Brasil espió a Argentina durante la guerra de las Malvinas: revelan uno de los secretos más guardados del conflicto

Se querían quedar con un misil norteamericano para estudiar su tecnología.

El gobierno militar brasileño instaló en 1982 en Argentina, durante la guerra de las Malvinas, una ‘Red de Búsqueda de Información’ sobre el conflicto entre Argentina y Reino Unido, del que se cumplieron 40 años el pasado 2 de abril, según documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas guardados en el Archivo Nacional de Brasil.

El diario brasileño ‘Estadão’ ha tenido acceso a los documentos que serán publicados en junio, a través de los cuales puede reconstruirse la historia de estas acciones brasileñas en la guerra. Además, el profesor de la Universidad Federal de São Carlos, João Roberto Martins Filho, publicará el libro ‘O Brasil ea Guerra das Malvinas: Entre Dois Fogos’ con más datos sobre el espionaje.

En los documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Brasil, el propósito era eludir la censura de Argentina.

«Para sortear este obstáculo, además de los contactos habituales con los sectores de Inteligencia del Estado Mayor de cada una de las Fuerzas Argentinas -generalmente evasivas y reticentes-, se procuró una relación más estrecha con otros agregados militares de confianza, que fueron más activos y dinámicos en el seguimiento del conflicto», esgrime el documento, tal y como ha recogido ‘Estadão’. Un mes después de la invasión, se inició la operación inglesa para retomar las islas. Brasil ayudó a los argentinos, con inteligencia y armas, pero a la vez buscó mantener una buena relación con Reino Unido.

El 26 de marzo de 1982 se reunieron el general Leopoldo Galtieri, el brigadier Basilio Lami Dozo y el Almirante Jorge Isaac Anaya, participando también el canciller argentino Costa Méndez. 

En esa reunión, un agregado de la Fuerza Aérea Brasileña informó que se tomó la decisión de lanzar la operación de Malvinas, aunque era un “secreto de Estado”, afirmando: “Ni siquiera los oficiales generales del Estado Mayor Conjunto estaban al tanto. El desconocimiento por parte de los demás niveles de la Fuerza fue un factor muy negativo, pues no se tomaron una serie de medidas”. La información obtenida del Estado Mayor de la Fuerza Aérea local ha indicado que «el día de la invasión, 2 de abril de 1982, la operación estaba programada para mayo o junio, cuando las condiciones climáticas serían más desfavorables para los británicos».

Por otro lado, Martins Filho trata otra forma en que Brasil obtuvo información de Argentina. El país habría descifrado el código de las comunicaciones encriptadas del Ministerio de Asuntos Exteriores del país vecino.

Martins Filho no solo investigó los archivos de Itamaraty, sino también los británicos. Detalla que hubo otra forma en la que Brasil obtuvo información de Argentina, luego de descifrar el código de las comunicaciones encriptadas de la cancillería argentina. El profesor también detalla que, entre las principales preocupaciones, estaba obtener información sobre la ayuda de la URSS, Cuba y la Libia de Gadafi a la Argentina. Según los documentos, Libia se comprometió a enviar misiles soviéticos SAM-6 y SAM-7 a través de la ruta de Trípoli, Islas Canarias, Recife y Buenos Aires. Pero la gran preocupación de los brasileños fue el programa nuclear argentino, el cual seguían atentos. Según el Centro de Información de la Armada, Argentina negoció con la URSS el envío de 100 kilos de uranio enriquecido a Buenos Aires, por lo que se temía el establecimiento de bases rusas en el país.

Otra de las acciones brasileñas en torno al espionaje fue la captura de un misil AGM-45 Shrike estadounidense, el cual se encontraba en un bombardero Vulcan que aterrizó el Río el 3 de junio volviendo de Malvinas. Los brasileños acordaron liberar el Vulcan, aunque el misil fue retenido. Reino Unido y Estados Unidos presionaron para recuperarlo. Esto fue importante para el accionar brasileño en el conflicto, ya que para las potencias era “un arma con un sistema de dirección moderno”, y no querían que Brasil “husmeara” en él. Aunque Brasil intentó aprovechar su espionaje en la guerra de Malvinas para examinar este misil y desarrollar uno propio, el arma fue entregada en secreto a Inglaterra días después de la rendición argentina. Este hecho muestra, en gran medida, el rol que ocupó Brasil con su “Red de Búsqueda de Información” durante el conflicto, aunque trató de mantener buenas relaciones con el Reino Unido a lo largo de él. 

Los documentos de espionaje también relatan sobre la posición de Galtieri al comandar la operación, y cómo Brasil temía sobre su futuro en el cargo. Para su sorpresa, Galtieri convocó a una gran multitud en Plaza de Mayo “e hizo creer que era posible derrotar a la tercera potencia mundial”. “La colaboración de Argentina en la conflictiva región centroamericana (asesores militares entrenando a los contras nicaragüenses) llevaría a suponer que el gobierno de Estados Unidos forzaría una salida diplomática. La reacción inglesa no fue estimada”, detalla el informe. La guerra, iniciada el 2 de abril de 1982 por la dictadura argentina, se cobró la vida de 255 soldados británicos y 650 combatientes argentinos. Argentina tuvo que retirarse tras poco más de dos meses de enfrentamientos.

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