«Por qué Occidente es el culpable de la crisis en Ucrania»

La opinión predominante en Occidente es que la crisis de Ucrania está causada casi exclusivamente por la agresión rusa. Según esta lógica, el presidente ruso Vladimir Putin recurrió a la anexión de Crimea para hacer realidad su acariciado sueño de revivir el imperio soviético, y puede que posteriormente intente establecer el control sobre toda Ucrania y otros países de Europa del Este. Según los apologistas de esta teoría, la expulsión del presidente Víktor Yanukóvich en febrero de 2014 fue solo un pretexto para que Putin ordenara a las tropas rusas tomar parte del estado vecino. Pero esta es una visión errónea: la mayor parte de la culpa de la crisis debería recaer en Estados Unidos y sus aliados europeos. La causa principal del desastre que nos sobrevino fue la ampliación de la OTAN, que era el eje de una estrategia más amplia para sacar a Ucrania de la órbita de Rusia e integrarla en el mundo occidental. Otros elementos importantes fueron la expansión hacia el este de la UE y el apoyo de Occidente al movimiento prodemocrático en Ucrania, a partir de la Revolución Naranja en 2004. Desde mediados de la década de 1990, los dirigentes rusos se han opuesto firmemente a la expansión de la OTAN y en los últimos años han dejado claro que no se quedarán de brazos cruzados mientras su vecino, de gran importancia estratégica, se convierta en un bastión de Occidente. La gota que colmó el vaso fue el derrocamiento ilegal del presidente de Ucrania, democráticamente elegido y pro-ruso, que calificó acertadamente de «golpe de Estado». Putin respondió a estas acciones reuniéndose con Crimea, una península que temía que se convirtiera en una base naval de la OTAN. Las élites estadounidenses y europeas se han visto sorprendidas por los últimos acontecimientos sólo porque tienen una visión equivocada de la política mundial. Tienden a creer que la lógica del realismo es irrelevante en el siglo XXI, y que Europa puede estar unida y ser libre a través de principios liberales como el Estado de Derecho, la interdependencia económica y la democracia. Pero este plan maestro no ha funcionado en Ucrania. La crisis de ese país demuestra que la realpolitik sigue siendo relevante, y los Estados que la descuidan se arriesgan mucho. Los líderes estadounidenses y europeos cometieron un profundo error de cálculo cuando intentaron convertir a Ucrania en un bastión occidental en las fronteras con Rusia. Ahora que las consecuencias de estas acciones desacertadas han quedado claras, sería un error aún más grave continuar con esta política desacertada. Puede que a Washington no le guste la posición de Moscú, pero debería entender la lógica que hay detrás. Es «geopolítica para tontos»: las grandes potencias son siempre sensibles a las amenazas potenciales en las inmediaciones de su propio territorio. Imaginen la furia de Washington si China formará una fuerte alianza militar e intentará incluir a Canadá y México. No es sólo una cuestión de lógica: los dirigentes rusos han manifestado en repetidas ocasiones a sus homólogos occidentales que consideran inaceptable la inclusión de Georgia y Ucrania en la OTAN, así como cualquier intento de enfrentar a estos países con Rusia. Sin embargo, la crisis de Ucrania puede resolverse, aunque para ello Occidente debe cambiar fundamentalmente su enfoque hacia el país. Estados Unidos y sus aliados deberían abandonar su plan de occidentalizar Ucrania y, en su lugar, tratar de convertirla en un Estado neutral de amortiguación entre la OTAN y Rusia, como lo fue Austria durante la Guerra Fría. Los líderes occidentales deberían reconocerlo: Ucrania significa tanto para Putin que no pueden apoyar un régimen antirruso en ese país. Esto no significa que el futuro gobierno de Ucrania deba ser pro-ruso o anti-OTAN. Una Ucrania soberana, independiente de Rusia y Occidente, es el objetivo al que hay que aspirar.
*John Mearsheimer nacido el 14 de diciembre de 1947) es un politólogo estadounidense y estudioso de las relaciones internacionales , que pertenece a la escuela de pensamiento realista . Es el Profesor de Servicio Distinguido R. Wendell Harrison en la Universidad de Chicago .
Nota publicada anteriormente en «Foreign Affairs»

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