No son frágiles, pero la brecha crece

Cada día más jóvenes se pierden en un abismo digital que amenaza su salud mental.

Four teenagers hug and stand with their backs on the roof of the house. Friends have a great time together. Guys and girls in casual clothes look at the city streets from a height.

Montevideo se despierta cada día con una silla vacía en alguna mesa, con una habitación que solía encerrar aquellos gritos silenciosos de una guerra que pocos vieron desarrollarse. Cada día aumentan los casos de suicidio juvenil, que, aunque para algunos son solo estadísticas, nos muestran cuán alejados estamos del drama que cada adolescente vive, al sentirse, aún en compañía de familiares, más solos que nunca.

El psicólogo y psicoterapeuta cognitivo-conductual Bruno Fossati, especialista en adolescentes, adultos y parejas, advierte que «hay poco control de lo que pasa a puertas adentro, con las pantallas. No hay un monitoreo por parte de las familias como lo había en otras épocas». Esto deja entrever que lo que antes se asumía como protección, hoy puede ser descuido disfrazado de tranquilidad.

El gran peso que tienen las redes sociales es determinante en la salud mental de los jóvenes. La sobreexposición, las vidas perfectas y los estereotipos de cuerpos generan más competencia y una presión mayor sobre los adolescentes, que viven comparándose con los éxitos aparentes de los demás, midiendo su valor en «likes».

Es una realidad donde no hay tiempo para los procesos, solo para los resultados inmediatos, crueles e inalcanzables. Mientras tanto, el sistema, cada vez más saturado y costoso para quienes recurren al sector privado, llega tarde para abordar la problemática que padecen muchos. Sumado a la falta de prevención, esto deja a los adolescentes vulnerables.

El problema no es solo individual. Fossati explica que “hay un doble juego, por un lado, la presión sobre los hijos para tener una vida perfecta, por otro, la presión sobre los padres para ser perfectos”. Los padres, cada vez tienen menos foco, porque los cambios generacionales son tan grandes que los modelos de crianza anteriores no responden a las demandas actuales.

En esa dinámica, los jóvenes crecen sin desarrollar tolerancia a la frustración, sin herramientas emocionales para enfrentar las caídas inevitables de la vida, y los padres se encuentran cada vez más frustrados al no poder entender las circunstancias.

La doctora Ana Randelli, especialista en acupuntura, apunta que esta rama “(…) no reemplaza el tratamiento médico o psicológico, sino que lo acompaña. Más que una resistencia a las terapias tradicionales, existe hoy una mayor conciencia sobre la importancia de abordar la salud de manera integral, entendiendo que cuerpo y mente reaccionan a lo que nos sucede interna y externamente

Una generación que necesita más abrazos, más amor y conectar más con la naturaleza para contrarrestar el peso de tanta tecnología que abruma y aleja de la verdadera realidad. Aunque muchos la definen como la «generación de cristal», estamos lejos de eso.

Se necesita más escucha y más contención, sin minimizar las angustias, porque ese es el gran error de las generaciones anteriores, comparar, minimizar y desvalorizar los problemas. La vida no es la misma que hace 30 o 50 años, la salud mental ya no es un tabú, existe y cada vez nos toca más de cerca.

Por eso es importante que nos preguntemos como sociedad…¿En qué momento dejamos de escuchar?

3 Comments

  1. PREGUNTA NECESARIA E IMPRESCINDIBLE:: ¿hace cuantos años que la EDUCACION está en manos de los sindicatos? respuesta más de 40, NUnca aceptaron cambios en mejoras o reconversiones, ASI VAMOS, repiteiendo los dijo Mujica…. «hay que hacerlos mierdasÇ»

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Latest from Opinión

El tiempo pasa

Ambos polos políticos  se han erigido como líderes , en un conflicto de narrativas que ha