La población de adultos mayores es la más afectada por el suicidio en Uruguay

Este segmento representa casi el 80% de la autoeliminación, y su tasa es tres veces mayor que la media regional.

La demografía de Uruguay, caracterizada por una población envejecida —donde el quince por ciento tiene 65 años o más— resalta un grupo particularmente vulnerable: los hombres mayores que viven en áreas rurales.

El panorama también es preocupante entre los jóvenes. Las estadísticas del Ministerio de Salud Pública indican que el suicidio es la principal causa de muerte en adolescentes de entre 15 y 19 años, con una tasa de 16,4 por cada cien mil habitantes. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado esta crisis, aumentando los trastornos mentales y exponiendo a los jóvenes a situaciones de estrés y aislamiento.

En Uruguay, los métodos más comunes de suicidio son el envenenamiento por plaguicidas, todos los demás envenenamientos, armas de fuego y explosivos, ahorcamiento, salto de altura, ahogamiento y otros métodos.

Además, existen pruebas de ideación suicida entre los ancianos, así como una relación entre los intentos de suicidio y la violencia doméstica, el abuso sexual, el alcoholismo, el aislamiento y el tratamiento insuficiente de los pacientes psiquiátricos. Por último, existen redes sociales con contenido explícito sobre el suicidio que pueden estar relacionadas con el aumento de las tasas de intentos de suicidio.

Las cifras de suicidio cuentan una historia diferente: la tasa de suicidios es el doble de la media de América Latina y el Caribe. En el 2024, 823 fue la cifra de suicidios, marcando un aumento del 50% desde 2010, y las tendencias actuales siguen siendo preocupantes.

Las autoridades se encuentran desconcertadas al buscar las causas de este fenómeno. Aunque se ha señalado el desempleo como un posible factor, los datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social indican que la tasa de desempleo en Uruguay es solo ligeramente superior a la media regional y ha ido disminuyendo desde el año 2020.

A pesar de los esfuerzos por implementar políticas de prevención desde la creación de la Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio en 2004, los resultados no han sido los esperados. La Estrategia Nacional de Prevención del Suicidio 2021-2025 busca mejorar la atención a quienes están en riesgo y sus familias, y el Plan Nacional de Salud Mental 2020-2027 tiene como objetivo reducir la tasa de suicidios y promover la salud mental. Sin embargo, los desafíos persisten, y se requiere un análisis profundo de las circunstancias que rodean a los suicidios, especialmente en el caso de los adolescentes, para poder implementar soluciones efectivas.

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