Estamos frente a uno de los conciertos más importantes de la temporada, pues se trata de aquel que abrirá la temporada principal 2022 y para ello se ha elegido un programa relevante bajo la batuta del nuevo director artístico, Martín García.
La primera obra será el Nocturno N*1 de Giuseppe Martucci (Capua,Campania 1856-Nápoles 1909), hijo de un trompetista y director de orquesta, fue un niño prodigio que desde los ocho años se presentó frente al público como pianista y a los once ya era estudiante del Conservatorio de Nápoles.
En 1881 comenzó su carrera como director y desde esa faceta fue responsable de hacer conocer en Italia la música de muchos compositores europeos, como Beethoven, Schumann, Liszt, Brahms, Wagner, Franck, Lalo y las escuelas inglesas.
Centró su producción en la música sinfónica y en la música para piano.
Sus obras pueden insertarse en una estética romántica, con influencias de Wagner, Brahms, Schumann, Liszt pero también atendió a la música popular italiana.
La crítica ha definido su estilo como una dualidad que une el sinfonismo romántico y la cantabilidad de la música tradicional italiana.
Este nocturno ejemplifica dicho estilo, el género elegido es típicamente romántico.
El nocturno aparece en el siglo XVII como pieza breve, en forma abierta, concebida inicialmente para piano, que permitía desarrollar melodías de carácter lírico.
Martucci escribe esta obra para piano, para luego orquestarla. Crea una atmósfera casi impresionista con un notable manejo de la orquestación de la cuerdas en diálogo con las maderas. El aire moderato, los valores largos en los vientos, el muy buen empaste de éstos con las cuerdas, resumen las características del género en esta versión sinfónica.
En la segunda parte de este concierto podremos escuchar la monumental Sinfonía N*1 de Gustav Malher ( Kaliste, Bohemia, 1860- Viena, 1911 ), quien desarrolla, además de su trabajo como compositor, una brillante carrera como director de orquesta. Su obra es considerada una expresión del modernismo germano y es uno de los compositores y directores de orquesta más importantes del post-romanticismo.
Mahler construye un complejo mundo estético que recoge rasgos beethovenianos, elementos del romanticismo de Schubert y Liszt y de la monumental sinfónica de Wagner.
Conecta el mundo romántico con los nuevos lenguajes de comienzo del siglo XX.
La producción de Mahler se centra en su obra sinfónica, con nueve sinfonías ( y una décima boceteada ) y los ciclos de Lieder, muchos concebidos para voz y orquesta.
El primer movimiento de su Sinfonía N*1 alude tímbricamente a la naturaleza, por ejemplo, con la presencia de los clarinetes. En la exposición los violonchelos presentan una melodía de los lieders eines fahrendes Geselles.
El resto del movimiento con variaciones de tempo y tímbrica, recurre reiteradamente a esta melodía. Las trompas presentan luego una marcha con carácter de fanfarria, seguida de los temas de la exposición en forma combinada.
Todo el movimiento, por momentos marcadamente descriptivo, en su concepto inicial era un canto a la primavera. Representa el despertar de la naturaleza, y de manera metafórica, el nacimiento del Titán, el héroe del argumento original.
El segundo movimiento es un lander, danza popular austríaca de carácter ternario, una melodía que se reitera en variaciones. En su centro se desarrolla un vals lento con fusión de trío y hacia el final se retoma el lander.
El tercer movimiento toma el aire de una marcha fúnebre basada en una versión Bruder Martín ( conocida en Francia y más allá, como Frere Jacques).
La crítica ha señalado que este movimiento resume el talento de Mahler para expresar musicalmente aspectos irónicos, paródicos, líricos.
El finale se opone totalmente al desarrollo anterior de la sinfonía, pues presenta un carácter dramático.
El comienzo es sorpresivo, desde el tratamiento de la cuerdas y el protagonismo de trompetas y trombones. El dramatismo se logra mediante la orquestación, la alternancia de pasajes líricos y enérgicos y los juegos de la dinámica.
Cuando se afirma que Mahler representa la culminación del género sinfonía, debe tenerse en cuenta que la Primera es sólo el comienzo de una empresa que alcanza carácter monumental y, al mismo tiempo, el final brillante de la evolución de un lenguaje.
En esta oportunidad, debemos agradecer el aporte valiosísimo del Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas y especialmente a Marita Fornaro Bordolli.
Esta cita ineludible será el próximo miércoles 6 de abril en el Teatro Solís y agradecemos profundamente a la Filarmónica de Montevideo y todo su «equipazo» por continuar brindándonos veladas de «largo aliento» que no sólo nos enriquecen desde el punto de vista intelectual, sino que también nos «alimentan» el alma y el espíritu.