Una rendición de cuentas contra la educación

En Uruguay los presupuestos se elaboran para el quinquenio de gobierno y luego año a año se rinden cuentas y se ajustan las prioridades. Para la educación y nuestras generaciones más jóvenes hay malas noticias.

El mensaje del poder ejecutivo para esta rendición de cuentas prevé cero pesos de incremento para la Anep, la Universidad de la República y para la Universidad Tecnológica, es una vez más una rendición peleada con la educación.

Los pasados años han sido complejos para lo educativo, la pandemia afectó la normalidad de lo educativo, las políticas públicas han desprotegido a las infancias y las medidas de lo educativo han sido al menos tímidas para enfrentar la situación.

Diversos estudios e información dan cuenta del deterioro de las condiciones de vida de nuestros gurises. Aumento de la pobreza infantil, inseguridad alimentaria, aumento de la sensación de inseguridad, entre otros que dan cuenta de una situación compleja que ha tenido como respuesta del gobierno la negación y señalar que el problema es el “relato” de algunos actores.

Más recortes

En el caso de la Anep las cosas no son muy diferentes. Si miramos los pesos el recorte desde el comienzo del gobierno es de unos 130 millones de dólares en lo asignado y si miramos en lo efectivamente gastado el mismo supera los 200 millones de dólares. 

El gobierno ha insistido que esto tiene que ver con “gastar mejor” y así se producen los ahorros, aún cuando desde Eduy21 se había señalado la necesidad de 1 punto más del PBI para la educación para hacer los cambios que entendían necesarios. Esta administración llevó la inversión en educación de 4.9% del PBI a 4.5% del PBI. Nos atrasaron al 2016- 2017 en materia de inversión en educación.

Menos resultados

El fin del relato del gobierno con respecto a los temas educativos lo podemos ver en los resultados que se informan en la rendición de cuentas. La gran mayoría de las metas no se cumplen, las pocas que se cumplen lo hacen por razones bastante arbitrarias, es decir el gobierno empeoró los desafíos que tenía nuestra educación.

A la hora de mirar la cobertura, es decir la cantidad de estudiantes que hay en la educación, nuestro país tiene el desafío de incorporar mayor cantidad de niñas y niños de 3 años. Allí el gobierno cumple la meta de cobertura, 82% asisten, pero lo hace teniendo menos niños matriculados, es decir que es la baja de la natalidad y no las acciones lo que hace cumplir la meta.

En lo que respecta a asistencias, es decir la cantidad de días que los estudiantes efectivamente fueron a clase, las noticias tampoco son buenas. El promedio de días asistidos en 2022 sigue por debajo de los niveles pre pandemia. En inicial cae con respecto a 2019 de 144 días a 139 días, en primaria cae de 160 días a 152 días asistidos. En educación media sucede algo similar.

Aumenta la cantidad de niñas y niños con asistencia insuficiente, mientras en 2019 67% de niños asistían más de 140 días, en 2022 son el 52%. En primaria baja de 89% a 80%, en Educación media pasa de 86% a 82% o 77% según sea secundaria o utu.

Esto también se ve en materia de aprendizajes, el deterioro de las brechas en los niveles de logro aleja al gobierno de las metas. En síntesis, estamos peor.

Un gobierno inconsistente

La Anep presentó un mensaje donde pide 60 millones de dólares más, fundamentalmente para continuar con los cambios de programa, pero esos recursos solo son posibles de ser conseguidos a partir de redistribuir de otros organismos. El mensaje del Poder Ejecutivo otorga cero pesos a la Anep. No parece existir mucha coherencia en la política. A esto se debe sumar que no fue todo el CODICEN a la presentación del presupuesto, lo que se suma a la renuncia de la Inspectora Técnica de Inicial y Primaria y la destitución de la Directora General del mismo organismo hace unos meses. 

Un gobierno que en este caso sí hace agua.

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