Lo que era un secreto a voces se terminó de confirmar este viernes cuando Peñarol anunció la salida de su capitán Walter Gargano, luego de que la institución y el jugador rescindieran el vínculo contractual que los ataba.
De esta manera, el “Mota” pone fin a la historia que inició en 2017, año en el que arribó a Los Aromos procedente del Monterrey de México. Desde entonces, disputó un total de 154 partidos en los que anotó cuatro goles y dio 11 asistencias y, pese a ver 41 tarjetas amarillas, jamás vio la roja.
En el cuadro “Mirasol”, Gargano sumó un total de tres campeonatos uruguayos en los años 2017, 2018 y 2021, además de las Supercopas Uruguayas de los años 2018 y 2022.
Para poder acordar la salida del “Mota”, el jugador y la directiva de Peñarol debieron negociar la forma de pago del dinero que el club le adeuda al mediocampista. Tras resolver lo económico, el jugador firmó su finiquito, que le permite jugar con cualquier otro equipo.
El destino del «Mota»
El destino del ex jugador del Napoli de Italia está definido: Gargano se mudará de Los Aromos al Prado para ahora vestir la camisa de River Plate.
En el “Darsenero” el volante con un pasado importante por la selección uruguaya compartirá equipo con Maximiliano “Mono” Pereira. De hecho, la presencia del jugador con el que compartió camerino tanto en la “Celeste” como en Peñarol fue fundamental para la firma del contrato de una temporada con ele quipo “rojiblanco”.
En River compartirá equipo con otros jugadores con los que recientemente jugó en Peñarol, como es el caso del defensor Ezequiel Busquets y del delantero Hernán Rivero.
“El Club Atlético Peñarol informa que se llegó a un acuerdo para finalizar el vínculo con Walter Gargano. La institución agradece al “Mota”, guardando en el mejor de los recuerdos los momentos vividos juntos. ¡Gracias, Walter!”, escribió Peñarol en sus redes sociales y acompañó las palabras con un emotivo video que recordó el paso del sanducero por la institución “carbonera”.
Por un lado, Peñarol sólo tiene para agradecer a Gargano. Un futbolista que en la cancha siempre ha dejado todo por la casaca que viste. Por otra parte, 41 amonestaciones y ni una sola expulsión. Andááááá… Ahora se le termina el plus por ser jugador de cuadro grande. Se le acaban los insultos a los árbitros y las patadas de atrás sin que los árbitros (no todos obvio) se hagan los distraídos.
Ahora caja chica