Publicada en ‘Proceedings of the Royal Society B’, la investigación reveló que tanto los machos como las hembras infectados con patógenos bacterianos muestran niveles normales de cortejo y éxito en el apareamiento. Montar una respuesta inmunitaria es energéticamente «costoso», por lo que se cree que las infecciones suelen reducir la cantidad de energía disponible para otras actividades como el apareamiento. Sin embargo, este estudio demostró que las moscas de la fruta infectadas siguieron participando en el cortejo y el apareamiento, independientemente de que el macho o la hembra estuvieran infectados.
La doctora Carolina Rezaval, directora del equipo de investigación de la Universidad de Birmingham, explica en un comunicado que «los animales tienen recursos energéticos limitados que deben distribuir entre distintas actividades, como la lucha contra una infección o el apareamiento. Nos interesaba entender cómo los animales priorizan y equilibran su inversión en la defensa inmunitaria y la reproducción», añade. Saloni Rose, estudiante de doctorado con la doctora Rezaval, abordó esta cuestión utilizando la mosca de la fruta Drosophila. Al infectar a las moscas de la fruta macho y hembra con diferentes patógenos, que variaban en tipo y gravedad, hizo el sorprendente descubrimiento de que los comportamientos de cortejo y apareamiento eran similares tanto en las moscas infectadas como en las no infectadas. Lo mismo ocurría cuando se activaba artificialmente el sistema inmunitario de las moscas mediante manipulación genética. Además, las moscas no infectadas se apareaban con la misma frecuencia con parejas infectadas y sanas, lo que sugiere que no seleccionan a las parejas infectadas.
Sin embargo, las moscas no son ajenas a la infección. Estudios anteriores han demostrado que las moscas infectadas pueden mostrar comportamientos anormales de locomoción, sueño y alimentación. En consecuencia, este nuevo estudio sugiere que se priorizan los comportamientos de cortejo y apareamiento, incluso cuando se alteran otros comportamientos durante el desarrollo de la infección. Cuando se enfrentan a una amenaza potencial para la vida, algunos animales responden invirtiendo más en la reproducción, probablemente en un intento de transmitir los genes a la siguiente generación. Esto podría ser lo que ocurre con las moscas de la fruta en las condiciones probadas en el laboratorio. Hay que seguir trabajando para averiguar qué ocurre en el cerebro para mantener los comportamientos reproductivos frente a la infección.