Preocupa racismo religioso más que feriados

Sobre el proyecto de ley llamado: “Festividades de las Minorías Religiosas”, el término “minorías” para referirse a la pluralidad religiosa o espiritual de los pueblos, es antidemocrático, lenguaje que habla desde la superioridad. Instamos al uso de conceptos no jerarquizantes a la hora de situar lo diverso. Definirnos en relación al paradigma imperante reafirma desigualdades.

Si se refieren a índices numéricos, las llamadas minorías, sumadas, posiblemente sean muchas más que las mayorías. Y son números que ignoran, porque no han querido censar los cultos. El Estado uruguayo desconoce oficialmente esos dígitos y dan por cierto lo socialmente impuesto o extraído de encuestas mínimas, en una normalizada discriminación hacia lo que no es eurocéntrico e ideológicamente dominante. Es también negligencia y omisión de deberes estatales dar por ciertas “mayorías” que el imaginario percibe como preponderantes, de “católicos” que muchas veces no conocen una iglesia por dentro. Porque si es “a ojo”, miremos la multitudinaria fiesta de Iemanjá Orixá africana en las aguas naturales de todo el país los dos de febrero, y resulta incomparable.

Es peligroso que el Poder Legislativo se base en presunciones y en jerarquías culturales para legislar. Parten de una concepción subjetiva de lo social y pasan por encima de las diferencias que enriquecen al ser público de una sociedad que nunca es monoforme, aspira a la inclusión, y no quiere ser arrinconada en la categorización desvalorizante de “minorías”. No hay culturas mejores, peores ni minoritarias sino distintas. Decir lo contrario es útil a teorías de supremacías raciales.

Las comunidades religiosas de matriz afro e indígena, somos perseguidas hace siglos por la procedencia étnico racial de nuestra fe ancestral. Ritos de “negros” e “indios” son destinados a la subalternidad en sociedades occidentalizadas desde el inicio de las instituciones. Hemos presentado denuncias de todo tipo y las autoridades no cumplen su deber a la hora de salvaguardar nuestros derechos humanos. Otras discusiones son estériles en tanto no se contemplen seriamente los desesperados reclamos, y no se tome en cuenta el racismo religioso creciente.

Estudiaríamos un proyecto que cuestionara los feriados católicos impuestos, y que al menos pusiera en discusión injusticias sociales legendarias.

El Gobierno ignora todo sobre la dimensión espiritual de la población. Confundió laicidad con comodidad y dejó de lado las creencias. Olvidó también que A LA HORA DE GARANTIZAR DERECHOS EL ESTADO DEBE TENER ESTADÍSTICAS y no las procura por negligencia. Hace mucho pedimos que el censo nacional incluya la variable religiones del Uruguay y nada.

Enviamos informe alternativo al Comité para la Eliminación de la Discriminación de Naciones Unidas – CERD, expresando esto y situaciones de abusos endémicos contra creencias de matriz afro. Hay interrupción de sesiones por denuncias falsas, vandalización sin investigar, dificultades de acceso a la justicia, acoso aumentado en frecuencia y agresividad hacia ceremonias y fieles, procedimientos municipales prepotentes y violencias varias. La gente se muda o cierra el templo. Ojalá nuestros problemas se arreglaran con feriados.

Casi el 90% de la ciudadanía profesa alguna forma de confesión religiosa; entonces, para garantizar la libertad de cultos consagrada en la Constitución, es imprescindible saber de quiénes y cuántos estamos hablando. No es coherente asumir supuestos a la hora de legislar. Las políticas discriminatorias colonialistas cristiano católicas, siempre han sido parte de sistemas de opresión a lo sagrado afroindígena; silenciamiento al tambor, cuestionamiento a las ofrendas, a la incorporación de espíritus, sacralización de alimentos y contra todo lo que pertenece a nuestras tradiciones, sin respeto por la ancestralidad y raíces milenarias. 

Revisemos los términos, porque lesionan nuestra dignidad religiosa afirmando conceptos menoscabantes, como lo “minoritario” sin nombre y sin identidad. No apoyaremos ningún proyecto que no interpele feriados racistas como los que existen. Es imprescindible para la democracia que se visualice seriamente el tema de la diversidad religiosa consecuencia de la diversidad cultural, y lograr una Carta Magna que consagre la multiculturalidad y el antiracismo. El colonialismo ideológico persiste. Estos proyectos que perpetúan feriados discriminatorios son una muestra.

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