En la provincia de Henan, específicamente en la ciudad de Luoyang, se encuentra el área escénica de las Grutas de Longmen, uno de los tres tesoros más famosos del arte rupestre de China donde se resguardan miles de estatuas de Buda Sakyamuni junto a sus discípulos. Por su parte, la UNESCO, las declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2000, como reconocimiento a su inmenso valor histórico, cultural y espiritual. El Gobierno de la República Popular de China, le otorgó la calificación 5 A como centro turístico de alta calidad.
Con 2.354 cuevas y nichos, más de 2.800 inscripciones en estelas, 70 pagodas y 110.000 estatuas sobre las montañas, estas grutas fueron construidas durante 400 años desde la Dinastía Wei del Norte en el año 493 d.C. En julio de 2022, se realizó la última restauración en el lugar, la cual duró 7 meses y fue necesaria para reparar filtraciones de agua, ya que éstas amenazaban la existencia de las reliquias culturales de la gruta, al igual que fue necesario reforzar las rocas de uno de sus templos. Dos años más tarde, se hicieron nuevos descubrimientos arqueológicos donde se logró desenterrar 80 tallas de piedra y algunos componentes arquitectónicos.
Un viaje espiritual a través de la piedra
Situadas a lo largo de los acantilados de piedra caliza que rodean el río Yi, las Grutas de Longmen representan una de las obras maestras más impresionantes del arte budista. Su construcción comenzó en el año 493 d.C., durante el reinado del emperador Xiaowen de la dinastía Wei del Norte, quien trasladó la capital a Luoyang. Inspirado por el fervor budista de la época, ordenó la excavación de santuarios en los acantilados de Longmen, marcando el inicio de un proyecto monumental que se extendería durante más de cuarenta años.
Durante las dinastías Sui, Tang y Song, el sitio continuó creciendo en tamaño y sofisticación, con el apoyo de emperadores, aristócratas, monjes y devotos que veían en estas esculturas una forma de ganar méritos espirituales y dejar un legado duradero. Cabe mencionar que estas grutas no siempre tuvieron el mismo nombre; antes de la Dinastía Sui, el lugar era llamado “Yique”, debido al transcurso del río Yi entre las montañas. Quien cambió su nombre a Longmen, fue el emperador Yang de la Dinastía Sui. Cuenta la historia, que al llegar al lugar observó desde lo más alto y parecía una “Puerta de Dragón”, por lo cual, decidió hacer el cambio de nombre que se mantiene hasta hoy.
Las Grutas de Longmen, fueron construida por nobles y altos funcionarios que acompañaron a los emperadores durante las diferentes dinastías, plasmando en ellas sus votos religiosos y aspiraciones sociales, reflejando el fervor espiritual, la estructura de poder y las creencias de su tiempo. Con el apoyo de la élite gobernante, la excavación de estatuas adquirió una escala sin precedentes, estableciendo las bases estéticas y técnicas que definirían a Longmen.
El florecimiento artístico de Longmen alcanzó su cúspide durante la Dinastía Tang (618–907), una era de gran estabilidad, apertura y esplendor cultural. Bajo este contexto, el budismo gozó de un apoyo estatal renovado y la talla de estatuas en Longmen resurgió aportando cerca de dos tercios de las esculturas que podemos observar hoy en día.
Después de la Dinastía Tang, Longmen entró en un prolongado declive, ya que, durante los siglos siguientes, desde las Cinco Dinastías hasta las dinastías Ming y Qing, la actividad escultórica fue esporádica y de baja calidad. Las guerras, el abandono y los saqueos, especialmente durante la Guerra del Opio, dañaron severamente las grutas, con destrucción de estatuas y borrado de importantes inscripciones.
Sin embargo, a partir de la liberación de Luoyang en 1948, comenzó una nueva etapa de recuperación gracias al esfuerzo del gobierno y diversos especialistas e investigadores, las grutas han sido restauradas y protegidas, convirtiéndose en Patrimonio de la Humanidad y símbolo del patrimonio cultural chino.

El arte budista en su máxima expresión
Más allá de su valor estético, las Grutas de Longmen constituyen una fuente invaluable para el estudio de la historia, la religión, la sociedad y la vida cotidiana de la antigua China. Las inscripciones talladas en las paredes de las grutas documentan donaciones, rituales y acontecimientos históricos, revelando aspectos sociales, políticos y económicos de las dinastías que dejaron su huella en el sitio. Las esculturas mismas, con sus estilos artísticos cambiantes, reflejan la evolución del pensamiento budista y de la identidad cultural china a lo largo de los siglos.
Dentro de la cueva central de Binyang, se encuentra la cueva de los Diez Mil Budas, la cual fue construida en el primer año del reinado de Yonglong de la Dinastía Tang por el emperador Gaozong, la emperatriz Wu Zetian y sus hijos. Su nombre se debe a los 15.000 pequeños Budas que están cuidadosamente dispuestos y tallados en las paredes norte y sur de la cueva. Las estatuas incluyen un Buda, dos discípulos, dos Bodhisattvas, dos reyes celestiales, dos hombres fuertes y dos leones.
En el caso de la Cueva del Loto, fue excavada en una cueva kárstica natural y recibió su nombre a raíz de una enorme flor de loto tallada en alto relieve en el techo de la cueva durante el período Xiaochang de la dinastía Wei del Norte. En la pared principal de la cueva están tallados un Buda, dos discípulos y dos Bodhisattvas. La estatua principal es una estatua de pie de Sakyamuni, que viste una sotana de mangas anchas con pliegues simples y claros. Esta es la estatua más grande de Sakyamuni predicando en las Grutas de Longmen.
El Templo Fengxian, anteriormente conocido como el Gran Santuario de la Estatua de Vairocana, es el grupo de esculturas más grande y artísticamente más sofisticado del lugar. Esta cueva fue excavada durante el reinado del emperador Gaozong de Tang y completada en el segundo año de Shangyuan (675 d.C). Es el nicho es considerado la obra más representativa del arte escultórico de la dinastía Tang. En este caso, se cuenta con nueve grandes estatuas en total, incluyendo un Buda, dos discípulos, dos Bodhisattvas, dos Reyes Celestiales y dos Guerreros Vajra.
El Buda principal es el Buda Vairocana, el cual mide casi 18 metros de altura, con una cabeza de 4 metros y orejas de 2 metros de largo. Este grupo de estatuas es una obra representativa del arte escultórico de la dinastía Tang, alcanzando la cima del arte budista durante esta dinastía, encarnando el poderoso poder material y espiritual del imperio, formó un modelo para el arte budista oriental y el arte de la talla de piedra.
Por último, la Cueva de la Prescripción, recibe su nombre de las numerosas prescripciones de la Dinastía Tang talladas en las paredes laterales de su entrada. Aquí, se puede observar un Buda, dos discípulos y dos Bodhisattvas construidos dentro de la misma, al igual que dos hombres fuertes a ambos lados por fuera de la cueva. El Buda principal tiene una cara ligeramente cuadrada y una expresión solemne. Las cinco estatuas tienen torsos rígidos, cuellos cortos y gruesos y cuerpos robustos. Se trata de un estilo de transición en el arte de la elaboración de estatuas que pasó de la “imagen esbelta y clara” de la dinastía Wei del Norte a la “imagen regordeta y fuerte” de la dinastía Tang.
Visitar las Grutas de Longmen es una experiencia que trasciende lo meramente visual; es adentrarse en un universo espiritual tallado en piedra, donde cada rostro esculpido cuenta una historia, los gestos expresa una emoción y cada inscripción guarda una enseñanza.