Espina bífida: Una afección que te acompaña toda la vida

Para reducir el riesgo de espina bífida, se recomienda obtener suficiente ácido fólico antes y durante el embarazo temprano

La espina bífida es una malformación congénita del tubo neural que afecta a la columna vertebral y a la médula espinal. En la actualidad es la segunda causa de discapacidad física en la infancia, después de la parálisis cerebral. El tubo neural es la estructura de un embrión en desarrollo que, más adelante, se convierte en el cerebro del bebé, la médula espinal y los tejidos que los rodean.

Normalmente, el tubo neural se forma al principio del embarazo y se cierra 28 días después de la concepción. En los bebés con espina bífida, una parte del tubo neural no se cierra del todo y esto afecta la médula espinal y los huesos de la columna vertebral.

La espina bífida puede variar de ser leve a causar discapacidades graves, los síntomas dependen del lugar en la columna vertebral en donde se encuentra la abertura y su tamaño. También depende de si están implicados la médula espinal y los nervios, de ser necesario, el tratamiento temprano para la espina bífida implica una cirugía. Sin embargo, la cirugía no siempre restaura completamente las funciones perdidas.

Se desconoce la causa de la espina bífida, pero se cree que la puede ocasionar una combinación de factores de riesgo genéticos, nutricionales y ambientales. Esto incluye tener antecedentes familiares de defectos del tubo neural y recibir muy poco folato, también conocido como vitamina B9, durante el embarazo.

La anomalía es más común en personas hispanas y de piel blanca y las niñas son más propensas que los niños a tener esta afección. Aunque los profesionales de atención médica e investigadores desconocen la causa de la espina bífida, algunos factores de riesgo pueden ser; deficiencia de folato en el cuerpo de la persona embarazada, antecedentes familiares de defectos del tubo neural, algunos medicamentos, diabetes no controlada antes del embarazo, obesidad y/o aumento de la temperatura corporal en las primeras semanas del embarazo.

Los síntomas de la espina bífida pueden variar según la gravedad de la lesión y su ubicación en la médula espinal. Algunos de los síntomas más comunes son: problemas de vejiga e intestinos, como incontinencia, debilidad y pérdida de sensibilidad en la zona por debajo del defecto; parálisis en la parte inferior de las piernas; anomalías en la columna vertebral, como protuberancias o abultamientos; dolor en la espalda o las piernas; deformidades ortopédicas en las piernas, los pies y la espalda; dificultad para caminar; infecciones urinarias frecuentes y pérdida del control de la defecación. En algunos casos, la espina bífida puede manifestarse con un mechón de pelo, un pequeño hoyuelo o una marca de nacimiento.

Tratamientos

En el mundo se estima que hay 120.000 casos anuales de espina bífida y es una lesión que no tiene cura, pero existen tratamientos para disminuir las secuelas que puede causar. Cabe recordar, que los tipos de espina bífida son: Mielomeningocele, Meningocele y Oculta.

Entre los tratamientos existe la cirugía para los casos graves, la operación puede mejorar la condición en la mayoría de los casos. Para la meningocele, el procedimiento consiste en cerrar la abertura de las vértebras y colocar las meninges en su lugar. Otro método puede ser la operación intrauterina que se realiza antes del nacimiento, esta se hace para reducir el riesgo de prematuridad y las secuelas de la enfermedad.

Además, se puede aplicar la fisioterapia para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con espina bífida. Así como también la terapia física y ocupacional que se usa para mejorar la fuerza muscular, la movilidad, la función motora fina y las habilidades para la vida diaria. En el caso de la espina bífida oculta, la mayoría de las personas no necesita tratamiento médico. Sin embargo, si la médula está anclada, puede ser necesaria una cirugía para permitir que la médula espinal se mueva más libremente.

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