biodiversidad y el desarrollo de estudios en medicina veterinaria. Gracias a estos esfuerzos, se han logrado avances significativos en programas de cría de animales raros, lo que convierte al parque en un referente internacional en la preservación de la fauna.

El espacio, que ocupa más de 80 hectáreas, también se ha consolidado como una de las principales áreas verdes de Beijing. Entre lagos, colinas, senderos arbolados y jardines de estilo clásico, ofrece un entorno que combina naturaleza y recreación, convirtiéndose en un respiro para millones de habitantes de la metrópoli.

Recorrer el zoológico en primera persona es mucho más que observar animales: es sumergirse en un espacio donde la historia imperial se mezcla con la modernidad, donde la ciencia dialoga con el turismo y donde cada rincón invita a reflexionar sobre la relación del ser humano con la naturaleza. La experiencia deja la impresión de haber conocido no solo un lugar de recreo, sino un símbolo vivo de conservación, cultura y futuro para Beijing y para el mundo.

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