El partido de la Segunda División en el que Cerro le ganaba por 2-0 a La Luz en el Tróccoli, y que fue suspendido a los 77’ por incidentes, cuando se produjo la expulsión de Edgar Martínez de la Luz, por agresión a un rival, y en su camino al vestuario fue agredido por un particular. Martínez se dirigía al vestuario y cayó a la cancha una petaca de vidrio que el jugador le entregó al árbitro. Cuando retomó el camino para ingresar a la manga, una persona apostada allí con una campera del equipo local lo agredió. Allí se agrandó el lío, un hincha trepó el alambrado y se metió a la cancha, empujó a otro futbolista de La Luz para rápidamente retornar donde estaban los hinchas.
Al día siguiente, Alfredo Jaureguiverry, presidente de Cerro analizó lo sucedido: “En un partido no puede pasar lo que pasó, con una agresión de un jugador. Ahí es donde, en el Tróccoli o en cualquier cancha del mundo, se traslada a todos lados. Esas son cosas individuales, esa no es la hinchada. Son problemas personales». ¿Quién agredió al jugador de La Luz? Jaureguiverry confirmó que no fue el jefe de seguridad de Cerro, pero añadió que «la persona que salta no se quien es. No agrede, lo empuja y el jugador, sobre la pista que hay agua, patina. Si el jugador hubiese empujado tampoco era una agresión. Un empujón es un empujón y un golpe de puño es un golpe de puño. El jugador de La Luz pegado puño cerrado, no empuja. Hay muchas cosas que las están trabajando los abogados porque no solo se inicia con el tema del jugador nuestro, empieza porque otro jugador hace otra cosa, sabe perfectamente lo que hizo desde el calentamiento contra la hinchada. Hay filmaciones y se tiene que ver todo lo que hace con las manos. Se toca los genitales cuando va saliendo».
Finalmente el presidente de Cerro hizo una defensa de su club: “En Cerro todas las peleas son profesionales, en las demás cancha son amateurs y siempre la culpa es de Cerro. Le buscamos la vuelta para que Cerro esté en el tapete. Sin embargo, hay líos diez veces peores de los que han pasado acá, los líos bravos son los de Cerro».
