Instrucciones del año XIII

Los espacios públicos son espacios democráticos por naturaleza. Pensemos en la rambla, todos y todas disfrutamos sin pagar un peso de ese entorno y ese ritual tan nuestro. En esta última columna del año, parecerá confusa, pero queremos hablar de los espacios públicos, del golf y de José Artigas.

Se estima que desde el año 1200 hay registros de deporte Golf. Algunas historias vienen sobre todo de los Países Bajos. Mas acá en el tiempo, también se encuentran vínculos con Escocia y este deporte.
En Uruguay la llegada del Golf y su práctica está vinculada a los años finales del 1800 y principios del siglo XX.
Hemos visto en distintos escenarios como este deporte ha podido vincularse a distintos sectores de la sociedad, donde si bien aún hoy se lo vincula con sectores más pudientes de nuestra sociedad, se encuentran jugadore/as de distintas posiciones en una apertura que fue teniendo el golf.
Implica mucha concentración, despliegue de potencia y fuerza, y obviamente como en todos los deportes con pelota, mucha puntería para lograr que la misma se dirija a cada uno de los hoyos del campo de golf.
En general, los campos de golf son zonas extensas, donde además es necesario el cuidado de la vegetación, el pasto, otros accidentes geográficos que particularicen la “cancha”. Estas extensiones precisan de ciertos cuidados para su buen funcionamiento.
Como ha pasado con muchas canchas de baby futbol que representan a organizaciones barriales bien definidas, muchas veces las presiones de la ciudad para expandirse o modificar los usos del suelo han ido empujando a estas canchas hacia la periferia de la ciudad, donde no siempre se mantiene el espíritu barrial original y se va modificando.
Con las canchas de golf suceden cosas similares, amplificadas por las dimensiones y los lugares que ocupan en las ciudades estas extensiones. Las sociedades van definiendo los usos de los espacios en función de proyectos institucionales, de proyectos sociales y de proyectos empresariales, entre otros. Es parte de la dinámica propia de la vida y el movimiento de las ciudades.
Nosotros siempre nos pronunciamos antes que, por el derecho a la ciudad, por el derecho a la vida en la ciudad. Asumiendo que los cambios en la estructura del sistema capitalista y de las lógicas urbanísticas que se empujan desde los centros de poder, van siempre en detrimento de la exclusión de los más vulnerables.
La lucha contra la gentrificación o contra la especulación inmobiliaria e incluso la batalla contra la instalación en zonas privilegiadas de la ciudad de emprendimientos de exclusividad es constante y permanente. Sobre todo, porque muchas veces, para generar traslados o realojos de personas con problemas de vivienda, o para obtener tierras para las cooperativas de vivienda, se dificulta conseguir tierras. De hecho, si será importante esto que hace unas semanas se anunció desde la intendencia el otorgamiento de tierras en la zona central de la ciudad, para sumar cooperativas de vivienda a otras experiencias cooperativas que se pudieron desarrollar también en esta zona, como forma de aprovechar los espacios vacíos y abandonados que muchas veces dejan los propietarios y que impide actuar y disponerlos en favor de la sociedad.
Hoy contamos con un predio importante en un lugar privilegiado de la ciudad, de 39 hectáreas que tiene una vista superlativa de la ciudad en un enclave central. Es un espacio en concesión, pero que casi no permite el ingreso al público en general. Es un espacio además que lleva el nombre de “Instrucciones del año XIII” y está declarado monumento histórico nacional.
Nosotros consideramos que es necesario que ese espacio pueda ser usufructuado por todo/as lo/as ciudadano/as de manera amplia y público. Que podamos disfrutar integrando ese espacio extenso a las posibilidades de disfrute, paseo y esparcimiento de todos y todas.
No suena descabellado que se pueda anexar a la ciudad un espacio verde de este tamaño para el disfrute de la gente todos los días a toda hora.
¿Será posible, que, en nuestro Uruguay del siglo 21, en las vísperas del año 2023, instalemos en nuestra sociedad la posibilidad de contar con un parque de 39 hectáreas abierto y público?
Podemos pensar que un espacio de esas características pueda mantenerse libre de cercas y de futuros emprendimientos inmobiliarios que privaticen esa zona. Mantener un espacio libre y público, verde, como se pudo hacer en otros lugares de la ciudad.
Considero que es un buen momento para instalar este tema de manera que, podamos festejar más temprano que tarde, que tenemos como sociedad un nuevo lugar en nuestra hermosa rambla para llegar de cualquier rincón de la ciudad (o del mundo) sentarnos con la playera, sacar el mate de la mochila y compartir una linda tarde de primavera en el Parque Instrucciones del Año XIII. A 210 años de estas instrucciones del prócer, hablar de esto, es obligatorio.

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