La Copa Libertadores y el divorcio con los equipos uruguayos

La Copa Libertadores y los equipos uruguayos mantuvieron un idilio en décadas pasadas. Hoy compiten con clubes superiores en materia económica y eso suele pesar

La Copa Libertadores de América, es el torneo de clubes más prestigioso de Sudamérica; seguido en ese orden por la Copa Sudamericana. Tanto Nacional como Peñarol, pudieron hacerse con la Libertadores en un pasado medianamente reciente, pero hoy día compiten con algo más que elementos netamente futbolísticos.

En la jornada de miércoles, Nacional consumó su derrota ante el conjunto de Red Bull Bragantino por dos a cero en la primera fecha del torneo en la Copa Libertadores. Solo un día antes, Peñarol caía derrotado en Argentina ante Colón por dos goles a uno. En el caso de Bragantino, se trata de un conjunto que fue fundado en 1928, sin el peso de la historia que conjuntos como Gremio, Flamengo o Palmeiras tienen. No obstante, hubo un quiebre, en el año 2019 para este club. Allí fue adquirido por la Red Bull GmbH y se fusionó con el proyecto de Red Bull Brasil, pasando a denominarse Red Bull Bragantino.

En los últimos compases del 2021, logró llegar a la final de la Copa Sudamericana, donde fue superado por Paranaense. Antes de la compra del club por parte de Red Bull, el tímido Bragantino merodeaba la segunda división de su país, sin demasiadas pretensiones. No obstante con la inyección económica que recibió, hizo catapultar al equipo a una órbita inusitada hasta para el seguidor más fiel.

Esa es una de las cuestiones y mayores rivales de los equipos uruguayos en la escena internacional; el dinero. En un mundo que es netamente dinámico y cambiante, la historia y los escudos han dejado de pesar en la arena de los futbolística. El fútbol uruguayo, mayoritariamente pobre, con terrenos de juegos donde en muchas oportunidades están en mal estado, no compite ante conjuntos ni tan siquiera de «elite» de ligas como Argentina o Brasil. Sino que también se les hace cuesta arriba competir con conjuntos de mitad de tabla o equipos como Bragantino, que recibieron una inyección económica importante, comenzando a pedir pista en el Brasil de Flamengo, Palmeiras o Inter.

En la periferia de la élite y a un paso de la misma

El conjunto de Red Bul, Bragantino, mostró un despegue meteórico desde que fue adquirido por la empresa de la conocida bebida energizante. En el mes de marzo de 2019, se anunció la venta del club a la empresa austríaca. La operación se tasó en casi 11 millones de dólares. De esta manera, el humilde Bragantino, se transformó en el RB Bragantino; pero además se sumó a otros equipos como Leipzig, Salzburg y New York que ya estaban bajo el control de la Red Bull.

Por aquel entonces, el ceo del club, sostuvo que “En tres años veo al Red Bull Bragantino luchando entre los cuatro primeros del Brasileirão (…) Y en cinco años veo suficiente tiempo para los títulos”. En estos momentos el RB Bragantino tiene unas de los planteles más jóvenes de Brasil con un promedio de 23.9 años de edad, según datos de Big Data Sports, en base a informes de CIE.

El mercado ruso y una primera gran venta

De hecho, la primera venta fue la de Claudinho durante el último mercado de verano europeo. Su salida se marcó en 17 millones de dólares al Zenit de la Premier League de Rusia. Además jugadores como Artur y Léo Ortíz serían los próximos en salir y en darle importantes ingresos económicos al equipo.

https://twitter.com/fczenit_en/status/1426095776418222083

Es otra Copa Libertadores

Los conjuntos uruguayos ya no compiten en lo futbolístico estrictamente a nivel internacional; es que desde hace algún tiempo lo hacen con clubes tomados por empresas o franquicias financieras. Estas potencian de manera absoluta el futbolístico de los equipos deportivos que apadrinan. Sonados son los casos de PSG (Nasser bin Ghanim Nassida Al-Khelaïfi), Manchester City (City Group), NewCastle (familia real del Reino de Arabia Saudita) o los clubes de Red Bull. En un fútbol más dinámico y económico, los escudos y la historia parecen no alcanzar.

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