La previsión de una reducción del déficit fiscal en Estados Unidos del 7,3% al 6,5% del PIB, supuestamente impulsada por los ingresos generados por aranceles, es un punto focal que despierta tanto optimismo como escepticismo.
El FMI reconoce que este pronóstico depende de la capacidad real de recaudación de los aranceles impuestos por la administración Trump. Sin embargo, las múltiples incertidumbres relacionadas con la efectividad de estos aranceles, incluyendo la evasión y la elasticidad de las importaciones, plantean dudas sobre la solidez de estas estimaciones. La ambición de recaudar 600.000 millones de dólares a través de aranceles parece, a ojos de muchos economistas, inalcanzable. La advertencia del FMI de que los aranceles podrían frenar la actividad económica, afectando otras bases impositivas, añade una capa de complejidad a la discusión.
Por otro lado, el informe también subraya la necesidad de un enfoque fiscal prudente en Europa, donde se insta a los países a aumentar el gasto en defensa con planes de financiación que aseguren la sostenibilidad.
Esta recomendación resuena en un contexto de creciente incertidumbre geoeconómica, donde los niveles de deuda pública están en aumento, y los países deben demostrar un compromiso claro con la responsabilidad fiscal.
El incremento proyectado de la deuda pública mundial, que podría alcanzar el 100% del PIB hacia finales de la década, es una señal de alarma que resuena en el contexto actual.
La situación se ve agravada por una volatilidad creciente en las condiciones financieras, particularmente en Estados Unidos, que podría tener efectos en cadena en los mercados emergentes y en desarrollo. Esto ilustra cómo las decisiones políticas en una gran economía pueden repercutir significativamente en la estabilidad económica global.
Mientras Estados Unidos y China enfrentan desafíos fiscales, otros países, como España, muestran un camino diferente, con una tendencia a la baja tanto en déficit como en deuda. Esto resalta la importancia de políticas fiscales prudentes y sostenibles, que son esenciales para construir confianza pública y reducir la incertidumbre económica.
El informe del FMI destaca la complejidad de la situación económica actual, donde las decisiones políticas, la guerra comercial y las proyecciones fiscales están interconectadas. A medida que los países navegan por este panorama incierto, la prudencia fiscal y la transparencia serán cruciales para garantizar la estabilidad económica en un mundo cada vez más interdependiente.