Ambas partes quieren «que se perfeccionen los mecanismos de participación amplia y diversa de las comunidades, así como de organizaciones sociales y populares, gremios y demás sectores que quieran contribuir a la elaboración de una agenda temática enfocada en conseguir la paz con justicia social en los territorios afectados por el conflicto armado y el país en general», explica el comunicado conjunto número 1 de ambas partes.
También porque es indispensable para instalar la mesa de conversaciones que se levanten las órdenes de captura vigentes y se otorguen libertades provisionales para las personas designadas para formar parte de la delegación de paz del Estado Mayor Central de las FARC, así como de los guerrilleros que participarán en los mecanismos locales de verificación y observación del alto el fuego bilateral.
Igual abogan por poner en funcionamiento el mecanismo de monitoreo y verificación del alto el fuego bilateral tanto a nivel nacional como local.
La decisión de aplazar la inauguración de la mesa de conversaciones se adoptó durante una reunión preparatoria que tuvo lugar en los Llanos del Yarí, en Caquetá, a la que asistieron el Alto Comisionado de Paz del Gobierno, Danilo Rueda, portavoces del Estado Mayor Central de las FARC, y delegados de la comunidad internacional y de la iglesia católica.
Además se ratificó que las negociaciones serán itinerantes por varias regiones y se harán gestiones para desarrollar al menos uno de los ciclos en territorio de uno de los países europeos que han apoyado los acercamientos desde un primer momento como gesto de reconocimiento y agradecimiento por su contribución a la Paz Total de Colombia, principal apuesta política del presidente colombiano, Gustavo Petro.
El Estado Mayor Central es la disidencia más grande de las activas actualmente.
Está liderada por ‘Iván Mordisco’ desde la muerte de Miguel Botache Santillana, alias ‘Gentil Duarte’, y cuenta con cerca de 3.000 combatientes que no se acogieron al Acuerdo Final firmado en 2016.
Petro anunció la apertura de un «segundo proceso de paz» con la disidencia del Estado Mayor Central de las FARC, unas negociaciones que se suman a las actualmente ya en marcha con la otra gran guerrilla del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).