Hay momentos en la historia de un país en los que ya no alcanza con señalar culpables ni con repetir viejos discursos. Momentos en los que la sociedad, cansada de promesas incumplidas y de peleas interminables, pide algo más profundo: madurez, responsabilidad y unión. Estamos en uno de esos momentos.
Hace años que vivimos atrapados en un ciclo que se repite como una herida que no cierra. Cada nuevo gobierno borra lo hecho por el anterior, como si el país empezara de nuevo cada cuatro años. Las políticas cambian, los planes se frenan, los proyectos se archivan. Todo se interrumpe, excepto los problemas. La pobreza sigue, la inseguridad crece, la educación se resiente, la salud se desgasta. Y mientras tanto, millones de ciudadanos seguimos esperando que, alguna vez, la política se ocupe del país antes que del poder.
Es hora de un acuerdo nacional verdadero, de un compromiso entre gobierno y oposición para construir políticas de Estado que trasciendan los nombres y los colores. No hablamos de uniformidad ni de callar las diferencias —porque el disenso es parte de la democracia—, sino de establecer un suelo común sobre el que todos podamos caminar.
Necesitamos que se sienten a dialogar, con honestidad, sobre lo esencial: la educación de nuestros hijos, el futuro del trabajo, la seguridad de nuestras calles, la salud pública, la energía, la justicia. Temas que no pueden depender del humor político ni de la conveniencia electoral. Porque un país sin rumbo compartido es un barco que navega a la deriva.
No se trata solo de los dirigentes. También nosotros, los ciudadanos, tenemos un papel que cumplir. Exigirles acuerdos, no peleas. Aplaudir la cooperación, no la confrontación vacía. Recuperar la idea de que el “nosotros” vale más que el “yo”, que un país no se construye con vencedores y vencidos, sino con gente capaz de escucharse y de pensar más allá del corto plazo.
Es tiempo de que la política recupere su sentido noble: servir, y no servirse. Gobernar no es imponer, es cuidar; y oponerse no es destruir, es proponer. Si quienes hoy ocupan los espacios de poder fueran capaces de mirarse a los ojos y acordar un camino común, el país entero respiraría distinto. Se abriría un horizonte de esperanza real, de continuidad, de confianza.
Ya no podemos darnos el lujo de seguir dividiéndonos mientras el futuro se nos escapa entre los dedos. Necesitamos una política que piense en los próximos veinte años, no en las próximas elecciones. Una política de Estado, una política de Nación, una política de todos.
Porque este país —nuestro país— no necesita más héroes individuales ni discursos grandilocuentes. Lo que necesita es unidad, coraje y sentido de propósito. Necesita que entendamos, de una vez por todas, que nadie se salva solo.
Y que el verdadero acto de patriotismo hoy no es gritar más fuerte, sino tender la mano y construir juntos el país que todavía merecemos.


Estamos de acuerdo El Presidente Orsi tiene que comenzar esa línea de diálogo empezando con la ciudadanía
ESTAMOS TODOS ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO (LOS QUE PIENSAN Y TIENEN LOS OJOS ABIERTOS Y LOS OIDOS ATENTOS) A QUE EL PAIS -QUE ES DE TODOS- PROGRESE… PERO LA TAREA LUCE IMPOSIBLE DE LOGRARSE .. LOS GREMIOS ACTUAN COMO MAFIAS. VER EL EJEM. DEL SUNCA, DE LA SALUD, LA GENTE NO SE EDUCA. PUES ESE MISMO GREMIO ATACA LAS BASES Y CREEN TENER VISION Y VIDA PROPIA. EN EL GOBIERNO DE MUJICA, ESTE DIJO TEXTUALMENTE «HAY QUE HACERLOS MIERDA» ESAS SON LAS COSAS QUE IMPIDEN EL CRECIMIENTO Y EL DESARROLLO, EL URUGUAY NO PUEDE DE FORMA ALGUNA TENER UN MINISTRO DE TRABAJO QUE ES SINDICALISTA Y MENOS UN INSPECTOR COMO PUIG QUE ES OTRO DELINCUENTE.
SOLO LEER LOS BESTIALIDADAS QUE APARECEN EN ESTE DIARIO Y SACAR CONCLUSIONES.
Insistimos en que el Presidente se dirija a la población explicando los distintos problemas como modo de acercamiento Es verdad que los sindicatos olvidan que estamos en una empresa común que hay que defender Para lo único que sirve es para que se vea claro que el gobierno no cuenta con el apoyo del PIR CNT como dicen algunos
PIT CNT