El 31 de diciembre de 2024 marca el vencimiento del plazo para que los contribuyentes de IVA, incluidos aquellos que pertenecen al régimen de IVA mínimo, se incorporen al sistema de facturación electrónica en Uruguay. Esta medida forma parte de un proceso gradual iniciado en 2012, que ahora alcanza a todos los contribuyentes de este impuesto, con el objetivo de universalizar el uso de la factura electrónica en el país.
La Dirección General Impositiva (DGI) explicó que quienes aún no se han adaptado a la facturación electrónica deberán hacerlo antes de fin de año, ya que desde el 1 de enero de 2025 aquellos que no cumplan con esta obligación dejarán de poder emitir facturas en papel, aunque podrán utilizar documentos físicos por un mes adicional como periodo de transición.
¿Quiénes están obligados?
La normativa afecta a todos los contribuyentes de IVA, incluídos los pequeños empresarios del régimen de IVA mínimo. Sin embargo, existen excepciones: no están obligados los contribuyentes con actividades agropecuarias, aquellos con ingresos anuales inferiores a 4 millones de UI, los monotributistas, los exonerados de impuestos, excepto los de zona franca, y los contribuyentes de impuestos a la renta de no residentes.
La DGI ha detallado los pasos que deben seguir los contribuyentes obligados:
Contratar un proveedor de software de facturación electrónica.
Adquirir un certificado digital para asegurar la validez y seguridad de las transacciones.
Solicitar el acceso al sistema e-factura a través de la página web de la DGI.
Beneficios para las pequeñas empresas
El proceso de adaptación al sistema de facturación electrónica implica costos iniciales y mensuales por el software contratado. Sin embargo, la DGI ofrece un beneficio económico: a las pequeñas empresas se les acreditarán o deducirán 80 UI mensuales, lo que puede cubrir el costo de contratación del proveedor de software, facilitando la transición.
A partir del 1 de enero de 2025, los contribuyentes que no hayan adoptado la facturación electrónica deberán dejar de utilizar las facturas en papel, exceptuando un mes de transición. Aquellos que no se adapten a tiempo enfrentarán dificultades para cumplir con sus obligaciones fiscales, lo que podría generar inconvenientes tanto para ellos como para sus clientes.
La facturación electrónica busca modernizar y simplificar la gestión fiscal, reduciendo los costos operativos y promoviendo una mayor transparencia. Por ello, la DGI hace un llamado a los contribuyentes para que no dejen pasar el plazo y realicen los trámites necesarios a tiempo.