Cuando el periodismo se disfraza de neutralidad

Martín Aguirre y la derecha mediática uruguaya.

En el mapa de la comunicación uruguaya, El País ha sido, desde hace décadas, la voz del poder económico y político conservador. Su director periodístico, Martín Aguirre, no ha hecho más que continuar esa tradición, amparado en un discurso de falsa objetividad que intenta camuflar una posición ideológica clara: la defensa del statu quo y la deslegitimación sistemática de todo lo que huela a izquierda o transformación social.

El último ejemplo —una columna en la que Aguirre ironiza sobre las “caras largas” de Fernando Pereira y Carolina Cosse por no celebrar un supuesto “acuerdo de paz” entre Israel y Hamás, y el Nobel otorgado a María Corina Machado— expone con nitidez la lógica de su escritura: más que analizar, dicta juicios morales.

Aguirre no busca comprender la complejidad de los hechos internacionales, ni el trasfondo humanitario o geopolítico de los conflictos. Su prioridad es reafirmar la narrativa de que toda figura progresista actúa por resentimiento o hipocresía, mientras la derecha —o quienes la representan mediáticamente— monopolizan la razón y la moral.

Esta estrategia no es nueva. El País opera desde hace tiempo como un actor político más que como un medio informativo. Su línea editorial promueve la idea de que el periodismo “serio” es aquel que reproduce la mirada empresarial, la de los mercados y la de los intereses del gran capital. En ese marco, las voces críticas, sindicales o populares son tratadas con desdén o caricatura.
Cuando un dirigente sindical se pronuncia, se le acusa de “ideologizar”. Cuando un empresario lo hace, se le llama “generador de empleo”. Ese doble estándar atraviesa cada página del diario.

Aguirre, además, cultiva una figura de intelectual liberal, pretendidamente equidistante, que usa la ironía como arma. Pero detrás de su ironía se esconde un conservadurismo profundo, el mismo que desconfía de las luchas feministas, relativiza las causas de los derechos humanos en América Latina y mira con condescendencia cualquier movimiento popular.
En su pluma, la política se convierte en moralina, y la crítica social en objeto de burla.

Su tratamiento de temas internacionales también responde a esa lógica. En su visión, el conflicto palestino-israelí se reduce a una batalla entre “civilización y barbarie”, sin espacio para el drama humanitario ni la historia de ocupación y violencia que lo sostiene. Y cuando elabora sobre el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, lo hace no desde un análisis regional o democrático, sino desde el regodeo de ver reconocida a una figura que representa su propio ideal político: una oposición de élite, antichavista, liberal y alineada con Washington.

El problema no es que Aguirre tenga una posición —todo periodista la tiene—. El problema es que la oculta bajo la máscara de la neutralidad, mientras acusa de ideológicos a los demás. Esa impostura daña la confianza pública en los medios y perpetúa un periodismo de trinchera que confunde opinión con información.

Uruguay necesita un periodismo que debata sin tapujos, que diga desde dónde habla y a quién responde. No uno que simule independencia mientras reproduce los viejos dogmas del poder.
Aguirre juega para la derecha, sí, pero lo hace vestido de árbitro. Y en ese disfraz está su mayor influencia… y también su mayor falta de honestidad intelectual.

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7 Comentarios

  1. MARTÍN AGUIRRE ES UN IDIOTA DE MENTE CORTA, NEGADOR DE TODO LO QUE NO ES DE SU COLOR. UNA MIERDA DERECHISTA MAL CAGADA QUE SIRVE PARA LAVAR CEREBRITOS DE DELINCUENTES LIBERALES, LIBERTARIOS Y DE ALGÚN OTRO MILIQUÍN DE BAJO IQ COMO YO. LAURTA ERA UNO DE ESOS LECTORES ASIDUOS ADICTOS AL ODIO DEL VENENO QUE ESCUPE ESE MEDIO Y EL OTRO DE BÚSQUEDA.

  2. El País ha sido siempre oficialista. Excepto claro está, los gobiernos del FA. Aplaudió la elección fraudulenta de Bordaberry, ni que hablar el golpe de estado, fue portavoz de la dictadura -edito suplementos especiales cantando loas a´los gobiernos de Pinochet y de Stroesnner y dio la bienvenida cuando llegó el Goyo Álvarez a la presidencia. Luego, por más que se proclama un diario blancos, festejó la victoria de Sanguinetti, apoyó a Lacalle Herrera, y siguió siendo oficialista con Saguinetti capítulo 2 y con Batlle después. Se ha rasgado las vestiduras con las victorias del FA, priemro en Montevidoe, luego a nivel nacional,, mostró su bronca cuando los triunfos sandinistas, en el lejano 1979 y en los triunfos de Lula , Michelle Bachellet y cualquiera que fuese progresista. Aplaude ahora el genocidio en Gaza. Llama la atención que celebre el insólito Premio Nobel de la Paz a Corina Machado, un periódico que tiene a Trump y Milei entre sus ídolos intocables?

  3. Al país y sus editoriales se le debe agregar la hipocresía y omisión de la verdad , hermanos de la mentira.Se puede escribir un libro sobre ello….

  4. de que hablas ignorante, si todos los medios estan coptados por la izquierda Y el Estado tambien. Suba quien suba el Estado siempre sera zurdo. Hasta que no venga alguien y ampute la enfermedad ese pais de bolsillo no tiene atrreglo.

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