Dos años pasaron de la obtención de la Copa del Mundo de la categoría sub-20 disputada en Argentina, dónde el éxito del proyecto formativo tocó su punto máximo y muchos se ilusionaron con la idea de estar ante un futuro inmejorable para la selección mayor. Los logros recientes y una gran cantidad de jugadores que año a año asoman en este país, hacían creer que nuevas camadas repletas de talento y soluciones, aparecían en el radar de nuestro fútbol. Pero, de allí en adelante la situación a nivel resultados se desplomó por completo, donde varios factores tuvieron injerencia, como los cambios de entrenador y los bajos rendimientos de los futbolistas citados, lo que dio como resultado, tres eliminaciones durísimas en las categorías más destacadas, las cuales vamos a repasar:
Preolímpico sub-23 2024: Marcelo Bielsa tomó las riendas del seleccionado en el primer torneo disputado posteriormente de haber ganado el mundial, donde contó con una fuerte base de aquellos jugadores que brillaron en esa competición como Randall Rodríguez, Sebastián Boselli, Mateo Ponte, Anderson Duarte o Luciano Rodríguez y además se sumaron caras nuevas del calibre de Cristian Olivera, Tiago Palacios o Nicolás Marichal, quienes tenían un considerable recorrido en primera división. Aunque más allá de las figuras mencionadas y de tener como conductor al entrenador del seleccionado principal, la participación celeste fue decepcionante, tras obtener solamente 4 unidades en la primera fase, el combinado nacional no pudo ni siquiera acceder a la ronda final para pelear por un puesto en los Juegos Olímpicos de París. Campeones del mundo que no repitieron rendimientos y muchos que no estuvieron a la altura de lo que se esperaba, sumado a que el técnico que nunca pudo encontrar la oncena, culminó con un fracaso inesperado debido a la expectativa generada, para resultar en el primero de los duros golpes que iba a recibir el proceso juvenil.
Sudamericano sub-20 2025: Ya con Fabián Coito a la cabeza, debido a la salida de Marcelo Broli, y con un plantel repleto de virtudes como Gonzalo Petit, Joaquín Lavega, Juan Rodríguez, entre otros. A Uruguay le tocaba iniciar el camino a la defensa del título mundial, con una generación que parecía tener un techo alto, que había obtenido el Torneo de L’Alcúdia 2024 , y además, luego de haber dominado en la fase inicial, la competición ofrecía cinco cupos para seis participantes del hexagonal final, por lo cual la eliminación parecía imposible. Pero tras cosechar nada más que un punto en los seis encuentros de la ronda clasificatoria y quedar solamente por delante del anfitrión, el elenco charrúa fue el único eliminado de los seis equipos que quedaban en carrera. Un rendimiento estrepitoso y un traspié resonante que dejó en exposición el mal trabajo del entrenador, el cual fue despedido tras haber culminado su participación en el campeonato. Hoy, la futura generación, trabaja en una categoría sub-18, bajo las órdenes de Diego “Ruso” Pérez, a la espera de definir un nuevo cuerpo técnico.
Sudamericano sub-17 2025: He aquí el fracaso más reciente y el que terminó de confirmar la crisis en la que el proyecto formativo se ha hundido. Matías Alonso fue el elegido para encabezar el desafío, pero la situación se planteó similar a las anteriores mencionadas. Individualidades destacadas en sus respectivas categorías y equipos como Facundo Martínez ( MC Torque), Nicolás Azambuja (Danubio), Alan Torterolo (Defensor Sporting), Agustín Dos Santos (Nacional), Francisco Fernández (Peñarol), que no lograron exprimir su potencial, mostrando un bajísimo rendimiento colectivo, que desencadenó en una eliminación en primera fase, luego de dos empates y dos derrotas (una de ellas frente a Bolivia).
Y de este modo, otro proceso que se quedó huérfano de entrenador, y actualmente dirige de manera interina Ignacio González en la sub-16, buscando establecer un nuevo plantel. De esta manera y tras haber repasado y analizado cada situación, queda claro que debe existir un mea culpa de parte de la Asociación Uruguaya de Fútbol y de Jorge Giordano, director de Selecciones Nacionales y quien más injerencia tiene sobre todas las categorías juveniles. Pues, las elecciones y decisiones tomadas, han sido en su mayoría equívocas, teniendo repercusión en cortar procesos y dejar a muchas promesas de nuestro fútbol sin la oportunidad de disputar torneos claves para su desarrollo, experiencia y aprendizaje, algo clave en las prioridades a la altura de esas instancias. Porque si bien, no solo importan los resultados, la falta de coherencia a la hora de seguir una línea o modelo de trabajo que enlace desde la sub-13 al seleccionado mayor, implica coartar el crecimiento de las recientes y nuevas apariciones, limitando su participación en el combinado principal (algo que ya se puede notar) y manchando el enorme prestigio histórico del Uruguay en las categorías más jóvenes. En una tierra donde la fabricación de talentos siempre es emergente, no se debe desaprovechar ni descuidar su formación, en un trabajo que va de abajo hacia arriba.