“El amor y en la guerra”

La pasión y la herencia del poder en el umbral del Renacimiento.

Falcones construye una historia de lealtad, venganza y amor.

Con El amor y en la guerra, Ildefonso Falcones regresa al universo que lo consagró con La catedral del mar y Los herederos de la tierra. Esta nueva novela, protagonizada por Arnau Estanyol, nieto del legendario héroe de la primera entrega, confirma la ambición narrativa de un autor que combina con maestría la reconstrucción histórica con el pulso emocional de la novela clásica.

La trama se sitúa en la segunda mitad del siglo XV, cuando el Reino de Aragón extiende su dominio hacia Nápoles mientras Europa asiste al fin de la Edad Media y al surgimiento del Renacimiento. En ese escenario turbulento, Falcones construye una historia de lealtad, venganza y amor, donde las pasiones humanas se enfrentan a las nuevas formas del poder y del pensamiento.

Arnau Estanyol es un hombre marcado por el deber y por la herencia familiar. Su servicio al rey lo lleva lejos de su hogar, donde sus enemigos aprovechan su ausencia para atacar a Marina, su joven hijastra. Ese acto brutal no solo altera el destino de los Estanyol, sino que se convierte en el eje moral y emocional de la novela. Desde allí, el autor despliega un fresco épico que cruza batallas, traiciones y sentimientos en una Europa que se reinventa.

Ildefonso Falcones.

Falcones mantiene su sello inconfundible: la rigurosidad histórica, la descripción minuciosa de los escenarios —de los palacios napolitanos a las calles de una Barcelona que busca su lugar en el nuevo mundo— y la construcción de personajes que encarnan las tensiones de su tiempo. Pero también hay un giro: una mirada más madura sobre el amor y la violencia, sobre el precio del poder y la fragilidad del perdón.

Si bien algunos críticos pueden señalarle cierta extensión o la reiteración de fórmulas épicas ya conocidas en su obra, El amor y en la guerra confirma a Falcones como un narrador sólido, capaz de combinar la aventura histórica con la reflexión sobre la condición humana. La novela no solo revisita el legado de La catedral del mar, sino que también propone una lectura sobre la transición entre la oscuridad medieval y la luz del Renacimiento, en la que el amor —como la guerra— puede destruir, pero también salvar.

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