Club Arbolito no se rinde y reclama soluciones para evitar el cierre

La emblemática institución de La Teja fundada por Tabaré Vázquez, que el próximo 1° de marzo cumplirá 65 años, atraviesa su peor momento desde la crisis de 2002.

La pandemia, el cierre de su policlínica así como el fin de toda ayuda por parte del Estado, puso contra las cuerdas a la emblemática institución de La Teja que apenas sobrevive gracias al carnaval. Su presidenta, Andrea Caffiro, explicó al Diario La R la difícil situación del club fundado en 1958, entre otros, por Tabaré Vázquez. Reclama oportunidades y soluciones tanto al gobierno como a la Intendencia, para poder seguir adelante. “La verdad es que penamos para mantener el club abierto. Me da hasta angustia contarlo”, relató, emocionada, al Diario La R. 

La entrevista con Caffiro, transcurre en lo que fuera el consultorio del médico oncólogo y que, a la vez, en tiempos de elección, se transformara en el circuito donde Vázquez votara en los últimos años. Se trata de una modesta piecita, de poco más tres metros cuadrados por tres, que tiene una ventana que da a la calle Humboldt y al Colegio de los Salesianos, otro pilar social del barrio. 

 – ¿Por dónde pasan hoy las principales dificultades?.

 – Descartando las de participación, nuestras principales dificultades son económicas. Nuestra principal fuente de recursos es el tablado, trabajamos todo el año para organizar el tablado comunitario que desde hace varios años se hace en el espacio Tejano, que es un teatro de verano, al aire libre, que se construyó a partir de un presupuesto participativo de la intendencia por lo tanto, la lógica indica que, teniendo un escenario tan cerquita que el tablado se haya mudado para ese lugar. Como el tejano es un nostálgico por naturaleza, no hay un año que no resurja la discusión de por qué no volver a cerrar la calle y tener nuestro propio tablado. Días pasados hicimos una antesala del Carnaval, vinieron muchos grupos y algunos vecinos se nos acercaban para pedirnos volver a cerrar la calle. El tejano es muy nostálgico.

– ¿Cómo es su tarea diaria aquí en el Club?

La que realmente lo dirige es Susy, y por suerte hay tres o cuatro compañeros que están en la diaria, porque hay una cantidad de problemas cotidianos que hay que resolver en forma inmediata y ahí  están los compañeros. Yo aporto desde otro lado quizás, desde las formas, desde la parte más jurídica, desde ser a veces la cara para afuera del club. Pero el sostén es este grupo, lo digo no con falsa humildad sino con total sinceridad.

– ¿Cómo fue su relación con Tabaré Vázquez?. ¿Estuvo en el acto de Plaza Lafone cuando asume como intendente 1989?

Si, no era tan chica y estuve. Me acuerdo de toda la movida. Mi familia es de La Teja de toda la vida. Mis abuelos tenían un bazar frente a la sede de Progreso que cerró en 1982. La movida, esa mística que tiene La Teja en cuestiones sociales y políticas la viví siempre desde muy chica. A Tabaré lo conocí cada vez que vino a votar. Por ejemplo, aquí donde estamos (una pieza chiquita que da a Humboldt) fue el consultorio de él y en época de elección se instalaba un circuito y era en el que votaba. Cuando falleció Jaime Muñoz Tabaré nos pidió para hacer un acto en homenaje y ahí tuvimos oportunidad de conversar mucho. Lo visitamos un par de veces, con Jaime, con Lirio y otros compañeros. Y luego, cada vez que hubo que consultarlo, llamarlo, él siempre estaba. 

Nosotros en realidad siempre tratamos de respetar el estatuto nuestro, que no nos permite ni hacer política partidaria ni practicar religión. De hecho, nosotros no somos un Comité de Base del Frente Amplio. No lo somos, no debemos serlo ni queremos serlo. Ahora que nuestros fines del club sean más afines a ciertas corrientes políticas eso es indiscutible. Eso no quiere decir que en determinados momentos no nos hayan apoyado otros referentes de la vida política del país. Esa es un poco la explicación de por qué se realizó el homenaje a Tabaré a propuesta del Frente Amplio se realizó en el club Arbolito (ver nota aparte). 

– En 2002, Uruguay atravesó su peor crisis ¿Cómo se vivió esa situación aquí en el Arbolito?¿cuál era el problema fundamental en ese momento?

