Ponete la celeste: las Pruebas Pisa y una ensalada de cosas que no tienen que ver con la educación

La semana pasada se lanzaron las pruebas Pisa de este año que se están aplicando en los centros de educación media del país.

¿Qué son las pruebas PISA?

Las pruebas Pisa son una evaluación estandarizada de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que se aplica a los estudiantes de 15 años en varios países del mundo. Es a los 15 años ya que cuando surgieron era el último año de la educación obligatoria en la mayoría de los países desarrollados.

Las pruebas son una de las tantas evaluaciones estandarizadas de las cuales participan nuestros estudiantes, Uruguay también participa de las pruebas Unesco para educación primaria, entre otras.

La evaluación que propone Pisa es para los estudiantes de 15 años, sin importar el grado en que se encuentren, no es una evaluación que mire lo curricular del país sino lo que son capaces de resolver los estudiantes en áreas como Lengua, Matemática y Ciencias. Se aplica sobre una muestra de estudiantes de cada país.

Uruguay participa desde principio de los 2000 de este tipo de evaluaciones que se hacen cada tres años.

No es una evaluación, como todas, que esté liberada de los debates sobre la pertinencia, la validez de los problemas que plantea, entre otras críticas que ha recibido. 

Lo cierto es que a partir de su uso bastante extendido en materia de sistemas educativos es un instrumento interesante para mirar que y como mejorar en materia de educación. 

Los cambios para peor.

Hasta este gobierno en Uruguay la participación en evaluaciones era sin consecuencias. Esto quiere decir que no se penalizaba o promovía a nadie en términos de trayectoria educativa o carrera docente por los resultados de las evaluaciones. Así sucede con las pruebas Unesco, con Aristas del Ineed y con las Pisa y con otras en las que participa el país.

Este gobierno instaló la evaluación con consecuencias en el caso de los títulos de formación docente, más allá de la habilitación de la carrera los egresados deberán rendir una prueba que determinará si tienen título universitario o no.

En el caso de las pruebas Pisa la administración ha tomado la decisión de promocionar “ponete la celeste” y dio la órden de que los estudiantes practiquen para las pruebas. Es una decisión inédita hasta el momento y que carece de fundamentación en la documentación oficial.

Cambiar el contexto de aplicación de una evaluación estandarizada no parece ser el mejor camino para que los resultados tengan que ver con los aprendizajes de los estudiantes. No solo eso, Pisa debía de aplicarse el año pasado y la OCDE en virtud de las dificultades de la pandemia decidió postergar para este año las pruebas.

Es decir que luego de dos años de pandemia, un desfasaje de la aplicación de las pruebas por la misma razón, las autoridades optan por cambiar el contexto de aplicación indicando practicar para las pruebas y “ponerse la celeste”. Si el contexto no ayuda a dimensionar lo que dirán las pruebas y de ello dan cuenta múltiples estudios a nivel del mundo sobre los efectos de la pandemia en materia de educación, el gobierno ayuda menos.

Las pruebas en estos 20 años nos dan información relevante sobre las capacidades de los estudiantes para resolver problemas. No dicen que estamos bien en la región, consistentemente con otras evaluaciones que comparan países, aunque también indican que en el mundo estamos a mitad de tabla. También nos dicen que la desigualdad en las capacidades para resolver problemas son importantes, también indican que quienes asisten a la educación privada, a pesar de tener ingresos superiores al promedio de la OCDE tienen peores resultados.

Los resultados dan cuenta de una estabilidad importante en términos de las capacidades de los estudiantes de 15 años y eso lo hace después de un período donde se incorporaron a la educación media aquellos que no estaban participando. Uruguay después de incluir a casi todos sus jóvenes en educación media, aquellos que no asistían comienzan a hacerlo y por tanto participan de la evaluación y el país mantiene sus resultados. Cada quien valorará si esto es buena o mala noticia.

Intentando alguna explicación.

Parece quedar claro que la cuestión nacional no es parte de los fundamentos de estas decisiones. Tema que no solamente sería noble sino necesario en una nación que habita un país con su viabilidad cuestionada desde sus inicios y que determinados fenómenos contemporáneos, como la transición demográfica, el avance en biotecnología o la economía internacional pone en cuestión.

El estímulo y los cambios a las formas en como se aplica la prueba después de dos años de pandemia y de aplazar un año la aplicación de las pruebas, se parece más a un gobierno desesperado por los números que a alguna razón técnica que no logró ser explicitada.

Es cierto que estamos frente a un gobierno que no tiene números para mostrar porque si los muestra le va mal. Aumentó la cantidad de estudiantes por grupo, aumentó la repetición en primaria, hay menos niños en tres años, hay menos jóvenes en bachillerato. Hay menos salario, hay menos presupuesto. No es relato, son los números de esta gestión.

Una gestión que ha mostrado números en el parlamento de dudosa consistencia técnica y que salvo por el blindaje de los grandes medios sería un escándalo. A esto se debe sumar la dudosa inversión de 100 mil dólares en comprarles camisetas a la Asociación Uruguaya de Fútbol. Un cóctel complicado de competencia en el ranking, evaluación educativa y fútbol hasta ahora no conocido por la ciudadanía. 

Parece ser que ponerse la celeste es un manotazo de una gestión bastante mala que pasa a poner la responsabilidad en los y las estudiantes de decisiones que son de los adultos. A todas luces un error más de un gobierno que no tiene proyecto de país y solo puede apelar a la celeste.

Pablo Caggiani

Maestro, directivo de Ineed y exconsejero del CEIP

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