Una triste canción de esperanza

El origen de las canciones: Diego Presa cuenta la historia de “Caballos”, una canción de descubrimiento, empatía y solidaridad.

Diego Presa, autor de canciones nacido en Montevideo en 1975. Voz y fundador de Buceo Invisible, también integra el astillero, Como solista ha editado tres discos hasta este momento: Diego Presa (Bizarro, 2012), Trece canciones (Bizarro, 2014) y Playa desierta (Bizarro, 2016).

“Caballos” pertenece a su segundo disco, y en ella trasmite, imágenes muy claras, muy vividas, escuchando la canción se puede ver ese campo triste, contenedor de vida que espera la muerte, se visualizan los caballos, con total inocencia, sin saber lo que realmente les espera. 

Una canción de ayuda desesperada, un deseo de libertad para animales y humanos, presos de una industria que exporta crueldad.

 Uruguay es país productor de carne equina para consumo humano, con destino exclusivo a exportación.

El motivo de por qué escribí la canción “Caballos”

“Caballos” está en el disco “13 canciones”, un disco solista, mi segundo disco solista, que tiene un arreglo muy austero, mi guitarra, voz y unos silbidos nomas, y una guitarra que tocó Nacho Duran. 

Y básicamente es una canción que surgió de unos viajes que tuve que hacer por motivos laborales, cerca de San Jacinto, a unas escuelas rurales, por ahí en los santorales en Canelones, un trabajo precioso que me tocó hacer, que fue dar clases de música en escuelas rurales.

Lo que pasaba era que bien temprano de mañana, yo iba en el auto por ruta 6, después agarraba la ruta 7 y veía siempre a mi izquierda, yendo para la escuela un campo bastante pelado, por lo general un barrial, donde había muchos caballos, y yo pasaba en el auto y veía esos caballos y esa extensión de tierra y me llamó siempre la atención.

Hasta que un día me enteré, que esos caballos, que después observe mejor, eran caballos viejos, flacos, algunos en mal estado, estaban ahí porque, ahí hay un frigorífico, de carne de caballos, yo no sabía que se industrializaba la carne de caballo aquí en uruguaya, es una carne que se exporta, y me quedo como muy marcada, esa imagen matinal, de la niebla, los primeros rayos de sol, y esos caballos deambulando en ese campo pelado, y barroso y a partir de ahí, surgió esta canción que es como una especie de sueño, del posible escape, del posible milagro, de esos caballos escapándose del campo, del frigorífico, y también de alguna manera, se extiende, o yo lo viví así cuando lo escribí, a todas esas situaciones de desahucio, en la cual parece que no hay ningún tipo de salida, para un destino oscuro y abrir siempre la grieta a la posibilidad de la luz.

Eso básicamente, lo que tiene que ver con caballos, pero también me hizo pensar, en las personas que trabajan en ese frigorífico, o en esos trabajos, es decir, los obreros del frigorífico, cumpliendo esas funciones, también como cierto sentido de solidaridad con las personas que trabajan ahí”.

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