El hambre. No tener trabajo y todas las consecuencias que acarreaba. Las mamá nos traían a los chiquilines, se les hacían los controles, si podíamos hacíamos alguna intervención odontológica en algún momento. Se detectaron varios casos de desnutrición. El médico me decía no tienen tramitada la tenencia no pueden cobrar la asignación familiar, entonces, yo les tramitaba la tenencia en el Poder Judicial, eso les servía para presentarse en el BPS y cobrar la asignación. Aunque no fuese mucho, lo importante que puede ser disponer de un ingreso como este, cuando nada se tiene y más en familias numerosas. El barrio estaba en ese momento muy sensibilizado, cada uno desde donde pudo, pero acá se trabajó muy bien con mucha gente. Obvio que no solucionamos todo pero sí se logró informar a la gente, orientarla donde presentarse, qué trámites hacer. Fue una época muy dura, de mucho sacrificio, yo en lo personal aprendí muchísimo. Acá teníamos en la cantina, a Lirio Marsicano, también otra persona muy valiosa. Luego, Jaime Muñoz, que fue un excelente presidente, carnavalero, muy amigo de Tabaré, había estado preso durante la dictadura. Fue una época muy triste pero a la vez muy desafiante. 

https://youtu.be/WUH-o27LbEg

– La policlínica cumplió un rol esencial en el barrio.

– El Arbolito se funda en 1958. Una década después comienza a funcionar la policlínica donde Tabaré Vázquez ejercería como médico y a la par de él otros tantos médicos. La última forma para funcionar con la IM era a través de una donación modal con la Intendencia. Se prestaba el servicio de policlínica y la IM transfería todos los meses determinada cantidad de dinero. Luego, con el Sistema Integrado de Salud, la idea fue ir sacando las policlínicas de los barrios, lo cual para nosotros como club fue un golpe difícil de digerir. Porque a nosotros nos identifica la policlínica, era nuestra herramienta de llegada al barrio, al vecino, y luchamos, luchamos, buscamos alternativas, algunas las pudimos llevar a cabo, pero otras no. Hoy estamos todos cubiertos por el Sistema, como que la policlínica, es verdad, no forma parte de esa política pública. De todos modos, el barrio la extrañó mucho. Es muy distinto que te vayas a atender a tu prestador de salud que es una organización grande e impersonal que venir al Arbolito donde hablás con el médico de familia, que se parece más a aquel médico de campaña que los conocía a todos. El doctor Andrés Velázquez era una maravilla hasta que cerramos la policlínica. El cierre nos costó a nosotros y le costó al barrio. El barrio extraña a la policlínica hasta el día de hoy. Tenemos la suerte que el médico atiende en el SMI con lo cual algunas personas logran tener esa cercanía pero no todos. En este momento solo se mantienen abiertos los consultorios psicológicos. El asesoramiento jurídico ya no se hace. Sucedió que era inabarcable, e intentamos hacer un convenio con la Universidad de la República. Sí lo hizo pero no con nosotros sino con El Tejano, no nos parece nada mal, es otra institución, es donde hacemos el tablado, en el antiguo mercado Victoria, a dos cuadras del Arbolito.

 – ¿Podría pensarse hoy en reactivar la policlínica? 

 – Nosotros tenemos una infraestructura que si bien en este momento no está en las mejores condiciones está siempre disponible para lo que las autoridades gubernamentales dispongan. Nosotros estaríamos dispuestos. Sí hemos detectado que la mayor carencia de recursos en la zona hace a lo que es salud mental. Acá vienen muchos sicólogos jóvenes que quieren hacer sus primeras experiencias. Y tenemos un promedio de tres o cuatro sicólogos en el año trabajando con una lista de espera importante, se cobra un arancel muy mínimo. Pienso que esa podría ser una posible alternativa. No nos cerramos, no decimos, siempre fuimos policlínica y queremos seguir siendo policlínica. Tenemos que adaptarnos a los tiempos. Y además coordinamos con lo que realmente se precisa. Estamos abiertos. Y seguimos recibiendo consultas en salud. Susy, es una referente barrial, que conoce todo del barrio, todos sus recursos, y es una gran repartidora del juego. El sostén del club es ella, es justo decirlo, es una asistente social en potencia, que deja la vida aquí dentro. 

