La Ley de Urgente Consideración (LUC) es respuesta no sólo a los problemas educativos de la gestión en el Uruguay, especialmente en el sector público, sino una respuesta necesaria ante el aceleramiento del cambio a escala global y que crea enormes riesgos de la pérdida de pertinencia de la educación. Es una mirada para quitar el “freno” y promover el “impulso” para responder a un mundo más complejo y más apoyado en el conocimiento y una educación de calidad. Nuestro sistema educativo nacional muestra indicadores muy débiles, no sólo por la lentitud de los cambios, la falta de evaluación, la lentitud de la gestión, la corporativización o la falta de evaluación sino además por la enorme diferencia con los sistemas de educación más actualizados y modernos en este mundo global. Si no hubiera expansión del conocimiento, nuevas tecnologías, transformaciones de las demandas de competencias de los mercados de trabajo, nuevas formas de acceder a la información y la formación educativa, la educación podría mantenerse estática en el siglo XX sin establecer los ajustes y reformas necesarias mínimas. Pero no sólo el mundo evoluciona como lo muestran todos los indicadores, sino que estamos en un contexto de aceleramiento del cambio en todas nuestras sociedades y en todas sus dimensiones, que torna muy riesgoso el detener los – a mi criterio- incluso limitados cambios que introduce la LUC para resolver la enorme problemática de la crisis educativa, ni mucho menos para responder los desafíos y las nuevas realidades que se están acelerando.
Las reformas permanentes son la forma por la cual las sociedades ajustan sus estructuras, marcos normativos, no sólo a las nuevas ideas y dinámicas políticas, sino a las propias transformaciones de las sociedades para mantener las oportunidades a sus ciudadanos. La educación, en tanto un puente entre el conocimiento y el mundo laboral, constituye el instrumento más importante para impulsar la modernización y el desarrollo por la vía de garantizar los ingresos de las personas, acelerar la innovación, articular la enseñanza a los mercados y los saberes, impulsar nuevas competencias de los docentes y egresados, actualizar los currículos, favorecer formas de gestión más eficientes, crearmejores y más objetivos y neutrales sistemas de evaluación y aseguramiento de la calidad, o desarrollar estructuras curriculares más flexibles que permitan e impulsen la movilidad, la diferenciación y la internacionalización de la enseñanza.
Cuando se ven los diversos artículos en el ámbito educativo incluidos en la Ley de Urgente Consideración (LUC), finalmente son componentes que facilitan respuestas más eficientes de nuestra sociedad a las realidades y tendencias globales de los sistemas de educación a escala global, a través de facilitar entre otros mejores sistemas de información, caminos que permitan una formación permanente y dinámicas más sistémicas y globales de estructuración del sistema educativo nacional.
El tema central en esta materia es constatar el aceleramiento del cambio como realidad global como resultado de nuevos paradigmas, nuevos conocimientos, nuevas diferenciaciones de campos de trabajo y nuevas tipologías e instituciones que imponer la transformaciones educativas de las dimensiones que se están planteando. Pero estas transformaciones educativas son más vigentes e imprescindibles ante el aceleramiento del cambio en las últimas décadas con el cambio tecnológico, y que además se están acelerando aún más con la pandemia y con la Guerra de Ucrania. Vayamos a las teorías existentes como la teoría de la catástrofe y de la ruptura que colocanhistóricamente a las guerras y conflictos sociales y políticos, desgracias naturales enormes como terremotos u otros, y pandemias o similares, los puntos de aceleramiento de los cambios que llevan adelante las sociedades a escala global. Estos eventos modulan y aceleran las tendencias de los cambios socioeconómicos. Estos momentos de discontinuidad o eventos inesperados como procesos de ruptura y “caos” remodelan el desarrollo de las sociedades y aceleran la resolución de las tensiones, crean nuevos escenarios y especialmente aceleran las tendencias de transformaciones en curso.Las sociedades tienden al cambio permanente comoresultado tanto de sus contradicciones internas asociadas a la política, la complejidad de las interacciones, el cambio tecnológico, la globalización o los nuevos valores que se gestan, que facilitan puntos de flexión de las variables al crear discontinuidades significativas y nuevos escenarios sociales futuros. Pero ellas son aceleradas por fenómenos externos como los referidos. Así, hoy nadie tiene en duda que la pandemia aceleró la disrupción digital, la consolidación de las grandes redes globales de comunicación, las formas de teletrabajo y el impulso a cambios en los mercados de trabajo con nuevas formas de gestión en red. Y sin duda también lamentablemente creo crisis en las empresas menos eficientes, impactos en un desempleo de personas con bajo nivel de formación y otros fenómenos de reestructuraciones que son parte de las transformaciones sociales pero que se han generalizado e impuesto rápidamente. La Guerra de Ucrania es como la Pandemia 2, en el sentido que impulsará y continuará múltiples de los impulsos transformadores en curso y que además acelerará el cambio de la matriz energética, el ingreso a una economía más verde y una mayor articulación sistémica a las dinámicas económicas a escala mundial.
Podemos decir metafóricamente que ambas pandemias se constituyen en un punto de ruptura de las sociedades contemporáneas en todos los sectores y también en la educación. Están implicando una depuración en amplios sectores socioeconómicos y que acelerarán las disrupciones digitales en curso hacia la conformación de una sociedad en red, favoreciendo la ruptura con la sociedad no digital y facilitarán el empleo de mayor formación, la expansión del trabajo en red y otros impactos que aún estamos por descubrir. Y sin duda ella también trae riesgos de aumentar las brechas digitales y las desigualdades y asimetrías socioeconómicas que llevarán al Estado a desarrollar formas de suavizar, moderar y preparar el cambio en amplios sectores. Funcionarán produciendo una reestructura de alto impacto, y el impulso a una sociedad más apoyada en el conocimiento que es la única opción real de Uruguay en el largo plazo. Las pandemias están configurando el futuro, con impacto en sectores menos intensivos en conocimiento, menos proclives al teletrabajo, la gestión en red, la educación virtual y la universitarización de la formación técnica y profesional. Ello se ha dado más allá de nuestras voluntades o miradas y la gente lo entiendo y por eso está aumentando la voluntad a estudiar más. Entienden que el nuevo mundo será mucho más exigente en términos de investigación, eficiencia de actualización de competencias, formación universitaria, masificación de los accesos en red. La LUC en diversas dimensiones va en ese camino y nos ayudará a un mejor futuro más articulado a las realidades globales. Poner el palo en la rueda como algunos proponen no es contra el gobierno, es contra nosotros mismos como si fuera un harakiri en el largo plazo.