Recuerdos Inolvidables – Olvidos Imperdonables

La semana pasada hizo el 38 años del regreso a Uruguay junto a mi padre. Momento largamente añorado en los años del exilio. Algunos prefirieron recordarlo con convocatoria partidaria, que Wilson pidió que no se hiciera. No me invitaron. No es una mera grosería personal que uno tiene el deber de dejar pasar. Es memoria histórica. La semana que viene, harán 43 años del Golpe.

No hay día en que no se hagan presentes los recuerdos del exilio. Desde el regreso el 16 de junio de 1984, lo que ha ido cambiando es la valoración que de ellos voy procesando. Tantos momentos trágicos, llegaron a hacerme creer que había tenido una vida trágica. Y no fue así. Cuando la tragedia es inevitable hay que lograr que todo el dolor no haya sido en vano. Ese es el deber de la memoria.

Tuvieron que pasar años, sin dejar de dolerme las cosas tristes, pudiera valorar la vida rica en experiencias, vivencias… que no eran normales para alguien tan joven. La amistad con figuras que son parte de la Historia del siglo XX. Me parecía normal, o no podía aquilatar su importancia.

Y la solidaridad, siempre presente en los momentos en que todo parece perdido. La misma noche del golpe, una mano uniformada (sargento Grasso) toma por el brazo a mi padre, cuando abandona el Palacio. Ese instante pudo haber sido trágico. El viejo se da vuelta rápidamente. Se miran a los ojos y el le dice “Wilson, mi casa es modesta pero ahí no le van a ir a buscar«. Emociona solo recordarlo. 

Wilson había pronunciado su despedida que año a año, los medios masivos siguen pasando. Antes de que comenzara a hacer uso de la palabra, me llega una foto el entonces Capitán de Navío Oscar Lebel, sentado con enorme dignidad. Desde una venta colgaba un cartel que decía: “Soy el Capitán Lebel, Abajo la Dictadura”. Esperaba sereno que le detuvieran.

También tenía la carta de renunciadirigida a Bordaberry del Embajador Alfredo Bianchi.Había ganado un juicio en el Tribunal de lo Contencioso, contra la persecución Bordaberry.Apunto de partir como Embajador al Japón. Dejaba el “cargo con el que el Poder Ejecutivo y el Senado de la República, actuando según la Constitución ,me han honrado. Una cosa es representar un régimen democrático representativo y otra, distinta , una dictadura.” 

Le llevo foto y carta mientras ya en su banca preparaba sus palabras de despedida. Las miró… clavó sus ojos en los míos y me dijo “Juancito, ¿ves? No todo está perdido?”Como olvidar ese momento, aun sin darme cuenta lo trascendente que era para un joven de 19 años ser testigo privilegiado de todo aquello. Era el comienzo de la resistencia, que tuvo, en el regreso del exilio una episodio más, quizás el más épico. 

Este año estaré en Nueva Helvecia, ciudad natal de Leve, el 27, para inaugurar una calle con su nombre. El sábado 26, en el Comité El Galpón en Uruguay y Magallanes a las 11:00 compartiré muchos de estos recuerdos. 

Tras el Golpe, un tiempo, ellos se exiliaron en Buenos Aires y yo los visitaba, viviendo a en Montevideo. Me detenían de tanto en tanto, un par de días…Cuando les visitaba, al regreso: interrogatorio el Ins.Castiglioni. Me exilié en el 75.Intenté regresar: el 17 de mayo del 76. Estuve esa noche con Toba y Zelmar, horas antes del secuestro. Con Papá logramos asilarnos en la Embajada de Austria y comenzaba un nuevo exilio, él en Londres, yo en EEUU.

La primer carta que mi padre le manda a mamá desde la Embajada, le pide que pase todos los días a las 11 por la puerta mirando hacia adelante. Eso le daba 24 horas de fuerza. Termina diciendo: “Por suerte, dentro de todo, Juan Raúl y yo estamos bastante bien. No han logrado contagiarnos de ea cosa horrible que es el odio”.

Se inicia una década de experiencias tremendas. Ese período culminó un 16 de junio, fecha que debimos celebrar todos, no solo los que fuimos presos (como yo), sino aún los que sienten la herencia de quienes arriesgaron todo para recibirnos. Esos son los olvidos imperdonables. No me invitaron. Si fuera solo una grosería, tengo el deber de no prestarle atención. Si es por razones políticas, en cambio debo de denunciarlo.

La semana pasada, celebré en la intimidad de mi memoria, aceptando requerimientos de prensa.Se han apropiado de un fecha cuyo significado no lograron captar. Recuerdan algo delo que no participaron. No recuerdo Gandini en el barco… Ni a muchos y muchas que recordaron fecha con derecho a veto. Importa pues, recordarlo como Wilson mismo pidió que se hiciera. Una “Jornada de Reencuentro” un día “ de unidad”. Eso no. 

La semana próxima en la fecha del golpe supongo yo que habrán mucho recuerdos, cuanto más amplios: mejor. Claro, no todos los integrantes del actual gobierno estaban del mismo lado del mostrador aquellos años.

La mañana del Golpe mi padre visita al General Seregni. Deciden dos cosas: 1) Luchar juntos contra la dictadura a punto parir. 2) pedir a Zelmar Michelini que viaje a Buenos Aires. El golpe se daba con el pretexto de que el Senado no había votado el desafuero del Senador Erro. Este se encontraba en Buenos Aires. Le den a Zelmar que le impida volver.

Sobre la Unidad anti dictatorial, ese mismo día, el Partido Colorado dijo que no. Su posición era “cada uno desde su trinchera, enfrentando un enemigo común.” Seregni y Wilson deciden seguir adelante en el esfuerzo común. El Prof. Pivel Devoto y el politólogo Oscar Botinelli, a quien entrevisté sobre ello,quedaron a cargo de redactar la proclama.

Zelmar, pasó por casa casi a mediodía para despedirse. Por eso no estaba presente en la célebre última sesión del Senado.

Hoy el Frente es oposición y Cabildo y el Partido Colorado están el gobierno.El Partido Nacional de hoy, amo es de aquellos días en que lo lideraba Wilson. En el exilio, Wilson no ocupó una sola tribuna foro internacional, conferencia de prensa o reportaje, que no comenzara exigiendo la libertad de Seregni. Le llamaba el “preso político emblemático en Uruguay”. Hoy ningún blanco puede hablar sin empezar agraviando al Frente. ¿No es esta una nueva forma imperdonable de olvido?

Cuando se acercaba la fecha del regreso que ponía fin al exilio, Wilson le manda a Seregni un libro. Primero de mi autoría, con una antología de propuestas de Wilson. El original está en la biblioteca del Legislativo. La dedicatoria dice “Al General Seregni, General del Pueblo, por lo tanto mi General, un abrazo de su amigo, Wilson.” Esto tiene algo que ver con el PN de hoy. También esto es un olvido imperdonable. 

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