El documento preparatorio para el Sínodo sobre la sinodalidad del próximo mes octubre, en el que por primera vez votarán las mujeres, pondrá sobre la mesa el acceso de hombres casados al sacerdocio, así como de mujeres al diaconado o las medidas que puede tomar la Iglesia para acoger mejor a las personas LGBTQ+». No es la primera vez que un Sínodo analiza cuestiones como celibato opcional o diaconado femenino. De hecho, estuvieron presentes en el anterior Sínodo de la Amazonia en 2019. Sin embargo, Francisco, en su exhortación ‘Querida Amazonia’ eludió la propuesta de ordenar hombres casados en zonas remotas de esta región en favor de fomentar vocaciones indígenas y reservó para las mujeres funciones que no requirieran el orden sagrado.
«¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunas áreas, la disciplina sobre el acceso al presbiterado por parte de hombres casados?», pregunta de nuevo el denominado ‘Instrumentum Laboris’ (herramienta de trabajo) del Sínodo de la Sinodalidad, en relación al celibato opcional.
En el texto, que no es un documento del Magisterio de la Iglesia ni una encuesta sociológica, también se deja claro que «la mayor parte de las asambleas continentales y las síntesis de numerosas conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado». «¿Cómo puede la Iglesia de nuestro tiempo cumplir mejor su misión mediante un mayor reconocimiento y promoción de la dignidad bautismal de las mujeres?», pregunta el documento, que incide en que las asambleas continentales llaman a reflexionar más profundamente sobre la realidad de «los fracasos relacionales», que son también fracasos estructurales que «afectan a la vida de las mujeres en la Iglesia».
«Las mujeres que participaron en la primera fase expresaron claramente un deseo: que la sociedad y la Iglesia sean un lugar de crecimiento, participación activa y sana pertenencia para todas las mujeres. Piden a la Iglesia que esté a su lado para acompañar y promover la realización de este deseo. En una Iglesia que quiere ser verdaderamente sinodal, estas cuestiones deben ser abordadas conjuntamente y deben construirse juntos respuestas concretas para un mayor reconocimiento de la dignidad bautismal de las mujeres y para la lucha contra todas las formas de discriminación y exclusión de las que son víctimas en la comunidad eclesial y en la sociedad», añade el ‘Instumentum Laboris’.
Por otro lado, menciona a menudo «a quienes no se sienten aceptados en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o las personas LGBTQ+».
«¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas? A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal ‘Amoris laetitia’, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?», expone el texto.
Esta guía, publicada por el Vaticano, es una síntesis del material recogido durante la fase de escucha del Sínodo, y en particular de los documentos finales de las asambleas continentales, y se presenta con el objetivo de impulsar el proceso y no de establecer una formulación o indicaciones operativas, metas u objetivos.