– Me hablaba de las dificultades y las formas de resolverlas.

La más grande es la económica y nuestro principal fuente de financiamiento es el tablado. Hemos tenido programas del Estado. Empezamos cuando era presidente Jorge Batlle, me interesa recalcar esto para que no hayan suspicacias, con el Socaf primero, era un servicio de orientación y consulta, luego derivo en Socat: eran fondos de la ONU que se gestionaban desde presidencia, que tenían que ver con apoyar a las instituciones que estuvieran haciendo un trabajo de cara a la comunidad. Vimos que era lo que hacíamos nosotros, detectar situaciones complejas desde distintas áreas. Eso contribuyó a hacer lo que siempre hicimos pero hacerlo de una forma profesional. Esa ayuda que venía la tuvimos hasta hace un par de años hasta que perdimos esa fuente de financiamiento a partir de la decisión del Mides de sacar del territorio todos los programas. Hoy no tenemos nada y eso es un problema enorme. De ahí se podía pagar la luz, el agua, etc. 

– ¿Cómo pagan hoy las cuentas?

Las pagamos con un ingreso de la cantina, que hoy está tercerizada. Utiliza una parte de las instalaciones del club y luego con las colaboraciones de los grupos que vienen a hacer actividades acá. Que son murgas, del carnaval de las promesas, murgas jóvenes, hay grupos de zumba. Después hasta el año pasado teníamos un convenio con Secundaria, liceo 38 venían a hacer gimnasia acá y recibíamos una contraprestación por prestar las instalaciones. Nosotros habíamos ganado las licitaciones pero en la última quedamos afuera. Estos mismos avatares económicos determinó que durante la pandemia Anep no pagó la contraprestación mensual. Dejamos de pagar la cobertura de emergencia médica, ese era uno de los requisitos para licitar, presentamos una propuesta y dijimos que si bien no éramos área protegida teníamos un acuerdo precontractual con una emergencia. Eso no fue aceptado y la perdimos. El hecho es que los chiquilines del Liceo 38 no están haciendo gimnasia. Creo que perdimos todos. 

La situación es difícil porque la plata del tablado no da para todo el año. Nosotros ahora, nuestro proyecto principal es regularizar todo lo que tiene que ver con la exoneración de la contribución inmobiliaria, y poder presentar una propuesta de reacondicionamiento del club en el presupuesto participativo. 

Nosotros somos un club como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones. Nunca exigimos, ni a Tabaré ni a nadie, que se nos trate diferenciadamente, acá somos todos militantes sociales y todos tenemos los mismos derechos. No nos sentimos que nos tienen que ayudar más o nos tienen que dar esto o perdonar tal o cual cosa. Y nosotros en este momento tenemos que arreglar un tema referido a los tributos que lo arreglaremos como corresponde en su debida forma. Y una vez que tengamos eso solucionado presentaremos la propuesta en el presupuesto participativo que es uno de los requisitos. Nosotros somos propietarios de nuestra sede, eso es muy importante. Es poco común, porque por lo general son terrenos cedidos, etc. Creo que este tipo de instituciones es muy valiosa para el barrio y la comunidad en general. En la forma que sea, tienen que ser apoyadas por las instituciones departamentales y nacionales, deben ser apoyadas. Porque este es un centro de referencia para el vecino que cuando golpeó todas esas ventanillas más burocraticas, forma parte de esos lugares donde encuentra una voz amiga, una voz que comprende, y que de repente no es tan técnica. Es ese, no te rindas, podés ir a hablar a tal lado, capaz que yo te puedo llamar a tal otro, y yo creo que esa red que tiene el vecino para que no se rinda, no caer tiene que estar siempre en el barrio. Las instituciones nacionales y departamentales tienen que responsabilizarse lo tienen que entender que esta es una forma que los vecinos necesitan. Nos tienen que ver y nos tienen que apoyar. A mí me gustaría estar exonerada de la luz por ejemplo, ¿por qué yo no puedo estar exonerada?. Sabe el sacrificio que es para nosotros pagar la luz. La hemos gestionado muchísimas veces y bueno, no estamos exonerados como no debe estar nadie. Pero pienso que hay que pensar en esas cosas. Por todo lo que está en juego. Tenemos una murguita de niños que está bueno que siga viniendo, es una forma de expresión cultural, está bueno que siga viniendo pero yo tengo que pagar la luz. 

– ¿Qué impuestos pagan y cuales podrían exonerar?

– Primaria no pagamos. Nos exoneró. Pagamos contribución inmobiliaria y tributos domiciliarios. Eso es lo que tenemos pendiente con la Intendencia que queremos conversar para encontrar una solución parecida a la de Primaria que nos exoneró. Estamos conversando. Reclamo sensibilidad de todos los actores, departamentales y nacionales, que sepan que acá se hacen cosas buenas para la primera infancia, para la tercera edad. 

– ¿Al gobierno qué le reclamaría?

– Que la UTE nos dé una ayuda, que la OSE nos ayude, que Antel nos ayude. Que el Mides piense en programas que podamos ser de utilidad y después nosotros competimos en igualdad de condiciones con las otras organizaciones que tengan interés. No quiero ninguna preferencia ni prebenda, yo quiero oportunidades. 

– ¿Han hablado con el Mides?

En este momento, no estamos en las mejores condiciones para hablar con el Mides. Luego que fue cerrado el Socat, perdimos a nuestro querido equipo técnico y además durante los últimos meses tuvimos problemas para pagarle las retribuciones a las compañeras. Sufrimos la pandemia como todo el mundo, al no tener un año de tablado, al siguiente con 50% de capacidad nuestros recursos mermaron. Lo que no vemos es la sensibilidad, de ver que aquí hay una institución que hace 65 años que está, seria, reconocida por los vecinos, que siempre hemos estado, en todos los gobiernos. Yo reclamo sensibilidad y reconocimiento y que ese reclamo se traduzca en una ayuda concreta. Porque la verdad es que penamos para mantener el club abierto. Me da hasta angustia cuando le hablo. 

“Este es el Club de Tabaré y punto”

El lunes 31 de octubre pasado, la Mesa Política del Frente Amplio tributó un homenaje al doctor Tabaré Vázquez. El acto tuvo la particularidad de hacerse en la sede del Club Arbolito. Su presidenta, Andrea Caffari reconoce que, el tema dio para una larga discusión a nivel de la comisión directiva. “Lo pensamos mucho. Nos llevó como tres reuniones la discusión si aceptábamos la propuesta de realizarlo en el club Arbolito. Luego de extensos debates en el que no todos estábamos de acuerdo, pero no lo estábamos porque queríamos respetar el estatuto y lo que siempre hemos sido, un lugar abierto para todos y en igualdad de condiciones. Y pensamos que debía primar el carácter de homenaje antes que el carácter político. El homenaje, por razones obvias, siempre iba a estar vinculado al Frente Amplio, en este caso el Frente Amplio orgánicamente. Y es indiscutible que Tabaré fue uno de los grandes líderes del Frente Amplio. Fue intendente, fue nuestro presidente, pero para nosotros es Tabaré el fundador del Arbolito. Tuvimos tres reuniones de debate muy acalorado. En realidad, evaluamos que este es el club de Tabaré y punto”.

Olla popular, esta vez, no

¿No pensaron en reeditar la olla popular?

Nosotros no quisimos hacer en esta oportunidad una olla popular. Nos llevó muchas discusiones, pero entendimos que para ser olla popular teníamos que tener un nivel de compromiso que no todos por cuestiones laborales podíamos afrontar. Especialmente yo hice mucho hincapié en el tema de los controles. Fue medio premonitorio que nos iban a mirar mucho. Porque ser Arbolito es muy bueno para algunas cosas pero en otras cosas hacen que nos miren muy de cerca. A veces la recepción de donaciones es inconstante o indeterminada. Hay que tener gente que pueda cubrir, buen registro y yo sentí que no estábamos preparados y más siendo quien somos. Preferimos cuidar el nombre a muerte y resolvimos otro tipo de colaboración o beneficios, colaboramos con alguna otra olla. Mientras que Cuando teníamos el Socat, recibimos canastas de varios lados que las repartimos a trvés del socat, en familias con mayor vulnerabilidad. No quisimos hacer olla. Hoy viendo todo lo que está ocurriendo, creo que tomamos una buena decisión. Una olla no es un restaurant. Y tengo claro que nadie es perfecto.

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